La desigualdad de salarios entre mujeres y hombres supone una sangría para la economía española. La percepción de menores pensiones por parte de las mujeres jubiladas repercute sobre su capacidad de consumo y sobre el conjunto de nuestra economía. Un impacto que en 2018 fue de 26.900 millones de euros, lo que representa un 2,2% del PIB español.

Esta cifra corresponde al Valor Añadido Bruto (VAB) derivado de una reducción de la capacidad de consumo de las mujeres pensionistas, que perciben menores pensiones que los hombres.

Además de la merma de poder adquisitivo, esta situación provoca una menor recaudación fiscal por parte de la Agencia Tributaria. Lo que se traduce en una pérdida de ingresos de 2.422 millones de euros en IRPF  (2,2% del total ingresado) y 2.884 millones en IVA (2,2% de lo ingresado). Cantidades que dejaron de recaudarse en 2018 por la inexistencia de esta potencial actividad económica.

Esta situación ha provocado que se dejaran de crear 414.600 puestos de trabajo, equivalentes al 2,1% del total de los ocupados en España ese año.

La plataforma ClosinGap, integrada por Merck, Mapfre, Vodafone, Repsol, Meliá Hotels Internacional, L’Oréal España, Mahou San Miguel y Solán de Cabras, BMW, Inditex, PwC y Bankia, ha presentado estos datos en su informe "Coste de oportunidad de la brecha de género en las pensiones".

El informe también recoge que, hoy día, el sistema público de pensiones gasta menos recursos en mujeres: el gasto en pensiones para ellas es casi 24.500 millones de euros inferior al de los hombres, a pesar de que las mujeres suponen el 48,4% del total de pensionistas (4,2 millones) y perciben el 51,6% de las pensiones, al recibir más de un tipo de pensión con mayor frecuencia que los hombres.

Diferencias de hasta 450 euros en la cuantía de las pensiones

De este modo, aunque la brecha se ha reducido en las nuevas altas, la pensión pública promedio de una mujer, incluyendo todas las contributivas, es de 740,2 euros, frente a los 1.162,3 euros percibidos de media por los hombres. Esta diferencia de 422,2 euros se amplía hasta los 450,1 euros en el caso de las pensiones de jubilación.

Según indica el informe, la trayectoria laboral de las mujeres es uno de los principales determinantes de la menor cuantía percibida. Dicha trayectoria desemboca, por un lado, en lagunas de cotización por maternidad y cuidados de los hijos; y, por otro, en lagunas de cotización por desempleo de larga duración.

Combinadas o por separado dan lugar, en último término, a pensiones por jubilación de menor cuantía que las percibidas por los hombres. En el caso de las lagunas derivadas de la interrupción de la carrera laboral por maternidad, el impacto sobre la pensión pública por jubilación es mayor cuanto más alto sea el nivel educativo completado por la mujer trabajadora y cuanto más se dilate el periodo de interrupción.

De este modo, la pensión contributiva recibida por una mujer con nivel educativo bajo (ha completado la ESO) que decida coger una excedencia para el cuidado de un hijo durante 3 años, así como un periodo de interrupción laboral para crianza de 9 años (que coincide con el momento en el que su hijo cumpla 12 años), será un 10% menor a la que hubiera recibido si no hubiese interrumpido su carrera. Con dos hijos (y, por lo tanto, un mayor periodo de interrupción), la pensión por jubilación sería un 11,9% menor. En el caso de mujeres con nivel de cualificación alto, la pensión se vería reducida en un 14,8% y 18,4%, respectivamente.

Mayor desempleo femenino de larga duración

Por otro lado, el mayor desempleo de larga duración entre las mujeres es el causante de las lagunas de cotización en este ámbito. Así, según el informe, en 2018 el 11,3% de las mujeres de entre 35 y 44 años habría generado lagunas de cotización por desempleo con motivo de la crisis económica, pero solo un 1,7% podría completarlas voluntariamente para su jubilación a partir de 2019. En el caso de los hombres, se encontraban en dicha situación el 8,6% del total.

Durante la presentación del informe, Marieta Jiménez, presidenta de ClosinGap, ha señalado que "estos datos demuestran el largo camino que queda aún por recorrer para alcanzar una igualdad plena entre hombres y mujeres en todas las etapas de la vida, pero especialmente en el último tramo, el de mayor vulnerabilidad".

Antonio Huertas, presidente de Mapfre, entidad impulsora de este informe, ha declarado que "todas las brechas de género son inaceptables, pero la de las pensiones es especialmente lesiva para las mujeres, porque su longevidad y sus necesidades de atención a la salud son aún mayores. Se trata de una desigualdad que se va corrigiendo pero, por justicia individual, este proceso ha de acelerarse y, por necesidad colectiva derivada de su impacto en la economía, necesitamos que así sea".

El estudio de ClosinGap destaca que el coste de la dependencia crece desde los 5.000 euros al año -cuando la persona tiene entre 65 y 69 años- hasta casi los 20.000 euros cuando supera los 80 años de edad. El hecho de que las mujeres vivan más años pero con peor salud, como señalaba el primero de los informes del clúster, unido a las pensiones de menor cuantía que reciben, supone que el coste económico de los cuidados de la dependencia de las mujeres de 85 años y más representa 2,4 veces el importe medio de su pensión pública por jubilación, mientras que en los hombres apenas excede en 1,4 veces.

Noticias relacionadas