Susana Díaz quería una campaña "con acento andaluz". No está claro que lo consiga por la situación del país y el alto interés que suscitan las elecciones autonómicas del 2 de diciembre. Pero por ella no quedará. Este lunes se han conocido las previsiones de actos de Pedro Sánchez, Pablo Casado y Albert Rivera en la campaña andaluza. Pedro Sánchez tan solo tiene dos mítines previstos, los dos junto a Díaz: este domingo, 18 de noviembre, en Chiclana (Cádiz), y el 26 en Marbella (Málaga).

El contraste con Casado es abrumador. De los 15 días de campaña, el líder del PP se pasará 11 en Andalucía, compartirá cuatro grandes mítines con el candidato de su partido, Juanma Moreno, y visitará las ocho provincias andaluzas. En total, el PP calcula que su líder participará en 45 actos y recorrerá 9.363 kilómetros para que su partido obtenga los mejores resultados. Si la agenda de Casado ha hecho que merezca el calificativo de "hiperactivo" para sus colaboradores y los periodistas que lo siguen, las dos apariciones de Sánchez dan pie a pensar que, en este caso, se ha impuesto el lema de Díaz. 

"Casado no es el presidente del Gobierno y Sánchez tiene una agenda institucional y viajes al extranjero", explican desde el PSOE andaluz para explicar la escasa presencia del presidente. En plena campaña, Sánchez visitará Guatemala para una cumbre Iberoamericana, coincidiendo con el inicio de campaña. Después viajará a Cuba en el primer viaje de un presidente español a la isla en décadas y finalmente se perderá el cierre por la cumbre del G-20 en Argentina. No hay que descartar una cumbre europea extra por el Brexit, aunque la falta de acuerdo sobre la fórmula final puede hacer que se retrase. 

Cercanos a la fuerza

La química entre Sánchez y Díaz sigue sin recomponerse, pero ambos tratan de guardar las formas y aparentar incluso cercanía. Los dos se juegan mucho. A Sánchez le conviene que Díaz saque un buen resultado y mantenga la Junta de Andalucía, la comunidad más grande de España y principal bastión socialista. Perder la Junta para Díaz podría suponer, muy probablemente, su marcha de la primera línea de la política, algo que sucedería un año después de perder las primarias por el liderazgo de su partido.

La autonomía de Díaz para diseñar su campaña ha sido grande, ya que Sánchez se cuida mucho de imponer actos a la presidenta andaluza. En este caso, además, las abundantes citas internacionales de Sánchez, todas cumbres de alto nivel, sumado a la agenda institucional en Madrid permiten a ambos socialistas explicar que la agenda constriñe el número de actos. Con todo, ni en Sevilla ni en Madrid descartan algún acto más en los días que aún estén disponibles. 

La situación en Cataluña afecta directamente a las expectativas del PSOE, que en varias ocasiones ha reprochado a la oposición que quiera hablar de asuntos que en principio no conciernen a Andalucía. Existe la percepción de que el diálogo con la Generalitat resta votos en Andalucía, donde el sentimiento español es mucho más pronunciado.

La situación de Casado es distinta. Hay encuestas que pronostican un sorpasso de Ciudadanos y el líder del PP quiere volcarse en Andalucía para capitalizar el éxito de la campaña, ya que sabe que el fracaso se lo endosarán seguro. Además, Casado se ve más cómodo en el discurso nacional, que reivindica a menudo. 

Por su parte, Rivera, con una lesión en la pierna, tampoco se va a perder la campaña y tiene al menos 12 actos previstos. Inés Arrimadas, líder de Cs en Cataluña, prevé un número similar, aunque seguramente ambas cifras aumenten. De momento no se conoce la implicación de Pablo Iglesias en la campaña. 

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