Barcelona

Un debate caótico, deslavazado, lleno de propuestas genéricas de planes de choque, de datos que se lanzaron a bocajarro y sin ningún momento estelar se saldó con más incertidumbre sobre qué ocurrirá el jueves en las elecciones catalanas y con quién pactarán los partidos.

Inés Arrimadas, la candidata de Ciudadanos y primera según no pocas encuestas, fue la más atacada durante el encuentro, moderado por Ana Pastor en La Sexta. Los momentos más tensos del programa los protagonizó Carles Mundó, de ERC, cuando alzó la voz para llamar "bluf", "candidata de laboratorio" y aprendiz de "cuatro chascarrillos". En otro momento, cuando la candidata le recriminó que viva en una realidad paralela a lo Matrix, Mundó recriminó, perdiendo la calma: "¡Ni Matrix ni puñetas!".

Mundó cargó su artillería contra ella, algo que puede seguir un minucioso plan de campaña. Hace días que ERC, que acusa la subida en los sondeos de Junts per Catalunya, trata de polarizar con Ciudadanos. Es su manera de activar el voto útil, independentista y de izquierdas y, de paso, ignorar a los que han sido sus socios de gobierno hasta ahora, con los que la relación ha acabado siendo tormentosa. 

Arrimadas, colocada por sorteo en un lateral en el que en muchos momentos ni le enfocaron las cámaras de La Sexta, fue el blanco de numerosas críticas. El candidato del PP, Xavier García Albiol, le recriminó que quiera pactar con Podemos en caso de que no sumen los constitucionalistas y aludió a unas declaraciones de Albert Rivera, quizás con el objetivo de desautorizarla.

Josep Rull, de Junts per Catalunya, la acusó de tratar de "abatir" la escuela catalana junto al PP y de "creerse sus propias mentiras" respecto a la economía y las embajadas de la Generalitat. Xavier Domènech, de Catalunya En Comú Podem, le recriminó que le interrumpiese y aseguró que a él, que ha ido a una escuela pública, le han enseñado a respetar el turno de palabra ajeno. 

Arrimadas tuvo el mejor minuto final, al mirar a cámara (mientras otros la buscaban) y dirigirse directamente al espectador. "En la vida hay oportunidades que no se pueden dejar escapar". Su mejor intervención fue cuando recriminó a los independentistas haber incrementado en 44 millones el presupuesto para promoción exterior mientras se gasta "cero patatero" en guarderías. "No nos extrañemos de que sólo haya una mujer entre las candidatas”, ha dicho. 

Por su parte, Xavier García Albiol recurrió a numerosos carteles para tratar de desmontar los argumentos independentistas. "¿Se imaginan cómo estaría Cataluña si Mariano Rajoy no hubiera intervenido el Gobierno de la Generalitat?", se preguntó, defendiendo la aplicación del artículo 155 y la gestión económica del PP. "¿Ve estas líneas que tengo detrás? Eso es el gobierno independentista, lioso y sin sentido", dijo en referencia al decorado. 

La afonía de Iceta

Miquel Iceta, muy afónico, tuvo una presencia limitada en el debate, sin interrumpir a ningún oponente ni cuando le atacaban. Tanto respetó los turnos de palabra que acabó el programa habiendo hablado tres minutos menos que la mayoría de los candidatos. Ana Pastor le dijo que sería flexible con el minuto final para compensar, pero ni siquiera lo agotó.

Sus mejores momentos fueron cuando aseguró que le daría vergüenza que en su presupuesto hubiera "cero euros" para escuelas infantiles y cuando recordó que el PSC medió para intentar que se evitase la declaración de independencia y, de esa manera, la aplicación del 155. "El independentismo tiene una ventaja: hace responsables de todo a cualquiera menos a ellos. Ellos pasaban por allí, paseaban por los jardines", aseguró.

Iceta se atuvo al guión de tratar de mostrar una imagen razonable y presidencial, aunque eso le restó presencia, muy aprovechada por Arrimadas, que puntualizaba e interrumpía al resto de candidatos. 

Por su parte, Xavier Domènech trató de mostrar su perfil más social para trascender los bloques y tuvo su mejor momento al decirle a los independentistas que le hubiera gustado que no hubiesen pasado por la cárcel pero que no son la solución. 

Vidal Aragonés, el candidato de la CUP, sorprendió por sus propuestas y su soltura ante la cámara. Aragonés, probablemente desconocido para la audiencia, exigió a ERC y Catalunya en Comú que priorizasen la agenda social y a los más desfavorecidos, pero afeó a Esquerra que no defienda la unilateralidad frente al "golpe de Estado" del 155.

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