La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Igualdad, Carmen Calvo, anunció este martes que el Gobierno promoverá una reforma de la Constitución Española para que su lenguaje sea "inclusivo". La Constitución está escrita "en masculino" y es un texto de "ministros y diputados, que se corresponde a hace 40 años", aseguró. Para ello, anunció que ha pedido un informe a la Real Academia Española de la lengua (RAE) que la institución no ha recibido formalmente, según ha confirmado a este periódico su director, Darío Villanueva.

Un rápido vistazo a la Carta Magna sirve para ver que predominan los términos en masculino. La palabra "españoles" aparece en 23 ocasiones en la ley de leyes; "diputados" figura 34; "ministros", nueve; "trabajadores", siete. No se encuentran ni una sola vez las palabras "españolas", "diputadas", "ministras" o "trabajadoras".

Las palabras, el lenguaje y, en definitiva, la cultura, son un habitual campo de batalla política. Lo que nombra no existe y las palabras dan también ser a las cosas, como evocó la vicepresidenta en su comparecencia ante la comisión de Igualdad de la Cámara Baja. Sin embargo, no es lo mismo luchar que librar las batallas correctas o, en cualquier caso, librar las que se esté en condición de ganar.

Carmen Calvo encarga un estudio para adecuar la Constitución

La reforma de la Constitución que promueve Calvo puede encontrarse con un serio obstáculo en la propia RAE. Su director asegura que el encargo fue una llamada de la jefa de gabinete de Calvo de siete minutos este lunes, a las 10:42, en el que se mentaba un informe sobre "cuestiones lingüísticas" de manera general y al que aún no ha seguido el encargo oficial. El pleno de la institución, independiente del Gobierno, no se reúne hasta octubre, pero podría comenzar a trabajar antes en la elaboración de un documento.

Unas mayorías imposibles

Por otra parte, una reforma así requeriría un apoyo muy amplio del Congreso y del Senado, al menos de tres quintos, salvo que se revise en su totalidad, para lo que serían necesarios dos tercios, la disolución de las Cortes, otra mayoría de las nuevas tras las elecciones y un referéndum. Pero el Gobierno no tiene mayoría para sacar casi ninguna ley, mucho menos una reforma que requiera tanto consenso. Nada hace prever que en esta legislatura se vaya a tocar una coma de la Carta Magna, a pesar de que es una de las principales reivindicaciones del PSOE. 

Ni aún con una holgada mayoría el PSOE lo tendría fácil. El primer frente sería el de la autoridad lingüística de referencia para 500 millones de hablantes. Un artículo de 2012 escrito por el académico Ignacio Bosque y respaldado por el pleno de la RAE, incluyendo tres académicas, hace prever un viacrucis para el Gobierno, de quien la institución no aceptará ninguna indicación o conclusión por adelantado, según explica su director. 

En este texto se analizan hasta nueve guías contra el lenguaje sexista de Gobiernos autonómicos, universidades y sindicatos en el que se desaconsejan las dos vías para acabar con el género masculino aplicables a la Constitución: el desdoblamiento (duplicar en género femenino las palabras que figuren en masculino, como "españoles") o las formas neutras, como por ejemplo la expresión "ciudadanía española".

Antes de analizar las opciones, se advierte de que no se debe identificar automáticamente el género de las palabras con el sexo de las personas representadas. En otras palabras: españoles puede englobar a hombres y mujeres de España. Vincular género con sexo bajo la advertencia de que no hacerlo hace a esas expresiones "automáticamente sexistas" es una "conclusión injustificada" que la RAE considera "insostenible". El documento pone muchos ejemplos de mujeres que no se sienten infrarrepresentadas por que su profesión tenga un nombre de género masculino entendiendo que, cuando se utiliza, representa a hombres y mujeres.

Otro ejemplo utilizado por Bosque es la expresión "todos los que vivimos en una ciudad grande". "Es cierto que esta última frase "no visibiliza a la mujer", pero también lo es que las mujeres no se sienten excluidas de ella. Hay acuerdo general entre los lingüistas en que el uso no marcado (o uso genérico) del masculino para designar los dos sexos está firmemente asentado en el sistema gramatical del español, como lo está en el de otras muchas lenguas románicas y no románicas, y también en que no hay razón para censurarlo", asegura Bosque.

"¿Cómo han de reaccionar las no discriminadas?"

