Este jueves, enmarcada en la cadencia de una triste música de difuntos, doña Letizia se ha enfrentado públicamente a su día más difícil desde que se convirtió en reina consorte en junio de 2014. De fondo, el réquiem en re menor (op. 48) de Gabriel Fauré. Sobre el escenario, el XIV concierto de la Fundación Víctimas del Terrorismo en el Auditorio Nacional de Madrid. En el ambiente, la embarazosa conversación telefónica filtrado el día anterior por eldiario.es entre los reyes y el empresario investigado Javier López Madrid.

Felipe VI y la reina consorte han llegado pasadas las siete de la tarde al Auditorio en el centro de Madrid. Después del protocolario himno nacional, un correcto pero comedido aplauso de los asistentes ha saludado a los monarcas. Los reyes estaban arropados por las altas instituciones del Estado, como el presidente del Congreso, Patxi López, o la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. También estaban la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

A lo largo del día, antes del concierto, el Madrid político y periodístico (esa almendra central circunvalada por la M-30) ha comentado, interpretado y diseccionado la filtración del chat y el daño que pueda infligir a la recién renovada Corona. Existen dos teorías, ambas igualmente conspirativas y sin contrastar, para explicar la manera en la que salió a la luz el intercambio privado del 15 de octubre de 2014, recién conocido que López Madrid estaba en la lista de los usuarios de las tarjetas black.

La primera achaca la tropelía al PP. Mantiene que este partido, comandado por Mariano Rajoy, está soliviantado porque Felipe VI mandató a Pedro Sánchez para que intentara formar Gobierno y no escuchó los cantos de sirena sugerían ignorar la Constitución y convocar nuevas elecciones obviando los plazos. Hay algunos miembros del PP, especialmente lenguaraces, que atribuyen a doña Letizia una cercanía especial a Sánchez porque ambos acudieron al mismo instituto de enseñanza media en Madrid, el Ramiro de Maeztu.

Las cloacas del Estado

La leyenda urbana que se ha creado en torno a doña Letizia incluye incluso el detalle -insisto, sin confirmar- de que la reina consorte fue en persona a saludar a Sánchez el viernes 22 de enero cuando éste acudió por primera vez a La Zarzuela para evacuar consultas con el rey. Desde el PP califican de “canallada” acusar al partido de Rajoy de esa “canallada”: “Nosotros respetamos el secreto de las comunicaciones y no estamos molestos con el rey”.

La segunda teoría pasa por las llamadas “cloacas del Estado”, miembros de las fuerzas de la seguridad del Estado que unas veces actúan dentro y otras fuera de los circuitos oficiales. En la mente de algunos está el nombre del comisario José Villarejo, al que López Madrid acudió en busca de ayuda para salir del atolladero en el que se había metido con la doctora Pinto, la dermatóloga que lo denunció y a la que él después denunció también. Son esas dos causas abiertas en un sumario judicial que ya no está bajo secreto las que están detrás del chat filtrado.

Públicamente, dos ministros del Gobierno en funciones han denunciado este jueves un posible delito de revelación de secretos. El de Justicia, Rafael Catalá, ha anunciado una investigación sobre ese posible delito al tiempo que ha advertido de que ese tipo de investigaciones son “muy complejas”. El de Interior, Jorge Fernández Díaz, se ha limitado a calificar de “lamentable” la revelación de procesos judiciales.

Yellowstone no es Botswana

Así las cosas, las fuentes consultadas en los aledaños de las principales instituciones del Estado descartan que lo sucedido pueda calificarse de “crisis de Estado”. En otras palabras: Compi Yogui (el apodo de doña Letizia a López Madrid) no es Corinna (la pareja de Juan Carlos I entre 2004 y 2014), y Yellowstone (el parque en el vivió feliz el Oso Yogui) no es Botswana (el país donde a Juan Carlos I se fue a cazar elefantes en plena crisis económica). Eso sí, se trata de un preocupante síntoma de que pueda haber personas “interesadas en debilitar la figura del rey en un momento especialmente delicado para el país en el que tiene que mediar políticamente”.

Pero el chat de la discordia es de hace año y medio, y la amistad con López Madrid se cortó de inmediato una semana después, según informó EL ESPAÑOL. López Madrid sigue siendo miembro del patronato de los premios Princesa de Asturias, junto a otros 77 miembros de la crema económica española. Pero desde octubre de 2014, no ha vuelto a asistir a los premios que se celebran cada año en Oviedo.

Los medios de comunicación han extremado el cuidado a la hora de tratar la noticia. De esta manera, las fuentes consultadas estiman que si la reina consorte lo toma como un serio aviso y aplica aún más disciplina a su comportamiento, Compi Yogui no habrá sido más que una tormenta en una taza de té.

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