"En España, el ascenso de la extrema derecha se originó a partir de divisiones internas y luchas de poder dentro del conservador Partido Popular (PP)". Con estas palabras, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, niega en un artículo publicado en The Washington Post, que el independentismo tenga algo que ver con el auge de Vox, que consiguió 24 escaños en las elecciones generales del pasado 28-A.

Para Torra, "la extrema derecha sentía que estaba bien representada por el PP de José María Aznar", pero todo cambió en la etapa de Mariano Rajoy al frente de los populares, que "condujo a la separación de los líderes y a la creación de partidos como Vox".

El presidente catalán asegura que el movimiento independentista de Cataluña se ha intensificado desde 2010, momento en el que, según dice, "el Tribunal Constitucional y los partidos españoles socavaron la ley principal que rige Cataluña, que había sido aprobada por un pueblo catalán en un referéndum vinculante en 2006". Se refiere al Estatuto que se votó ese año. Del 48,8% que fue a votar, lo respaldó el 73,9%.

Este episodio, junto a "los escándalos de corrupción que envolvieron al PP" y los "agresivos golpes contra el Estatuto y la voluntad de autodeterminación de los catalanes", ha provocado, según Torra, la presencia de Vox en el Congreso de los Diputados.

Torra también se refiere a los movimientos de extrema derecha que han surgido en varios países de la Unión Europea para desvincular al nacionalismo catalán del auge del partido de Santiago Abascal. En este sentido, acusa a los diferentes gobiernos españoles de "legitimar la idea de que la unidad de España es más importante que el respeto por la democracia y la justicia".

Sin reacción de España

"Los partidos políticos españoles han decidido señalar al movimiento de independencia como el culpable de todas las desgracias de España para absolverse de cualquier responsabilidad por su pobre historial y gestión", añade el presidente catalán. Además, culpa a "los partidos que han gobernado España" de someter a Cataluña a una falta perturbadora de inversión pública" y de discriminar a los catalanes.

El presidente de la Generalitat también defiende que "si España hubiera reaccionado democráticamente a las demandas pacíficas de los catalanes, el extremismo de derecha de España no habría tenido el respaldo del sistema político al defender sus ideas radicales y antidemocráticas".

Torra finaliza su artículo con una advertencia y una petición al Gobierno español: "Cataluña seguirá avanzando para obtener reconocimiento por su derecho a la libre determinación a través de la paz y la democracia. Esperamos que España esté a la altura de las circunstancias y dé una respuesta democrática del siglo XXI: que los catalanes deberían poder decidir sobre su futuro político a través de un referéndum".

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