Ramón Borrajo Domarco (Baños de Molgas, 1949) lleva cincuenta años llenando teatros por toda España. Es conocido popularmente como Moncho por su faceta de actor cómico, aunque también es pintor y poeta. No en vano, se confiesa admirador de Quevedo: "Es mi modelo maravilloso al que nunca llegaré, pero me identifico con su estilo mordaz. Tampoco tengo la pluma de Góngora, aunque soy maricón -ríe-".

Su última rima, muy comentada en redes sociales, es un poema dedicado a Pedro Sánchez: Tocándose el coto en Doñana. En ella, critica al presidente del Gobierno en funciones por permanecer de vacaciones mientras los ciudadanos canarios sufrían las consecuencias del devastador incendio. Aunque finalmente viajó a Canarias, lo hizo cuando el fuego ya estaba controlado -en fase de estabilización-.

- ¿Qué opinión le merece Pedro Sánchez

- Mi abuelo y mi padre eran verdaderos socialistas, él no es socialista. Es un personaje que no me interesa, no me da seguridad política y no me gustan sus pactos con los independentistas.

- ¿Sería capaz de improvisar algo sobre el presidente para EL ESPAÑOL?

- Con toda la tranquilidad del mundo -medita cinco segundos y comienza a recitar-.

Oh señor, líbranos pues

de tanta belleza unida

que volando de alegría

hacia Canarias se va.

Un presto gobernador

que tanta belleza emana

y que va relegando a España

hasta dejarla en un rincón.

Don Pedro, por favor,

cuide el perro de su casa

y deje a España en paz

para ver lo que nos pasa.

El polifacético y experimentado artista es gallego de nacimiento, pero lleva más de treinta años viviendo en Tenerife. "Llevo muchos años en Canarias y sé lo doloroso que está siendo para todos aquí. Tenemos derecho a decir que se deje de tomar el sol y, como presidente en funciones, venga cuando toca. Si el incendio hubiera sido en Cataluña o País Vasco, Sánchez habría perdido el culo por ir a ganar unos pocos votos".

Pese a ser uno de los cómicos con más trayectoria de España y llenar los teatros ahí donde actúa, denuncia que está vetado en las televisiones: "Yo soy el ejemplo de que la censura existe en España, soy el gran silenciado de este país. Llevo cincuenta años en el mundo del espectáculo llenando teatros y nunca he estado en los premios Max, por ejemplo. Ha habido lugares en los que no he podido actuar porque le caía mal al concejal de cultura. Y ahora, no me llaman más para ir a televisión". 

- ¿Por qué cree que ya no se le invita a los platós?

- ¿Usted entiende que un señor que lleva tanto tiempo en el mundo del humor no aparezca en televisión? Hay algo que ha molestado siempre de mi persona, y es que me he metido con todos. En mis cincuenta años de trabajo, he sido siempre una persona en contra del poder establecido, fuera quien fuera. Y no lo entienden. Pepito Grillo tiene que estar para decirle las verdades a Pinocho. 

- ¿Alguna vez se ha replanteado si le merece la pena expresar sus opiniones en redes sociales?

- Yo soy un rebelde por naturaleza, me gusta ir a contracorriente. Mi papel es ser una mosca cojonera y hacer pensar a la gente mediante el humor. Todo aquel que discrepa con lo que se considera la verdad oficial, es llamado facha. Es curioso que se me tache a mí de eso porque yo he conocido a Santiago Carrillo y a Dolores Ibárruri. También recibí un premio del señor Fraga en Galicia. 

- ¿Es usted un Willy Toledo de derechas?

- Si fuera de derechas lo diría con orgullo, pero no lo soy. Willy Toledo no tiene nada que ver conmigo. Yo soy cristiano y no necesito ofender a nadie para salir en los periódicos.

Su pluma apunta al poder

- Me decía antes que a usted le gusta meterse con el poder, independientemente de quien lo ostente. Sin embargo, últimamente ha centrado sus ataques en Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, exponentes de la izquierda española.

- Yo no les doy caña porque sí, les doy caña cuando meten la pata. Tienen el poder y se tienen que exponer a eso. Con Pablo Iglesias he sido muy crítico porque a mí me intentaron vender el comunismo hace muchos años, no me lo pueden volver a vender. De todos modos, yo he criticado a Aznar, a Rajoy, a Zapatero...".

- ¿Siente que un cómico tiene dificultades para que sus opiniones sean tomadas en serio?

- A mí una vez un señor me dijo que todos los cómicos salen de la barra de los bares. Y yo le dije que sí, pero que en las universidades también hay bar.

Moncho Borrajo es mucho más que un cómico. Como escritor y dramaturgo, el artista gallego de 70 años ha cultivado muy diversos géneros desde la introspección. Ha escrito memorias, cuentos, ensayos, obras de teatro e incluso novelas homoeróticas. "Aunque yo he escrito muchos géneros, me preocupa principalmente el tema social. Siempre he sido muy comprometido con lo social, por algo me pegaban los grises en su época -ríe-".

Moncho Borrajo firmando su obra "Escolma do humorismo gráfico". M.B.

Uno de los temas que más impregna su obra -hasta hacerse casi omnipresente- es la homosexualidad: "Yo lo he pasado muy mal por ser homosexual. A mí me intentaron violar en una comisaría. Y, sin embargo, no voy al Día del Orgullo. Yo soy de los que está orgulloso todo el año. Además, no me gustan los carnavales".

Esa falta de complejos a la hora de hablar sobre su propia vida la extrapola a cualquier otro tema. "Hay que decir las cosas como se sienten y ser coherente. La izquierda española tiene muy poca correa, no aguantan la más mínima. Hablas de Pedro Sánchez y parece que hablas de su padre y de su madre", opina.

Conforme la entrevista se acerca a su final, la prosa se torna en verso. Es el alma del poeta, que no descansa. "Tengo mucha capacidad de improvisación", adelanta. Si se le pone a prueba, no defrauda. Compone un poema hablando de EL ESPAÑOL y lo recita en cuestión de segundos: 

En los tiempos que corremos

no hace falta ya papel

para decir las verdades

como se escribían en él.

No hay que ser de derechas ni de izquierdas

ni preso ni carcelario

no hay que ser de bandera ni trapillo

hay que ser, sencillamente, un español con sentido.

Si quieres vivir con libertad

y si lees El Español

lo harás en un diario

sin papel y con honor.

- ¿Cómo le gustaría cerrar la entrevista?

Si, por algún casual, 

los lectores han disfrutado conmigo,

no olviden que soy payaso

y no estoy en el olvido.