El primer track del sondeo sobre las elecciones andaluzas que hoy publica EL ESPAÑOL, dibuja un escenario en que el PSOE –una vez más– sería la fuerza más votada. Ni aplicando márgenes de error puede pensarse otra cosa. Sin embargo, hay al menos cinco lecturas alternativas a toda la encuesta que conviene subrayar, por el efecto que tendrán en la situación electoral nacional y autonómica de los próximos meses.

1.- Susana Díaz se la juega si queda por debajo del 30%

No es un tema menor. Desde el 50% obtenido por Manuel Chaves en 2004, el PSOE-A no ha parado de bajar, con un 48% en 2008, un 40% en 2012, llegando a un 35% en 2015. Hoy le damos un 30% y ajustado, con un máximo de 38 diputados.

Si finalmente Susana Díaz quedara el 2-D por encima de este registro –y por supuesto gobernara–, salvaría la cara y seguiría siendo la eterna alternativa a Pedro Sánchez, pero si quedara por debajo, aun gobernando, su posición quedaría más que debilitada, y Sánchez quedaría obligado –ahora sí– a aguantar como mínimo hasta después de las autonómicas de 2019 para evitar que la bajada se contagie, como una bola de nieve, a otras Comunidades.

2.- El PP se la juega si queda por debajo de Ciudadanos

En el momento actual, Ciudadanos está dos puntos por encima del PP en votos, pero empatado en escaños, por lo que de producirse esta endiablada situación –y aunque no gobierne ninguno de los dos–, Ciudadanos volvería a ponerse de moda como referencia del centroderecha, igual que ocurrió tras las elecciones catalanas.

Ese resultado en las elecciones andaluzas originaría a buen seguro un nuevo vuelco a nivel nacional entre ambos partidos, con Ciudadanos por encima del PP. Sin embargo, bastaría con que el PP superara en votos o en escaños (no importa) a Ciudadanos, para que se pudiera decir que hay un “efecto Casado”, y a nivel nacional el PP conservaría la misma distancia que ahora tiene respecto de Albert Rivera, poca pero distinguible. El dato es muy importante para los líderes autonómicos del PP en su intento de mantener a distancia a Cs en todas las Comunidades, para poder pactar en 2019 con cierta comodidad gobiernos y capitales importantes.

3.- Adelante Andalucía, como campo de pruebas a la confluencia  

Si Susana Díaz queda por debajo del 30%, significa que Adelante Andalucía queda por encima del 20%, o viceversa, pues entre ambos partidos deberían sumar al menos el 50% de los votos. Así ha ocurrido siempre con la suma de las izquierdas andaluzas, si bien en línea descendente desde el glorioso 64% de 1986 hasta el 52% de 2012.  En 2015, se incrementó hasta el 56%, sumando al 35% del PSOE, el 7% de IU-A y el sorprendente 15% de Teresa Rodríguez.

Con que la confluencia llegue al 20%, ya se conformarían, pero si lo supera, el éxito sería arrollador, pues no sólo habrían superado el registro de 2015, sino que harían historia pulverizando la teoría de que toda coalición pierde votos respecto de lo que hubiera obtenido cada partido por separado. De ello están pendientes cientos de juntas, federaciones y círculos en toda España, a nivel municipal y autonómico, aguantando la respiración para ver comienzan a cerrarse unos pactos que ahora mismo están parados en espera de comprobar si son o no son eficaces.

 4.- Vox, la sorpresa que lo puede girar todo

Según el sondeo, un pacto entre Susana Díaz y Teresa Rodríguez emerge como el más natural, ya que suman 58 escaños, cuatro más de los necesarios. Por el contrario, PP y Ciudadanos sumarían 50, estando lejos de un posible pacto de gobierno. ¿ Pero que pasaría si Vox sacara cuatro diputados, cogiendo votos de la abstención?

Lean bien esto: los votos de Vox no salen sólo del PP, es un fenómeno transversal tan difícil de digerir como lo fue el voto a Podemos de 2014 y 2015. Voto rebelde, hastiado, extremo, de aquí y de allá… En el sondeo obtiene un máximo de dos escaños, pero queda aún toda la campaña.