Walfran Campos Nogueira apura la cerveza en un céntrico bar del barrio de Salamanca mientras no deja de observar el teléfono. Al poco, dos llamadas de dos televisiones brasileñas, ansiosas de conocer más detalles de la búsqueda que él ha emprendido en solitario. Está en España por dos razones: descubrir quién es el responsable del asesinato y posterior descuartizamiento de su hermano Marcos Campos, de la mujer de su hermano, Janaína Américo, y de los hijos de ambos en Pioz (Guadalajara); quiere también repatriar los cadáveres de todos ellos y enterrarlos. Sin la ayuda del Gobierno brasileño, que se ha desentendido del asunto, Walfran tendrá que afrontar él solo el coste total: en torno a unos 15.000 euros.

Imagino que no para de darle vueltas.

Yo hago como si fuera en 3D, me imagino a mí mismo allí dentro, observando toda la escena del crimen. Pongo en mi cabeza el momento en el que aquello sucedió en la casa de mi hermano. Estoy allí dentro, veo lo que han hecho con ellos: cómo le cogen la mano, luego el cabello, el cuello, los pequeños… Que los mataron sin saber por qué, sin tener culpa de nada. Me paro a pensar y no lo entiendo; no me lo creo.

Se le nota cansado.

¿Se me nota, no? Me duermo a las tres de la mañana, me levanto a las siete, ocho y ya me voy con la Guardia Civil. Tengo ganas de saber quién hizo esto. Si supiera que es aquel que va por allí -señala a la gente que pasa por la calle-, yo le mato. La fe que yo tengo es que Dios me ayude a encontrar a los verdaderos culpables.

Tengo ganas de saber quién hizo esto. Si supiera que es aquel que va por allí -señala a la gente que pasa por la calle-, yo le mato. La fe que yo tengo es que Dios me ayude a encontrar a los verdaderos culpables

Ya en la plaza de Colón, Fran, como le llaman sus más allegados, se sienta en la hierba y observa la muchedumbre que pasa de un lado a otro. Lo hace con desconfianza. "Yo corro riesgo. Mira toda la gente que pasa ahí. Alguno podría estar siguiéndome. Mi cara ya la conocen".

El sobrino de Walfran y de Marcos. Un nuevo sospechoso

Walfran no entiende la crueldad del crimen que ha acabado con la vida de su hermano y sus hijos Jorge Barreno

El día 25 de septiembre de 2016 Patrick Gouveira cogía un avión de vuelta a Brasil, a su casa de Joâo Pessoa. Había pasado una semana desde que los cuerpos de sus tíos y de sus sobrinos apareciesen descuartizados en el chalet 594 de de la Urbanización La Arboleda de Pioz. En otro vuelo dos días después de que Patrick -ahora sospechoso del crimen- se volviese a casa, Walfran llegaba a Madrid para recuperar los cadáveres y ayudar en Guadalajara en la investigación de la muerte de su hermano.

Patrick tiene 18 años y llegó a España cuatro meses antes del asesinato de Marcos y de Janaína. Lo hizo buscando suerte en el mundo del fútbol. Para ahorrar, Janaína y Marcos le acogieron en casa. Él se instaló con ellos en su vivienda anterior, cuando residían en Torrejón de Ardoz. Ya entonces, llegaron las primeras quejas de Janaína acerca de la convivencia con su sobrino. “Habló con su familia sobre mi sobrino. Habló con su padre de Brasil, y le dijo que no estaba contenta con Patrick, que no era muy educado, que andaba en calzoncillos por casa...”.

Su vuelta a Brasil pasaría por anecdótica si no fuera por el momento en el que la realizó -una semana después del descubrimiento de los cadáveres- y por las novedades que han surgido en el caso. La noticia que está trascendiendo en los últimos días deja a Patrick en un lugar muy comprometido: la Guardia Civil halló su ADN en la ropa de los fallecidos. Las investigaciones de la Guardia Civil se centran ahora en este hilo, al no encontrar vínculos de la familia con el narcotráfico -primera hipótesis manejada-. Este martes, este periódico confirmaba que las autoridades han emitido una orden de busca y captura para localizar a Patrick.

