Barcelona

Teresa Cunillera (Bell Lloch, Lleida, 1951) ponía un pie en el invierno de Madrid de 2017. Hacía frío en la capital de España, pero el PSOE vivía una ola de calor de las que marcan época. A punto de cumplir 66 años, decía estar jubilada, literalmente restaurando muebles. Propuesta por el PSC, se integraba en ese momento en la Gestora que en dirigía el PSOE. Antes estaba Pedro Sánchez. Después, también. Parece que fue hace un siglo, pero en todo ocurrió hace poco más de un año. El socialismo español vivía al límite y la relación del PSOE y el PSC, formalmente dos partidos distintos, se encaminaba hacia el divorcio. "¡Yo vengo como casco azul, ¿vale?", explicaba a los periodistas con una sonrisa.

Cunillera se conoce el Congreso de los Diputados de pe a pa. En esa cámara invirtió casi un cuarto de siglo, ocho de ellos como miembro de la Mesa, el órgano que dirige la Cámara. Como parlamentaria ha conocido a todos los presidentes de Gobierno desde Felipe González. Cuando Sánchez llegó al poder, la llamó para ser su representante en Cataluña, un puesto que ha sido una verdadera silla eléctrica para su predecesor, Enric Millo. Ella volvió, aunque en realidad nunca se había ido. 

Es la delegada del Gobierno en Cataluña y en el Palacio Montaner, una de las mansiones modernistas mejor conservadas de Barcelona, recibe a EL ESPAÑOL tratando de no salirse del guión. Cunillera sabe lo que quiere decir pero, sobre todo, lo que no quiere decir. Por eso rebate las premisas de las preguntas o evita otras. Por eso, la semana pasada, dijo que le gustaría que los políticos catalanes en prisión provisional saliesen de la cárcel. Asegura tener el whatsapp colapsado de las felicitaciones por una frase que algunos lamentaron como una interferencia en el Poder Judicial. Ya no dice ser un casco azul (ya tiene suficientes conflictos institucionales entre manos) sino que se dedica a la diplomacia de la fruta. La de Lleida, de paraguayos y melocotones como los que regaló al president de la Generalitat con tal de que la reunión no fuese un mal trago. 

Este sábado, el juez Pablo Llarena tuvo que salir escoltado mientras cenaba con un grupo de amigos, entre los que se encontraba un dirigente del PP. ¿Facilitó protección al magistrado?

No se le facilitó esa noche sino que el magistrado tiene protección que permitió su salida. El ciudadano Llarena tiene el derecho a cenar con quien quiera y donde quiera. ¡Sólo faltaría! Este tipo de situaciones son desagradables porque impiden el desarrollo normal de la convivencia, pero al juez Llarena no le faltó protección en ningún momento.

El expresident Puigdemont difundió en redes sociales el nombre del restaurante. ¿Hay que acostumbrarse a que esto pase en Cataluña?

No debemos resignarnos ni acostumbrarnos. Cada uno tuitea o retuitea lo que considera oportuno y hay que exigirle responsabilidad a quien lo hace. Yo no lo haría, simplemente.

La semana pasada le preguntaron en la SER por los políticos catalanes en prisión y dijo que le gustaría que salieran porque llevaban mucho tiempo.

Yo dije que humanamente... ¿quién no se puede sentir tocado por personas que llevan tantos días en prisión provisional, como todo el mundo que esté en esta situación?

¿No cree que es un error que la delegada del Gobierno diga "humanamente" que le gustaría que saliesen los presos? ¿No es contraproducente? ¿Es un elemento positivo en un caldo de cultivo en el que hay sucesos como un escrache al juez que los mantiene en prisión provisional?

¿Está diciendo que el escrache al juez Llarena se produce porque yo dije eso en la radio? Niego la relación causa-efecto absolutamente.

No he dicho que la haya, pero… ¿usted volvería a hacer esas declaraciones?

