Pedro Sánchez no ha sido elegido presidente del Gobierno en la víspera de Reyes, pero los magos no le traerán carbón sino, previsiblemente, la investidura el martes gracias al apoyo de Unidas Podemos y el PNV, entre otros, y la imprescindible abstención de ERC y EH Bildu.

El debate de investidura iniciado este sábado ha terminado a mediodía de este domingo con la votación, pública y por llamamiento, en la que cada diputado expresó en voz alta su voto. El candidato socialista necesitaba la mayoría absoluta del Congreso, 176 votos, pero se quedó lejos de esa cifra, por lo que tendrá que someterse a una nueva votación en 48 horas, según indica la Constitución. 

Sánchez ha logrado 166 votos, uno menos del previsto. La diputad de En Comú Podem, Aina Vidal, no estaba en el pleno. Su grupo explicó que se encuentra enferma y no le dio tiempo a registrar su solicitud de voto telemático, pero que el martes espera estar en el hemiciclo. 165 diputados votaron en contra y 18 se abstuvieron. 

Durante el debate, los distintos grupos han reafirmado sus posiciones. Todos salvo la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, que anunció por sorpresa el sábado su voto en contra desobedeciendo a la dirección de su partido, que había decidido la abstención. Así, la investidura el martes, en su votación definitiva, se prevé muy ajustada.

En principio, el martes 167 diputados votarán sí: PSOE, Unidas Podemos, PNV, Más País, Compromís, Nueva Canarias, BNG, Teruel Existe. Otros 165 votarán no: PP, Vox, Ciudadanos, Junts per Catalunya, CUP, UPN, Foro Asturias, PRC y Coalición Canaria. Otros 13 han anunciado que se abstendrán: ERC y EH Bildu. 

Arrimadas busca un "valiente"

Con unos números tan ajustados, bastaría con que dos diputados del sí se abstuvieran o ausentaran o uno del sí pasase al no para que se produjese un empate y la investidura de Sánchez decayese. Sería la tercera investidura fallida del presidente del Gobierno y es lo que trató de promover la diputada de Ciudadanos, Inés Arrimadas, al pedir "un valiente" que impida la conformación del nuevo Ejecutivo

El intercambio con el PP fue durísimo y las formas y contundencia de Pablo Casado presagian una oposición sin cuartel contra Sánchez. "Este Gobierno será su epitafio político", le auguró tras advertirle de que si comete la más mínima ilegalidad, el PP tratará de deponerlo como hizo con el president de la Generalitat, Quim Torra, a través de un recurso ante la Junta Electoral Central (JEC). 

Mientras, Pablo Iglesias osciló entre el tono vicepresidencial (está llamado a ser el vicepresidente segundo) y las tesis de su partido. Así, defendió el patriotismo y la ley y al mismo tiempo la existencia de "exiliados" y personas presas por sus ideas, como Oriol Junqueras, al que agradeció sus profundas convicciones y su trabajo en favor del acuerdo. 

Alto voltaje con Eh Bildu

El domingo, la jornada empezó con alto voltaje a las 9:00 horas, pero ni media hora después ya habían saltado todos los fusibles. La intervención de Mertxe Aizpurua, portavoz de EH Bildu, que por primera vez tiene grupo propio en la Cámara, encendió a las bancadas de la derecha. 

En su discurso, Aizpurua criticó los "más de 6 injustos años de prisión" de Arnaldo Otegi, pidió el fin de la dispersión de presos de ETA, "una anacronía improcedente con la situación que se vive en Euskal Herria, es además una injusticia de crueldad extrema", y acusó a la derecha de querer "causar miedo, terror y alarma".

Los diputados de PP, Vox y Ciudadanos se revolvieron en sus escaños, empezando por el propio Casado, que gesticuló y acabó reclamando a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que no permitiese ese tipo de intervenciones. "Lo más escandaloso es que el candidato a la presidencia del Gobierno no ha defendido ni a la Constitución, ni al Rey de España ni a las víctimas del terrorismo", clamó, poniendo a su bancada en pie. 

Batet recordó que "la libertad de expresión es uno de los fundamentos de nuestra Constitución y el pluralismo político uno de los valores superiores del ordenamiento jurídico". Pero el candidato socialista apenas respondió a Aizpurua más allá de decir que sus proyectos son diferentes y recordar la importancia del proyecto europeo. 

Después, la bronca siguió entre el diputado de UPN, Sergio Sayas, que ejerció de portavoz de PP y Ciudadanos, con los que acudió en coalición a las elecciones generales, para afearle a Sánchez sus "tragaderas" a la hora de aceptar apoyos o abstenciones de partidos en contra de España. 

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