“Es una horterada”, “una chapuza”, “un destrozo”, “un pecado”... Son algunos de los calificativos que muestran el rechazo de los vecinos ante las obras de peatonalización de la plaza del Ayuntamiento de Valencia, corazón de la ciudad.

El consistorio, gobernado en coalición por Compromís y PSOE, ha escogido 200 maceteros para darle un nuevo aspecto a la plaza principal de la tercerca capital de España, elegida el pasado mes de septiembre como Capital Mundial del Diseño para el año 2022.

Las críticas al alcalde, Joan Ribó, por el rediseño de la plaza no sólo han llegado desde la oposición. En fuentes vecinales aseguran que los maceteros “parecen alcantarillas”, “son horribles”, “recuerdan a las tuberías del Mario Bros”, y señalan que no imaginan algo parecido en Madrid con la Puerta de Sol o en Barcelona con la Plaza de Cataluña.

Reforma de la plaza del Ayuntamiento de Valencia

También la asociación de Comerciantes del Centro Histórico ha tildado los bloques de hormigón de “horrorosos” y ha cargado contra el Ayuntamiento por su “falta de diálogo y consenso”. Los maceteros verdiblancos descansan directamente sobre asfalto en un entorno de edificios de valor histórico.   

Ante esta indignación colectiva, los promotores de la candidatura World Design Capital Valencia 2022 han tenido que salir al paso de las críticas con un comunicado en el que se afirma que han escuchado las voces vecinales que reclaman “una mayor sensibilidad y diseño en nuestras ciudades”. Además, dicen haber trasladado al Gobierno valenciano su “predisposición para trabajar juntos desde el diseño”.

“Ya hemos intercambiado opiniones con los responsables oportunos y las vías de comunicación siguen abiertas con varias concejalías para generar protocolos que permitan al sector del diseño, arquitectura o interiorismo poder formar parte en esas decisiones”, aseveran los promotores en un comunicado.

700.000 euros

La reforma de la plaza del Ayuntamiento ha sido discutida por numerosos factores: por la elección del mobiliario urbano, por realizarse a espaldas de los ciudadanos durante el estado de alarma, por la remodelación de las líneas de la EMT (Empresa Municipal de Transportes de Valencia) que comporta y por su excesivo coste para lo que es. El presupuesto total alcanza los 700.000 euros si se suman los dos contratos adjudicados por la EMT y el reasfaltado.

Por otro lado, las 200 macetas han costado unos mil euros cada una. Tienen distintos tamaños, se reparten a lo largo de la plaza del Ayuntamiento y se completan con bolardos y otro tipo de barreras, delimitando la zona para viandantes del carril bus.

La polémica por el proyecto de remodelación de la plaza del Ayuntamiento de Valencia no le llega al alcalde en su mejor momento. Joan Ribó ha sido duramente criticado por algunas de sus decisiones desde que comenzó la crisis del coronavirus.

La semana pasada, este diario publicó que el Ayuntamiento de Valencia prohibía a los funcionarios de Servicios Sociales dar información o hacer declaraciones a medios de comunicación en un momento en el que se está cuestionando la gestión pública de la pandemia por parte de los responsables locales y autonómicos. El PP valenciano denunció que se trataba de una maniobra de “censura”.

El pasado mes de abril, el Ayuntamiento de Valencia escogió para dirigir la jefatura de Educación a una funcionaria que en su currículum destacaba haber sido “concejal del PSOE de 2011 a 2015”. El nombramiento se produjo a propuesta de una compañera de partido, y se llevó a cabo de forma extraordinaria, en plena crisis del coronavirus y pese a la oposición de los sindicatos.

Además, el pasado mes de marzo, Joan Ribó también fue objeto de críticas tras reunir a 2.000 ancianos en una paella multitudinaria cuando ya la epidemia del coronavirus estaba en marcha.

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