Volvería a decir que humanamente me siento concernida por la situación, aunque a otros pueda parecerle excesiva o insuficiente. Respeto absolutamente la decisión del juez. Absolutamente. Pero a mí, humanamente, me toca la situación, como delegada del Gobierno y como persona. Creo que mucha gente comparte lo que digo. Relacionarlo con el escrache al juez Llarena es una relación perversa. ¿Usted se cree que los que fueron a hacer el escrache al juez Llarena me escuchan a mí? Y, ¿si no me escuchan, cómo les voy a influir? ¡Es que si me escuchasen, les diría otras cosas!

¿Cómo se traduce que la situación le "toque humanamente"? ¿Iría a verlos a la prisión?

No creo ni que ellos quisieran…

¿Y si quisieran?

¡No!

¿Un responsable político no debe guardarse ese tipo de opiniones?

Igual sí, según usted.

Yo le pregunto…

Igual sí. El día que tomé posesión fue el día de la sentencia de la Manada. Tenía un discurso, pero me salí del guión y lo que dije fue compartido por todo el público en ese momento. Pedí disculpas, porque igual una delegada no debía decirlo, pero no soy una persona privada de mis derechos ni de mis emociones.

Igual que "humanamente" usted querría que no estuviesen en la cárcel, ¿le gustaría "humanamente" que la Fiscalía cambiase de criterio, como piden los partidos independentistas, para que puedan salir?

Esto no lo voy a comentar. Siempre he dicho que en una misma frase no se puede pedir respeto a la separación de poderes y que se haga algo para interferir. Si de esto se quiere hacer safareix [cotilleo, murmuración], que hagan lo que quieran.

¿Es razonable que durante siete años dos Gobiernos no se hubieran mirado a la cara, no se hubiesen sentado en una mesa a hablar? ¡Es que para decir que "no" hay que hablar!

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, dijo en una entrevista en El País que no percibía "ningún cambio" en la actitud del Govern hacia el Gobierno central. ¿Lo comparte?

Hay un cambio sustancial. Este miércoles tenemos reunión de la comisión bilateral que hacía siete años que no se reunía y el primer punto será aprobar el acta… de la reunión anterior, de hace siete años. El president Torra se ha reunido con el presidente Sánchez. Igual no es un cambio, pero son gestos. ¿Es razonable que durante siete años dos Gobiernos no se hubieran mirado a la cara, no se hubiesen sentado en una mesa a hablar? ¡Es que para decir que "no" hay que hablar! ¿No será un cambio? Posiblemente, pero es un gesto. Hay ámbitos en los que nos hemos puesto de acuerdo, como la llegada del barco Open Arms y la gestión del aeropuerto. Lo hemos hecho las tres administraciones [Gobierno central, Generalitat y Ayuntamiento] reunidas en esta casa.

¿Cuándo llegará la hora de la verdad? ¿Cuándo habrá que pasar de los gestos a los hechos? Para esta reunión hay un epígrafe, llamado "consideraciones de la Generalitat", donde se hablará de las libertades y derechos en Cataluña así como de las "vías" para que los catalanes decidan su futuro. A nadie se le escapa que se trata de lo que los independentistas consideran "presos políticos" y de un referéndum de autodeterminación.

Es lo primero que te plantean en cualquier reunión y saben perfectamente cuál es la posición del Gobierno, por lo que lo que hay que hacer es reiterarla. Pero el orden del día, que es consensuado, tiene muchos más puntos que conciernen mucho a los ciudadanos. ¿Que ellos quieren hacer sus consideraciones? Que las hagan. No hay ninguna duda sobre la posición del Gobierno ante las dos peticiones. Y ellos lo saben.

Siendo una prioridad nuclear y central para ellos, ¿no descarrilarán las negociaciones en otoño cuando se constate que desde el Gobierno no pueden darle respuesta?

