La calurosa acogida que los ciudadanos han dado a Pedro Sánchez en la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha desatado el pánico en Génova, que observan perplejos cómo los socialistas les comen el terreno a pasos agigantados. Los conservadores confiaban en los buenos datos económicos que han presentado en sociedad para subir en intención de voto y agrandar la brecha con el bloque de izquierdas. Una ilusión que ha saltado por los aires cuando los españoles respondieron a esta encuesta, realizada entre el 1 y el 10 de julio, dos semanas antes de que vieran al presidente del Gobierno declarando ante la Audiencia Nacional por corrupción. 

Mariano Rajoy sigue sin empatizar con los ciudadanos: ocho de cada diez españoles confiesan que no confían nada (52,3%) o muy poco (27,5%) en el jefe del Ejecutivo. El presidente del Gobierno es, además, el líder peor valorado de la clase política: los españoles apenas le ponen una nota de 2,79. Es Pedro Sánchez la opción preferida hoy por los ciudadanos, que le ponen una nota del 3,73. El segundo puesto lo reservan para Albert Rivera, que consigue un 3,58. Pablo Iglesias solo se apunta un 2,95.

El PP no consigue soltar el lastre de la corrupción y su estimación de voto se queda en el 28,8% frente al 31,5% que registró en el último barómetro. Es una diferencia todavía mayor (4,2 puntos porcentuales) con respecto a los votos que cosecharon en las elecciones de junio de 2016.

Fuga imparable de votos

La fuga imparable de votantes del Partido Popular pone de relieve la fallida estrategia que Mariano Rajoy utilizó cuando conformó su nuevo gabinete tras las elecciones del 26 de junio, donde diseñó un gabinete con un perfil más técnico que político. Más de un año después de aquella remodelación, más de la mitad de los españoles no ponen ni siquiera cara a ocho de los trece ministros que se sientan cada viernes en el Consejo de Ministros. 

Los menos conocidos son el responsable de Energía, Álvaro Nadal (74% de los españoles no sabe quién es); el de Exteriores, Alfonso Dastis (72,2%); la de Sanidad, Dolors Montserrat (65,5%); el de Fomento, Íñigo de la Serna (63%); la de Agricultura, Isabel García Tejerina (61,1%); el portavoz gubernamental, Íñigo Méndez de Vigo (58,7%), el de Interior, Juan Ignacio Zoido (57%) y el de Justicia, Rafael Catalá (55,5%).  

La vicepresidenta del Gobierno es la más conocida (solo el 8,9% dice no conocerla) y la mejor valorada por los ciudadanos, que le otorgan una nota del 3,69. Tras la 'número dos' del Ejecutivo, es la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, la más conocida (solo el 11,7% de los encuestados asegura no saber quién es), seguida del responsable de Hacienda, Cristóbal Montoro (12,7%) y el de Economía, Luis de Guindos (21,7%).

El PSOE se acerca peligrosamente 

Aunque el Partido Popular sigue a la cabeza, todas las alarmas han saltado en Génova. En octubre de 2016, cuando el PSOE vivió el Comité Federal más convulso de su historia, el PP tenía el respaldo del 34% de los españoles y los socialistas apenas alcanzaban el 17%. La diferencia era abismal. El CIS de este viernes evidencia que los conservadores no han sabido capitalizar el voto de los socialistas indignados con el establisment y las viejas glorias de su partido con los que no se sentían representados. Ahora, tras la vuelta de Pedro Sánchez a Ferraz, la diferencia entre los PP y PSOE solo es de cuatro puntos porcentuales.

Si la economía repunta y esos buenos resultados económicos no se traducen en respaldo ciudadano al partido de Gobierno, el liderazgo del presidente vuelve a ponerse en cuestión. De momento, los socialistas prefieren no volver a intentar sacar adelante una moción de censura y confían en que el 'efecto Sánchez' continúe recuperando votos. Es Mariano Rajoy quien tiene la llave para que la legislatura se prolongue hasta 2020 o, por el contrario, disolver las Cortes y convocar elecciones.