De nuevo, segundas elecciones. Hasta hace tres años, parecía ciencia ficción, porque nunca antes se habían repetido las elecciones a pesar de que está previsto en la Constitución. Pero, si ya se han repetido las elecciones dos veces en tres años, ¿qué impediría la innovación de repetirlas una tercera?

Empieza la cuenta atrás para las elecciones generales.

PSOE y PP han sugerido en los últimos meses cambios legales para evitar la situación. El objetivo es evitar lo que ahora es posible: que se establezca una mayoría de bloqueo pero no una mayoría en torno a un candidato. Lo sabe bien Mariano Rajoy, que acabó siendo investido tras la repetición con la abstención de buena parte del PSOE, un partido roto en dos. Lo sabe bien Pedro Sánchez, que sólo sumó un voto a los 123 escaños que le dieron las urnas: el del Partido Regionalista de Cantabria (PRC). Fue el candidato propuesto por el Rey, pero no tenía los votos necesarios. 

"Hay que buscar alguna reforma constitucional del artículo 99 de la Constitución que no permita que sean tan fáciles estos bloqueos y que los hombres y mujeres sientan que los sistemas funcionan y que se pueda salir de estos bloqueos de forma razonable", dijo en julio la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, que además está a cargo de las Relaciones con las Cortes y es profesora de Derecho Constitucional.

Por su parte, el líder del PP, Pablo Casado, pidió estudiar un sistema de prima de diputados para que el partido con más escaños tenga una mayor comodidad para lograr la mayoría simple (más síes que noes) que exige la Constitución en la segunda votación de investidura. Estas son las opciones:

1. Prima de diputados al más votado

El PP mira a Grecia. Kyriakos Mitsotakis, el candidato de Nueva Democracia, partido hermano del PP español, logró casi el 40% de los votos, ocho puntos más que Alexis Tsipras, de Syriza. El Parlamento tiene 300 escaños, pero 50 de ellos son un bonus, un premio al partido más votado diseñado para favorecer la estabilidad. Así, Nueva Democracia obtuvo 158 diputados (mayoría absoluta) frente a los 86 de Tsipras, primer ministro saliente. Dos días después, se anunció la composición del Gobierno. En dos días, Grecia votó y presentó a sus ministros.  

El líder del PP, Pablo Casado, ha propuesto un sistema similar para España. La Constitución establece en su artículo que el Congreso puede tener entre 300 y 400 diputados. Actualmente, la Cámara Baja está compuesta por 350. Según Casado, podría aplicarse una prima de 50 diputados al partido más votado en España, algo que resolvería la situación actual. 

La sugerencia de Casado tiene una virtud importante. Para reformar la Constitución hace falta un gran consenso. Cambiar un solo artículo puede desatar múltiples peticiones para tocar otros. Por otra parte, basta con que 35 diputados pidan un referéndum sobre cualquier modificación, aunque se trate de una coma, para que la consulta tenga que convocarse. Para otorgar la prima, según Casado, podría bastar con cambiar otras leyes al margen de la Carta Magna que requieran un menor consenso. Uno de los contras de esa reforma, que afectaría a las reglas de juego de la democracia, es que muchos partidos no estarían de acuerdo, especialmente los nacionalistas. Ciudadanos y Unidas Podemos tampoco la ven con buenos ojos. 

2. Impedir el voto en contra

En el País Vasco, los grupos parlamentarios pueden proponer a varios candidatos a la investidura. "Si ninguno de los candidatos o candidatas alcanzara la mayoría absoluta, se repetirá la votación en el plazo de 24 horas y será elegido o elegida lehendakari el que de entre ellos obtenga el mayor número de votos", dice el artículo 165.5 del reglamento. La votación es pública y por llamamiento (cada diputado dice en voz alta a quién vota) y no se puede decir "no". "Al ser llamados para la votación pública nominal, responderán con el nombre de uno de los candidatos, o bien declararán que se abstienen", dice el reglamento. 