No lo espero ni lo creo. La responsabilidad de los dos Gobiernos es pensar en los ciudadanos, que tienen sobre la mesa problemas muy evidentes. De entrada, en Cataluña el Parlamento está cerrado y la relación Gobierno-oposición está en stand-by, pero los problemas de los ciudadanos continúan y tenemos mucho de qué hablar. Cuando recibimos al Open Arms no se plantearon estas cuestiones sino que tenían que llegar bien. El operativo lo llevó a cabo la Administración General del Estado, que es a quien le competía, con satisfacción de las otras dos administraciones.

Cunillera, junto a Torra en el Palau de la Generalitat, adonde llegó cargada de fruta de Lleida. Efe

¿Cree que puede convencer a los partidos independentistas tras la semana pasada, en la que impidieron, junto con Unidos Podemos, que saliesen adelante los objetivos de déficit y deuda, y tras la advertencia de Puigdemont a Pedro Sánchez de que se le acaba el "período de gracia"?

Creo que se han equivocado los grupos no aprovechando la posibilidad de que Cataluña tuviera unos ingresos que ahora no tiene. Espero que recapaciten y que se pueda revertir. Las palabras de Puigdemont las escuché, pero la relación es entre Gobiernos, ¿sabe?

Es decir, que ni lo consideran.

La relación es entre Gobiernos y el president de la Generalitat tiene interlocución con el presidente Sánchez. ¿Cree usted que el presidente Sánchez ha tenido un día de gracia? ¡No lo ha tenido! Cuando escucho: "Se le ha acabado el período de gracia", pienso: "Dígame cuándo empezó".

"Mi president es Quim Torra"

¿Puigdemont no influye en la Generalitat?

No es mi problema sino que yo pueda trabajar con la Generalitat. Mi president, si yo pudiera, se llamaría Miquel Iceta, pero se llama Quim Torra porque lo decidió el Parlament de Cataluña. Por tanto, es mi president. Sólo aspiro a que él también se sienta mi president.

Usted no cree, como Inés Arrimadas, que Quim Torra sea el "secretario" de Puigdemont.

No. Quim Torra es mi president, aunque yo no pretenda que acabe pensando como yo ni espero que él aspire a que yo piense como él. Los dos nos hemos de sentar para encontrar soluciones para los ciudadanos.

¿Qué le parece la propuesta de Pablo Casado de aplicar de nuevo el artículo 155 de la Constitución?

Ellos dicen que lo iban a decretar en el Senado… Casado acaba de llegar y seguramente tiene que afianzar su posición. A mí me gustaría que tuviera eso a lo que la derecha apela tanto y luego no usa: sentido de Estado. Me gustaría que pasasen del discurso a los hechos.

También propone incorporar al Código Penal un delito de "sedición impropia" y otro de convocatoria ilegal de referéndum.

Dijo que lo presentaría como proyecto de ley cuando eso está reservado al Gobierno. Ha sido parlamentario mucho tiempo. Ya debería saberlo. Puede presentar una proposición de ley que su Gobierno probablemente habría vetado si viniera de la oposición. Va a tener la gran suerte de que este Gobierno no va a vetar la discusión de leyes.

¿Un nuevo 1-O?

Propone que sea imposible convocar una nueva consulta como la del 1-O. ¿Puede este Gobierno garantizar que si la Generalitat la convoca no se volverá a producir?

Si toda la legitimidad de lo que están haciendo ahora la basan en el resultado del 1 de octubre, ¿por qué va a haber otro?

Pero eso es entrar a valorar su lógica, yo le pregunto por qué haría el Gobierno si se convoca.

Usted me quiere llevar a su lógica, yo a la lógica.

Llegado otro referéndum ya reclamado por algunas voces independentistas, ¿el Gobierno está en condiciones de asegurar que no se va a producir?

¿Por qué voy a creer que lo van a hacer? ¿Por qué me lo voy a creer si dicen que era una partida de póquer y que iban de farol?

