Barcelona

Domingo por la mañana. En Lleida hace un frío glacial, pero hay mitin en la vieja e imponente catedral desacralizada de la ciudad. Al teléfono, un veterano socialista. "¿Y dónde dices que hacen el mitin los de Ciutadans? ¿En la Seu Vella? ¡Carai! Levantarán ampollas porque en Lleida muchos no querrán verlos en un símbolo para la ciudad. Sí que vienen pisando fuerte".

No se equivocaba. Cuando llega Inés Arrimadas, la candidata de Ciudadanos, hay un grupo de personas con banderas y pancartas independentistas, algunos gritos de "facha" o "aquí no eres bienvenida". "Lo normal", se lamentan en el equipo de la candidata. Dentro, Ciudadanos revienta el aforo, aunque tampoco es muy numeroso. Hay unas 200 personas sentadas y casi otro centenar fuera. "Hace unos años, esto hubiera sido impensable", explica uno de los concejales en la ciudad.

Arrimadas comienza a hablar y le gritan "presidenta". Promete acabar con el procés y gobernar para los catalanes dedicando lo invertido en la independencia en políticas sociales. "¿Sabéis desde cuándo no se reúne la comisión de Sanidad del Parlament?", pregunta a los asistentes. "¡Desde julio!", responden en voz baja los periodistas. Lo dice en cada mitin y la frase se ha convertido en una de las bromas internas de los redactores que la siguen por toda Cataluña.

Ciudadanos puede ganar las elecciones en Cataluña. Eso dicen las encuestas, desde las de SocioMétrica para este periódico a las de los periódicos catalanes o el Centro de Investigaciones Sociológicas. Sí. Puede ganarlas en un contexto de gran fragmentación, con tres o cuatro listas pugnando por el liderazgo. También puede ganar en votos y no en escaños por el efecto de la ley electoral. O puede ganar y que las alianzas de otros partidos acaben dando el poder a formaciones independentistas. Pero unos y otros comienzan a asumir que la victoria de Ciudadanos es una posibilidad real. A unos días de las elecciones, esa percepción produce una sensación de alegría y nervios en muchos de los que en el partido están hartos de que les traten como a malos catalanes.

Una campaña clara y sin complejos

Varios son los elementos que explican el auge de Ciudadanos en las encuestas. El primero es una campaña que coloca a Inés Arrimadas como el referente de los no independentistas. 

El PSC aspira a representar al centro izquierda catalanista y no independentista, una apuesta con muchos apellidos. Arrimadas busca sencillamente el voto de los no independentistas a los que se ha enfrentado durante años. Es, en gran medida, la razón de ser de su partido, que se ha comido buena parte del electorado socialista y también popular con un discurso muchas veces más nítido pero menos estridente que el de Xavier García Albiol. 

"La gran virtud de esta campaña es que vuelve a las esencias de Ciudadanos", explican fuentes del partido. "El gran triunfo es que no se acomoda a los marcos mentales del independentismo. No trata de seducir a votantes que eran independentistas pero ahora se lo piensan, no hace propuestas para satisfacer las necesidades de otros. Sencillamente combate a los líderes independentistas y habla a un electorado propio, que crea ella, sin que otros condicionen su mensaje", explican.

No hay sorpresas en el mensaje de Ciudadanos. Es el mismo desde que comenzó la campaña, aunque en la recta final lo ha suavizado un poco para hablar de federalismo, de cesiones para gobernar o de prudencia ante las encuestas. Son matices estudiados que refuerzan la imagen presidenciable de Arrimadas. No se trata de mostrar un mensaje tan duro para ampliar los votantes de base sino de mostrarse como una presidenta integradora que transmita la sensación de que Ciudadanos puede conseguirlo, algo que de paso puede activar el voto útil. 

Una campaña machacona

La estrategia de toda campaña consiste en definir un objetivo y repetir un mensaje hasta que acabe dando resultados. Si todos los parámetros están bien diseñados, acaba dando su fruto. Arrimadas repite su mensaje allá donde va. El primer pilar, la alternativa al independentismo. El segundo, los problemas de los catalanes. Su imagen como mujer y joven ante seis candidatos varones bastante más mayores es, según su equipo todo un mensaje que completa su discurso y amplía su electorado potencial.

Su campaña no se rinde. Cuando Llavaneres (Barcelona) declaró persona non grata a Arrimadas, en Ciudadanos se decidió hacer allí un mitin. El acto, con presencia de Albert Rivera, fue boicoteado, pero no les importó y acabaron haciéndolo igual. Sus carpas en la calle están en lugares visibles. En Barcelona destaca la de la plaza Universidad, muy grande y vistosa. Muchos de los actos de Ciudadanos son al aire libre incluso aunque sea de noche. Además de clara, su campaña pretende ser visible y reivindicar que la calle, incluidos los espacios más icónicos, no son de los independentistas. 

Una candidata sin errores

Es muy difícil encontrar un desliz en la campaña. "Inés es como un robot", afirman en su equipo. Marta Rovira, número dos de ERC, habló de "muertos en las calles" y la opinión pública se le echó encima. Lo mismo le ocurrió a Carles Puigdemont cuando sugirió un referéndum sobre la pertenencia a la Unión Europea. Miquel Iceta acabó reculando sobre su propuesta de indultar a referentes independentistas que no habían sido ni condenados. Por no hablar de los insultos recibidos, desde actores independentistas a expresidentas del Parlament. Todos los fallos de los demás son activos de la campaña de Arrimadas.

"En menos de 24 horas pasó por las tres entrevistas más difíciles de campaña, con Mònica Terribas (Catalunya Radio), Vicent Sanchís (TV3) y Jordi Basté (RAC1), que en algunos momentos parecían debates electorales. No cometió ni un error", explican. 

El desliz del paro y el protagonismo de Rivera

El único desliz fue no conocer el dato del paro en Cataluña cuando se lo preguntó Jordi Évole en Salvados, justo antes de que comenzara la campaña oficial. Sin embargo, delante tenía a Marta Rovira, que tampoco lo sabía, y en Ciudadanos creen que globalmente el programa se saldó con una victoria de su candidata que lo compensó. 

"En 2015, Arrimadas iba siempre detrás de Albert. Ahora tiene entidad propia, la conoce todo el mundo y su imagen es moderna", explican en el partido. Con todo, Rivera ha pisado mucho la campaña e incluso ha cerrado él los actos en los que ha participado, ocupando un lugar que en otros partidos se reserva para el cabeza de cartel. "Ni Pedro Sánchez, ni Rajoy ni Pablo Iglesias se juegan lo que se juega Albert. Sus padres y su hija están aquí. Puede perder su tierra", explicaba Arrimadas en la entrevista con este periódico

Muchos ven en Albert Rivera el artífice intelectual de la campaña, al definir la línea con su exigencia de aplicación del artículo 155 y por la vuelta a las esencias del partido, que incluyen incluso mítines de Juan Carlos Girauta, el portavoz parlamentario en el Congreso. El secretario de Organización, Fernando de Páramo, sigue siendo clave en la estrategia. Pero la próxima presidenta de la Generalitat sólo puede ser, si las encuestas se confirman y se mejoran, Arrimadas, la candidata que mantiene el rumbo sin equivocarse. 

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