Ernesto Colman pasó de hacer piezas dentales en una habitación de alquiler a colarse entre los empresarios más ricos de España. Y de ahí, a la cárcel madrileña de Soto del Real, donde el Juzgado de Instrucción Número 2 de Majadahonda le mantiene en prisión preventiva desde que fue detenido el pasado 16 de febrero.

La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) le considera el máximo responsable de una red utilizada para blanquear más de diez millones de euros en efectivo a espaldas del fisco español. Sin embargo, la cifra se queda pequeña con el negocio que Colman manejaba. Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, el empresario rechazó en 2008 una oferta para vender todo su grupo por 750 millones de euros.

La oferta para comprar Vitaldent llegó por parte de un fondo de capital riesgo, después de que el empresario pusiera el cuaderno de venta de su red de clínicas en manos de varios intermediarios. A finales de 2007, la red contaba con más de 350 clínicas solo en España y un plan de expansión tanto en Portugal como en Estados Unidos. Solo en Nueva York, Colman tenía abiertas 12 clínicas asociadas en ese momento.El objetivo para Vitaldent era alcanzar los 992 clínicas en España en cinco años. 

Sin problemas en las cuentas

Según fuentes cercanas a la operación, nada en las cuentas de la empresa hacía presagiar que el grupo tuviera fuertes problemas de liquidez a medio plazo. Y mucho menos que existiera una bolsa de dinero negro que se desviaba de forma sistemática a paraísos fiscales. Según la UDEF, Colman y varios de sus empleados crearon un sistema para cobrar parte del canon a sus asociados en dinero en efectivo.

Según las denuncias presentadas por varios de ellos, los fondos eran después detraídos del sistema financiero normal para ser invertidos en distintas cuentas en paraísos fiscales. Según reveló este diario, la red de Colman era capaz de captar más de 17 millones de euros al año en efectivo.

Doce detenidos

En total, los agentes detuvieron a doce personas relacionadas con los hechos, en una operación que se precipitó ante la sospecha de que Colman pensaba cerrar la franquicia y dejar a las clínicas y a sus clientes solos y a su suerte. De hecho, el principal riesgo que corría sobre su negocio era la necesidad de hacerse cargo de los tratamientos ya cobrados si alguno de sus franquiciados decidía cerrar el negocio o entraba en quiebra.

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