Ese es el modelo que convence más al PSOE. Aunque no hay ninguna propuesta formal ni puede haberla hasta después de que un candidato sea elegido, fuentes socialistas aseguran que sería interesante explorar esta vía. Eso sí, requeriría una reforma del artículo 99 de la Constitución que especifica que el candidato que no obtenga la mayoría absoluta deberá obtener la simple. Es decir, más síes que noes. Para impedir el voto en contra hay que cambiar el requisito constitucional de "mayoría simple".

"La situación que vivimos nos obliga a pensar", explicaban en julio fuentes socialistas a este periódico, que creen que podría establecerse un procedimiento que primero determinase quiénes podrían proponer un candidato. La fórmula podría incluir un escrito firmado por un número mínimo de diputados o dejarlo en manos de los grupos parlamentarios constituidos. Podría permitirse que los dos candidatos con más apoyos pasasen a la segunda votación, en caso de que ninguno obtuviera la mayoría absoluta, y eliminar el voto en contra para impedir un bloqueo. 

"Eso obligaría a redefinir el papel del Rey, que es quien ahora propone. Pero su papel ahora ya no es discrecional sino que responde a la realidad política tras unas consultas que podrían seguir celebrándose" con el monarca como moderador. 

En Asturias, el sistema funciona de forma similar a lo que se esboza en el PSOE. El artículo 3.5 de la Ley del Presidente permite a los grupos presentar a votación a cuantos candidatos sean propuestos (por un mínimo de cinco diputados cada uno), pero a diferencia de en el País Vasco, sólo dos pasan a la segunda ronda. En esa, no se puede votar que no. Si hay empate, dos meses después de la primera votación se repiten las elecciones. 

3. Dos meses para negociar, pero sin repetición

Castilla-La Mancha también ofrece una regulación que evita la repetición electoral. Es idéntica a la de muchas otras comunidades autónomas y a la de la investidura del presidente del Gobierno. El presidente del Parlamento remite el nombre de un candidato al pleno, que debe otorgarle la mayoría absoluta o, si no, la simple. 

Después, si nadie es elegido, se abre un plazo de dos meses para seguir negociando y celebrando nuevas sesiones de investidura. "Si en ninguna de ellas se llegara, en el plazo de dos meses, a alcanzar la mayoría simple, quedará automáticamente designado el candidato del partido que tenga mayor número de escaños", dice el artículo 14.5 de su estatuto de autonomía. Así, no se repiten las elecciones. 

4. La doble vuelta

Esbozado por algunos partidos en el pasado, establecer un sistema de doble vuelta evitaría la repetición electoral, pero transformaría por completo la naturaleza del sistema español y la función del Parlamento, probablemente obligando a celebrar dos elecciones, legislativas y presidenciales, como muchos otros países de la Unión Europea. 

El cambio tiene fuertes contraindicaciones y no contaría con un amplio consenso. En la democracia española, partidos pequeños y, en especial, de corte nacionalista, han sido fundamentales tanto para la investidura como para el impulso de medidas de sucesivos presidentes. El sistema español da una importancia decisiva al Parlamento en la investidura y absoluta igualdad a todos los escaños, algo que cambiaría para siempre si se acomete una reforma así. 

5. Copiar el sistema de los Ayuntamientos

Prácticamente todos los Ayuntamientos se constituyeron el mismo día, eligiendo a su alcalde sin largas negociaciones. No pudieron demorarse porque el tiempo está tasado. La legislación indica que, a falta de una mayoría absoluta en torno a cualquiera de los ediles elegidos, quedará automáticamente proclamado el cabeza de lista del partido que haya obtenido más votos. 

Ligar la elección del alcalde a la jornada de constitución del consistorio es una espada de Damocles pero también evita la dilación posible en la investidura del presidente del Gobierno, cuyo primer paso, la convocatoria del primer pleno que pone en marcha el reloj hacia las elecciones, no tiene un plazo asignado. Pero, sobre todo, evita la repetición electoral por cuanto soluciona el mismo día dos de los trámites clave: la constitución y la elección del gobernante.

La reforma de los plazos, independientemente de que se cambie el sistema de votación, podría no evitar la repetición de elecciones en España, pero al menos ahorraría mucho tiempo. 

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