En el PSOE están los oficialistas, los resignados y los que, en privado, expresan amargas críticas sobre Pedro Sánchez y su estrategia acerca de la investidura. Los oficialistas mantienen un escrupuloso silencio, salvo algunas filtraciones a algunos medios concretos, y argumentan que la discreción es clave para el éxito de las negociaciones. Y, sin embargo, no pueden controlar las fugas, a veces especulativas, que pueblan los medios. Sobre la investidura, quienes más están comunicando son los partidos en cuyas manos Sánchez ha puesto su destino: Unidas Podemos y, en menor medida, ERC. 

Los resignados se concentran, los que pueden, en sus tareas en autonomías o alcaldías, esperando acontecimientos o épocas futuros. Los verdaderamente críticos suelen ser detractores de Sánchez desde antes de este proceso de investidura, y cuidan sus apariciones públicas. El objetivo es bien no enmendar directamente la plana al líder del PSOE o hacerlo de manera vistosa pero sin que sus declaraciones los comprometan a lanzar una ofensiva o reclamar explicaciones en los órganos del partido. 

Los matices no ocultan una verdad que ninguno de los tres grupos cuestiona: el líder del PSOE y presidente del Gobierno tiene un margen enorme, casi inédito en el partido, para decidir en solitario, acompañado por un núcleo de confianza cada vez más restringido, el rumbo y cómo afrontar las negociaciones con ERC. "El partido está anestesiado. Podemos decir lo que queramos. El que manda es él", reconoce uno de estos dirigentes.

"El primero que no quiere elecciones es Pedro. Hará lo que tenga que hacer", explican fuentes de una federación con un barón crítico con Sánchez. "Está dispuesto a casi todo, como ya ha demostrado", añaden. Se refieren a la metamorfosis sufrida tras su paso por las urnas, que lo llevó a la coalición con Unidas Podemos y la dependencia de ERC de la que abjuró en campaña porque no quería ser presidente a cualquier precio. 

En ese sentido, los argumentarios del PSOE duran muy poco. Algunos han caducado incluso aunque fueron puestos en circulación después del día de las elecciones. Lo mismo le pasa a otros partidos. 

El cambio de ERC

ERC ha pasado de ofrecer una abstención gratuita en julio y en septiembre a esgrimir un rosario de condiciones que incluyen una relación bilateral, reuniones antes de la investidura, una negociación fuera del marco de la Constitución y que concluya con una votación.

Page cuestiona las exigencias de ERC

Eso ha soliviantado a más de un socialista. El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page avisó este lunes de que el PSOE no puede comprometerse con las condiciones planteadas por ERC, porque "afectan a todos los españoles" y "traspasan al PSOE". "No podemos comprometernos con cuestiones que van más allá de la función al Gobierno", dijo en una entrevista en Al Rojo Vivo, de La Sexta. En este punto, ha insistido en que "lo que plantea ERC no depende ni de un Gobierno con mayoría absoluta ni de un partido".

"Si lo que pretenden los que dicen ser nación es ser Estado yo estaré enfrente", dijo por su parte la líder del PSOE andaluz, Susana Díaz. La baronesa combinó esa advertencia con el recordatorio de que los andaluces se consideran una "realidad nacional" en su Estatuto. "La tranquilidad de los socialistas andaluces es que el presidente del Gobierno tiene muy claro que el marco es la Constitución y la unidad de España", según ella. 

En cualquier caso, la negociación con ERC podría dilatarse más y, dependiendo de la situación política en Cataluña, en precampaña de cara a unas elecciones autonómicas, los planes de Sánchez de someterse a una investidura exprés en diciembre, aprovechando las primeras fechas disponibles en el calendario, podrían tener que esperar. 

Hay dirigentes que creen que unas nuevas elecciones marcarían el final de Sánchez y que, por el contrario, una investidura probablemente le asegure cuatro años de mandato, especialmente si va ligada a la aprobación rápida de unos nuevos Presupuestos. Si Cristóbal Montoro, el exministro de Hacienda, ha demostrado algo, es que con unas mismas cuentas públicas el país puede funcionar e, incluso, crecer. En ese sentido, si Sánchez es investido y logra unos Presupuestos, éstos podrían estar ya diseñados para durar más allá de un ejercicio y poder soportar así la falta de acuerdos, avanzada la legislatura, para renovarla. 

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