"Siento frustración" y "mucha rabia". El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha confesado este miércoles que lloró al conocer la muerte de María José Carrasco, la enferma de esclerosis múltiple en estado terminal que esperó la ley de eutanasia hasta que, al constatar que no llegaría, se quitó la vida asistida por su marido, Ángel Hernández. 

"Se me saltó una lágrima", ha dicho Sánchez en una entrevista concedida a La Sexta. El jefe del Ejecutivo recordó que, si en España no hay una ley de eutanasia en vigor, es porque el Congreso no tramitó la propuesta socialista, presentada en mayo del año pasado, en la que María José Carrasco y Ángel Hernández tenían depositadas sus esperanzas de poner fin al sufrimiento sin arriesgarse a reproches penales.

PP y Ciudadanos prorrogaron el plazo para presentar enmiendas hasta en 19 ocasiones, según lamenta el PSOE. Las "triquiñuelas" parlamentarias de PP y Ciudadanos son algo "digno del mayor de los reproches", según el jefe del Ejecutivo. Con una ley en vigor, "el caso de María José y Ángel no se hubiera producido". ha dicho. 

"Si queremos la dignidad a la hora de vivir, también la dignidad a la hora de morir", ha pedido. "El buen morir tiene que ser reconocido en nuestro país", ha reivindicado. Sería algo para "casos muy tasados, muy específicos", para enfermedades incurables o graves y que causen un gran sufrimiento al paciente.

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