Pedro Sánchez ha decidido esperar a la vuelta de vacaciones para convocar al líder de la oposición a una reunión en el Palacio de la Moncloa el miércoles 2 de septiembre. La última vez que Pablo Casado visitó el complejo gubernamental fue hace más de seis meses, el 18 de febrero. Después, cuando el líder de la oposición amagó por primera vez con votar en contra de prorrogar más el estado de alarma, el presidente del Gobierno le llamó por teléfono. Fue el 4 de mayo y no han vuelto a intercambiar ni una sola palabra en privado. 

El Gobierno encara el comienzo del curso confiado con que va a sacar adelante el material más grueso del año, el que le permitiría aguantar toda la legislatura sin adelantar elecciones. El equipo de Moncloa que trabaja para el Ejecutivo ya ha adelantado que Sánchez pedirá a Casado que le preste los 89 votos que tiene en el Congreso para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. El Gobierno lo presentaría ante la ciudadanía como una alianza excepcional imprescindible para superar tiempos excepcionales.

En el calendario gubernamental no solo está presentar las cuentas públicas de 2021 en el mes de septiembre. Sánchez también va a proponer al líder de los conservadores abordar juntos la renovación de cargos de altas instituciones del Estado, como el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, el Defensor del Pueblo y RTVE. Sin el apoyo del PP es imposible sacar adelante estos cambios por las amplísimas mayorías que exige la Constitución: tres quintos (210 votos).

El líder de la oposición acudirá a la cita con el presidente, pero no está dispuesto a arrimar los votos de su grupo parlamentario para apuntalar un Gobierno que considera que está "superado por las circunstancias". El entorno de Casado asegura que su intención es tratar con el jefe del Ejecutivo qué medidas se deben poner en marcha de manera urgente para amortiguar el durísimo golpe de la pandemia por todos los frentes: el sanitario, el económico y el judicial. 

Cambios legislativos

Los presidentes autonómicos del PP ya han dejado clara su posición de que no recurrirán al estado de alarma a la carta que les ha ofrecido Sánchez. En su nombre hablará Casado con el presidente del Gobierno y le animará a presentar en el Congreso de los Diputados los cambios legislativos que sean necesarios en las leyes ordinarias para confinar sin que sea necesario declarar un estado de excepcionalidad. 

Casado lleva meses estudiando y analizando con sus asesores todos los caminos que pueden abrirse en la legislación ordinaria para preparar al país para otro escenario de descontrol de la pandemia. El presidente del PP ofrecerá otra vez a Sánchez reformar la Ley General de Salud Pública, una normativa creada en el año 1986. Si el Ejecutivo se compromete a tramitarlo por la vía de urgencia, todas las administraciones pueden tener a su disposición en 15 días herramientas más ágiles y efectivas para confinar si hiciera falta. 

El Partido Popular también presentará al Gobierno una modificación en la Ley de Jurisdicción Contencioso-administrativa para que sean los tribunales superiores de justicia autonómicos y el Tribunal Supremo las autoridades que den el visto bueno definitivo a las resoluciones que pudieran adoptar en este sentido los gobiernos autonómicos y descargar así de esa responsabilidad a los jueces ordinarios sobre los que hoy recae este peso. 

Sin comunicación

En este largo paréntesis en el que el jefe del Ejecutivo y el líder de la oposición han mantenido todas las vías de comunicación cerradas, España ha salido de un estado de alarma y ya está sumergida en segunda oleada de rebrotes, Bruselas ha inyectado 140.000 millones de euros del fondo de recuperación europeo y hasta el rey Juan Carlos ha abandonado el país.   

El equipo de Pablo Casado se ha quejado constantemente de la falta de respeto del Ejecutivo hacia el líder de la oposición, que votó a favor de los tres primeros estados de alarma y de reales decretos tan importantes como el ingreso mínimo vital y el de nueva normalidad. Sin recibir siquiera una llamada antes de Moncloa. 

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