Eso dijo la exconsellera Ponsatí.

Y nadie la desmintió. Es un matiz importante. ¿Estamos en la partida de póquer? ¿Vamos de farol? Y ahora dicen que hay un mandato que cumplir. ¿Por qué van a alterar el mandato? Me lo tendrán que explicar. Y cuando llegue el momento, el Gobierno tendrá su respuesta. Claro que sí. Pero todo pasa tan rápido que no reflexionamos. Nos dijeron que el referéndum pactado ya era historia, pantalla pasada, y ahora vuelve a resucitar. ¿Por qué me lo voy a creer? ¿Cuando me despistan, antes o ahora? Los independentistas han ido cambiando y lo que tengo que mantener es la cabeza fría. Dejemos que haya algo sobre lo que tomar posición.

Cunillera, en un acto oficial reciente. Toni Albir Agencia EFE

¿Es normal que alguien que ha huido de la justicia como Puigdemont utilice la sede de la Generalitat en Bruselas para reunirse con otros huidos y con el president actual o para hacer discursos?

Doy por supuesto que la reunión la convoca el president de la Generalitat, que es el que tiene la delegación allí. La responsabilidad de a quién convoca es suya.

¿Le parece bien?

No tengo opinión. No puedo tenerla. Es el president de la Generalitat, que va a Bruselas y tiene una reunión.

¿Cree que habrá elecciones en Cataluña antes de final de año?

¡Aquí todo es posible! Puede ser, pero también encuentro motivos para pensar que no. El primer día que se puede convocar es el 27 de octubre y creo que hasta esa fecha van a pasar muchísimas cosas en todos los ámbitos.

Torra ha anunciado que no invitará al rey a actos organizados por la Generalitat. ¿Está en contacto con la Generalitat de cara al acto del 17 de agosto, cuando se cumpla un año de los atentados yihadistas en Barcelona?

Ese no lo convoca la Generalitat sino el Ayuntamiento.

¿Espera la presencia del rey?

La alcaldesa me ha transmitido que será un acto de compañía con las víctimas y sus familias para demostrarles nuestro cariño, nuestro respeto y colaboración. No me puedo imaginar lo doloroso que será el primer aniversario. A un acto de estas características estamos llamados todos, desde el jefe del Estado hasta el último español. Si es un acto de estas características, como me ha dicho la alcaldesa, y no lo dudo, estamos llamados todos.

Nuestro éxito será que en Cataluña todos hablemos con todos

¿Cómo podrá evaluarse el éxito de su gestión en Cataluña? ¿Por que cuando ustedes se vayan deje de hablarse de referéndum de autodeterminación o de presos políticos?

Nuestro éxito será que en Cataluña todos hablemos con todos.

¿Ve usted TV3?

Sí, de vez en cuando, claro.

¿Qué le parece?

Una tele pública, que como todas, tienen que ofrecer un servicio públio. Y a veces lo ofrece.

[...] ¿A veces? ¿Es plural?

La responsabilidad de una televisión pública es de los órganos de control. Y lo mismo diría de TVE. Esos órganos deben ser estrictos y aquí estamos en una situación anómala. El CAC (Consell Audiovisual de Catalunya) ha sobrepasado su mandato. Aquí deberían de hacer algo.

Se dice que Borrell es el duro del Gobierno y Batet la suave. ¿Usted qué es?

Cómo les gustan estas dicotomías…

¿No hay un doble mensaje?

Hay una línea de actuación del Gobierno, que se caracteriza por ser totalmente distinta al del PP. Donde ponían ordeno y mando y confrontación, nosotros ponemos diálogo, acuerdo y negociación. Cada uno se expresa como mejor sabe. Llevo tantos años en política que es difícil que alguien no sepa cómo es mi manera de ser. No me tengo que definir. Soy la delegada del Gobierno de Pedro Sánchez.

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