Habló con su familia sobre mi sobrino. Habló con su padre de Brasil, y le dijo que no estaba contenta con Patrick, que no era muy educado, que andaba en calzoncillos por casa...

En cuanto se bajó del avión y llegó a su casa de Brasil, una semana después de que se encontraran los fallecidos, Patrick se encerró en su cuarto. "Se volvió porque tenía miedo", explica Walfran. Cada vez que su sobrino sale en la conversación, las palabras se le acumulan en la lengua; aunque desconfía de todo y de todos, le defiende.

"Yo quiero que la Policía investigue, pero si vivía con ellos es normal que haya alguna huella en la ropa. Cuando tocas en el brazo, sin querer… No se puede poner la culpa de nadie hasta que la Policía sepa e investigue. Tú imagina cómo tiene que estar la cabeza de ese chico. Si ha matado, que tome por el culo. Si descubro que mi sobrino mató a mi hermano, yo quiero que vaya al infierno, que vaya a la cárcel toda su vida: pero no se puede poner la culpa sobre él, porque aún no se sabe. De momento es inocente".

Si descubro que mi sobrino mató a mi hermano, yo quiero que vaya al infierno, que vaya a la cárcel toda su vida: pero no se puede poner la culpa sobre él, porque aún no se sabe

Walfran asegura que su sobrino ya ha pasado por la Policía brasileña para hacerse pruebas de ADN. "Mi sobrino está tranquilo, él les quería mucho. Él habló con la Policía Federal en Brasil y dijo que no tenía miedo. Hay que esperar".

El día que se supo la noticia

A Walfran siempre le ha enamorado España. Jorge Barreno

El día en que supo la noticia del asesinato de su hermano, de su cuñada y de sus sobrinos Walfran estaba en un lavadero de coches en Joâo Pessoa, su ciudad natal de Brasil. Recuerda cómo encontró la noticia. “Era un periódico muy pequeñito, casi más que esa cajetilla de cigarros. Tuve un presentimiento. Me fui a casa, abrí internet y vi: brasileños muertos, una pareja y dos niños de uno y cuatro años. Ahí fue suficiente. Me di cuenta que era mi hermano". Su madre se acercó y le preguntó:

-Fran, ¿Es Marcos, no?

-Sí

Entonces se acercó a su madre, se echó en sus brazos y rompió a llorar.

“Yo quería hacer lo mismo con esa persona. Lo que han hecho es inmoral. Eso no lo hace nadie, ni los del Estado Islámico hace eso: torturar, cortar la pierna y los brazos…”, exclama, con la voz ronca. Efectivamente, la autopsia determinó que su hermano fue torturado antes de morir. Los cortes en su cuerpo, ni demasiado leves ni demasiado profundos, denotan esa intención. Si las sospechas de los investigadores se revelasen ciertas, el autor de estos crímenes y estas torturas sería el propio sobrino del asesinado.  

La soledad

Walfran lleva más de diez días en España Jorge Barreno

Marcos está solo en Madrid. A su juicio, en España está todo muy bien organizado. Y eso a su hermano le encantaba. "Le gustaba España más que nada. Mi hermano… Mi hermano era una persona espectacular, que había hecho cosas muy buenas. Ayudaba a mucha gente: regalaba ropa a los que no tenían, quedaban a dormir en su casa sus amigos y no cobraba nada… Era una persona espectacular, y yo quiero saber qué le ha llevado a la muerte".

Mi hermano era una persona espectacular, que había hecho cosas muy buenas. Ayudaba a mucha gente: regalaba ropa a los que no tenían, quedaban a dormir en su casa sus amigos y no cobraba nada

¿Tuvo problemas de dinero?

Sí, yo le prestaba a veces, porque lo que ganaba no le llegaba. Cobraba mil euros, y tenía que mantener a su mujer, a sus dos hijos… Lo que ganaba no le daba para tanto y por eso pasaba mucho aprieto.

Derrotado, Walfran se marcha a descansar al hotel cerca de las siete de la tarde. En la mochila lleva los mapas del metro de Madrid, por si acaso. Su familia atiende, desde Brasil, a las novedades del caso. Él no se volverá hasta que todo se aclare y hasta que pueda transportar los cadáveres de sus familiares. 

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