Pablo Iglesias y Carles Campuzano atacaron con virulencia a Albert Rivera. Uno le llamó "operador principal de Aznar" y otro fue mucho más allá al tildar su discurso de "falangista". El presidente de Ciudadanos se convirtió contra pronóstico en el enemigo público número uno de Podemos y el PDeCAT en el pleno celebrado este miércoles en el Congreso de los Diputados. Además, el malestar de Cs con el Gobierno (y viceversa) se visualizó en el hemiciclo. 

El pleno de este miércoles por la tarde estaba centrado en que Mariano Rajoy explicase el requerimiento cursado a Carles Puigdemont sobre la posible aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Muchos y muy variados fueron los rifirrafes y reproches entre unos y otros, en una sesión dominada en lo estrictamente dialéctico por las citas y referencias a Adolfo Suárez, Manuel Azaña o Stefan Zweig.  

Menos tensión pero dos incendios

No hubo tanta tensión como en la jornada precedente en el Parlament. Pero en el Parlamento nacional sí hubo dos momentos donde los ánimos se incendiaron y propalaron por encima de lo soportable. Y en ambas ocasiones el protagonista fue Rivera, atacado con dureza por Iglesias y Campuzano.

El primero de esos dos momentos de especial nerviosismo llegó cuando el secretario general de Podemos, visiblemente enfadado con el PSOE pero que prefirió no mencionar a Pedro Sánchez, expuso a Rajoy que "es usted presidente porque logró el apoyo de Ciudadanos y del PSOE y ahora ha vuelto a recabar esos apoyos y le felicito por ello". Y añadió, en una frase ya utilizada en el pasado, un consejo para el presidente del Gobierno: "Desconfíe del señor Rivera, es el operador político del señor Aznar". Murmullos en la bancada naranja y risas en la morada. Los dos líderes de la nueva política parecen ya irreconciliables.  

Después, cuando tuvo ocasión de responder, el presidente de Ciudadanos optó por afirmar que no tiene "ningún complejo" por compartir con Aznar, igual que con Felipe González, Mariano Rajoy, o Pedro Sánchez, el diagnóstico sobre esta crisis de estado sin precedentes. "Sí tendría un problema en su lugar, compartiendo proyecto y causa con quienes quieren liquidar la igualdad de los españoles", espetaba a Iglesias.

"Intervención propia de un falangista"

Varias horas después, cuando el tedio ya se había adueñado de la mayoría de sus señorías, llegó el segundo momento de fuerte tensión. El portavoz del PDeCAT, Carles Campuzano, arremetía sin ambages y con fiereza contra el líder de Cs. "Señor Rivera, usted ha hecho una intervención propia de un falangista; una intervención propia de aquellos que en 1939 entraron en Barcelona y quiere liquidar el programa catalanista que se empezó a construir a principios del siglo XX, que es el que ha llevado a los mejores tiempos para nuestro país". "Usted quiere devolvernos a los tiempos de Franco, sin ningún tipo de dudas".

Rivera, enrabietado por esas palabras, pedía a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, intervenir por alusiones. "Los únicos que han dado un golpe a la democracia son los señores de este grupo", decía señalando con el pulgar hacia los diputados nacionalistas. "Nací en 1979. Soy un demócrata y me están quitando mis derechos estos señores, que aquí cobran un sueldo y dinero público pagado por todos los españoles", remachaba. 

Ana Pastor mediaba preguntando a Campuzano si quería retirar las acusaciones, pero el portavoz del PDeCAT, lejos de rectificar, volvía a repetir la acusación. "Lo lamento mucho, pero entiendo que el discurso de Rivera es en los términos que he definido: falangista".

La presidenta del Congreso ordenaba que la palabra "falangista" se retirara del diario de sesiones y decidía que el acta taquigráfica de la sesión incluyese la explicación del catalanista. Desde el PDeCAT y ERC contestaban con gestos de disgusto. Como colofón, Rafael Hernando, portavoz del PP, habitual en los rifirrafes más broncos pero calmado este miércoles, pedía tranquilidad a unos y otros. 

Malestar entre el Gobierno y Ciudadanos

A Albert Rivera también se le abrió otro frente este miércoles en el Congreso. Y es que tanto el líder de Cs como sus correligionarios están molestos con la fórmula empleada por Rajoy en su requerimiento a Puigdemont. En las filas naranjas consideran que el Gobierno no ha sido lo suficientemente contundente porque ahora el presidente de la Generalitat tiene en su mano eludir la acción de la justicia si dice que no declaró la independencia en el Parlament

Así, en el hemiciclo se visualizó ese malestar, porque Rivera lanzó algunos reproches a Rajoy. Y, al final de la sesión, el presidente del Gobierno afeó su actitud al líder de Cs. "A veces no le entiendo", afirmó, para después recordar que siempre ha informado a Ciudadanos de sus decisiones sobre lo que ocurre en Cataluña





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