El razonamiento choca frontalmente con la crítica de Calvo a una Constitución "en masculino", que según la RAE estaría escrita más bien de forma genérica o no marcada. Pero los académicos ponen el acento en cómo deben sentirse las mujeres que se vean englobada en estas palabras de género masculino. "Si el uso del masculino con valor genérico implica un trato lingüístico discriminatorio, ¿cómo han de reaccionar las mujeres que no perciben en él tal discriminación? En efecto, ¿qué se supone que ha de pensar de sí misma una mujer que no se sienta excluida de la expresión"?, se pregunta.

La RAE recomienda hablar de "hermanos y hermanas", por ejemplo, cuando al hablar no quede claro que con del término genérico según la institución pueda desprenderse que no se incluye a las hermanas, algo que en infinidad de casos no ocurre, según los académicos.

Según la RAE, el desdoblamiento sistemático no es en absoluto operativo. Y con ese planteamiento, el documento podría estar refiriéndose al "todos y todas", "españoles y españolas" o "diputados y diputadas" que Calvo y muchos otros activistas incorporan como norma a su discurso públicos. La propia Calvo se convirtió en noticia en el mismo momento de prometer su cargo ante el Rey. "Cuando el Gobierno fue a la toma de posesión, a algunas nos costaba trabajo prometer como ministros, fundamentalmente porque somos ministras", recordó este martes. 

En los últimos meses, Calvo y otras dirigentes socialistas fueron más lejos al defender el neologismo "portavoza" creado por la portavoz de Podemos, Irene Montero.

Autoridades hablando artificialmente

"Se ve como algo enteramente natural que la autoridad, el responsable o el gestor que desdobla usuarios y usuarias o ciudadanos y ciudadanas se olvide de su desdoblamiento cuando ya no esté delante de un micrófono o de una cámara. Una vez abandone la tribuna o el estudio de grabación, dirá que "va a cenar con unos amigos", sin intención de excluir a las mujeres, o que "tiene que ir al colegio a recoger a sus hijos", sin que hayamos de suponer que no tiene hijas. Hablará, en una palabra, como todo el mundo", según la RAE. 

"Un buen paso hacia la solución del “problema de la visibilidad” sería reconocer, simple y llanamente, que, si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos más estrictos, no se podría hablar", explica Bosque en referencia fundamentalmente al desdoblamiento.

La otra manera de cambiar la Constitución es prescindiendo de las palabras que tengan una marca de género para hablar no de "españoles" o/y "españolas" sino de "la ciudadanía" o "las personas trabajadoras", por ejemplo. En términos generales, la RAE cree que puede comportar problemas porque no siempre ese rodeo servirá para representar fielmente a los sujetos concretos a los que se quiere referir. 

Sin embargo, un reciente artículo del catedrático de Derecho Constitucional Antonio Torres del Moral defiende esta opción y a modo de ejemplo propone una redacción alternativa para el preámbulo y los 29 primeros artículos de la Carta Magna que supere el "androcentrismo". El académico utiliza palabras sin marca de género para probar que el texto sería de fácil lectura.  

"A los tan denostados eufemismos de los políticos y los economistas, que enmascaran o edulcoran, como sabemos, tantos aspectos de la realidad, parece que ha de agregarse ahora un nuevo código artificial, ajeno al lenguaje común, constituido por nuevos circunloquios, restringidos —como antes— al mundo oficial", asegura Bosque. 

"Intuyo que somos muchos —y muchas— los que pensamos que la verdadera lucha por la igualdad consiste en tratar de que esta se extienda por completo en las prácticas sociales y en la mentalidad de los ciudadanos. No creemos que tenga sentido forzar las estructuras lingüísticas para que constituyan un espejo de la realidad, impulsar políticas normativas que separen el lenguaje oficial del real, ahondar en las etimologías para descartar el uso actual de expresiones ya fosilizadas o pensar que las convenciones gramaticales nos impiden expresar en libertad nuestros pensamientos o interpretar los de los demás", dice Bosque en el texto respaldado por los académicos de la RAE. 

Aunque Calvo ha pedido de manera informal el informe a la RAE, la propia vicepresidenta ha recordado que la Cámara Baja es "soberana" para tomar sus decisiones al margen de la oposición. La diputada de Compromís Marta Sorlí, en su intervención en la comisión parlamentaria, dudó de que la Academia vaya a ser sensible a sus demandas y diputadas de izquierdas creen que no es la autoridad que deba marcar el debate. 

Noticias relacionadas