El rey rompió por lo sano con Javier López Madrid una semana después del desahogo a través de mensajes telefónicos de la reina consorte. En el chat filtrado del 14 de octubre de 2014, doña Letizia expresa al empresario y entonces amigo su apoyo y su cariño tras conocerse que éste estaba implicado en el escándalo de las tarjetas black.

La ruptura no se produjo antes porque López Madrid estaba fuera de España en ese momento y el rey quería hablar con él en privado, no por teléfono o por mensajes. Según fuentes solventes, de la misma forma que el 7 de octubre de 2014 aceptó la dimisión de Rafael Spottorno, el antiguo jefe de la Casa del Rey también implicado en el caso de las black, Felipe VI supo al mismo tiempo que no tenía más remedio que cercenar los vínculos con el que había sido su íntimo amigo durante 16 años. 

“Te escribí cuando salió el artículo de las tarjetas en la mierda [sic] de LOC y ya sabes lo que pienso Javier. Sabemos quién eres, sabes quiénes somos. Nos conocemos, nos queremos, nos respetamos. Lo demás, merde [sic]”, escribe la reina a López Madrid tres días después de que un reportaje en La otra crónica (LOC), el suplemento dominical de El Mundo conocido por su tratamiento de las noticias del corazón, titulara: "Javier López Madrid: el íntimo del rey Felipe con tarjeta black”.

EL REY, PRUDENTE

Según lo desvelado este miércoles por eldiario.es, don Felipe interviene en el chat en un tono mucho más sosegado que doña Letizia. Se da cuenta de inmediato de lo impropio que resulta comunicarse electrónicamente en esos términos con una tercera persona y emplaza a López Madrid a una comida al día siguiente en La Zarzuela. “Ya hablaremos” escribe el rey al amigo con el que mantuvo una estrechísima relación durante 16 años, entre 1998 y 2014. López Madrid le responde que está en San Francisco, pero que puede volver inmediatamente si el rey lo requiere. 

Don Felipe no le pide volver, y el almuerzo en La Zarzuela se produce una semana después, el 21 de octubre, tras el viaje transatlántico de López Madrid. Ese día, el empresario no sólo mantuvo una comida privada con su antiguo amigo del alma, sino que informó de ella al jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín. Éste es el mensaje que López Madrid envía a Alfonsín: “Jaime, hoy almuerzo con don Felipe a las 2. Por si quieres que aproveche a pasar a verte antes o después. He dejado recado de mi llamada en tu despacho”.

El rey está curtido en este tipo de decisiones difíciles, como lo está también el jefe de la Casa. En diciembre de 2011 apoyó el alejamiento oficial al que fueron sometidos su cuñado, Iñaki Urdangarin, y su hermana, la infanta Cristina, por el caso Nóos. En junio de 2015, tras mucho batallar con ella para que renunciara a su título de duquesa de Palma, se lo arrebató mediante decreto ley. Renunciar a su amistad con López Madrid forma parte para él del precio de una Corona a la que está decidido a devolver “la dignidad y la ejemplaridad”, según anunció en su discurso de proclamación el 19 de junio de 2014. 

Don Felipe también tiene mucha experiencia ya con los peligros de las comunicaciones. La filtración de correos embarazosos entre Urdangarin y Carlos García Revenga así como entre Urdangarin y Corinna zu Sayn-Wittgenstein fueron puntos álgidos del escándalo Noos que empujó a su padre, Juan Carlos I, a la abdicación. También cuando era príncipe de Asturias tuvo que acudir al CNI a pedir ayuda debido a un intento de chantaje a doña Letizia. 

Las amistades peligrosas 

En la Casa del Rey saben bien de los peligros que puede conllevar algunas amistades de Juan Carlos I. Después de la ruptura de 2014, López Madrid se ha visto involucrado en otros dos escándalos: el sexual con la dermatóloga y el de corrupción el PP. 

Doña Letizia ha ido limando un carácter impulsivo que en su entorno califican eufemísticamente de “espontaneidad”. Lejos queda ya la incontinencia electrónica de la que hizo gala en los primeros años en La Zarzuela. Una relación con los móviles que aún preocupa en su entorno. Con la prensa mantiene doña Letizia una relación de distancia y desconfianza sobre todo desde la trágica muerte de su hermana pequeña, Erika, de 31 años, en 2007. Una especie de trauma que le hace pensar que su hermana sucumbió ante la  presión mediática. 

MEDIOS EMERGENTES 

El intercambio es otro golpe a la relación de extrema sospecha que doña Letizia mantiene con los medios. La información se ha convertido en trending topic mundial (especialmente el término “compi yogui” con el que la reina se dirige a López Madrid), pero no ha salido de la burbuja de los medios emergentes. Ningún medio tradicional se ha hecho eco de la noticia, como tampoco lo ha hecho los partidos. 

Tan sólo Alberto Garzón (IU), que ha hablado así en una rueda de prensa: “Es un caso muy preocupante porque afecta a la Casa Real, a comisarios de policías, a redes clientelares de grandes empresas y a gente que está imputada en procesos de corrupción. No es un pequeño detalle, sino de pilares del Estado (…) y esto tiene que aclararse todo de la forma más temprana posible. No nos parece lógico que en una investigación policial aparezca información privada que afecta a la Casa Real (…), que está teniendo una actitud poco decorosa como mínimo”. 

Don Felipe se hizo amigo de López Madrid en un safari en Kenia a finales de los 90. Doña Letizia participó de esa amistad desde que conoció al príncipe de Asturias en 2002. La relación de López Madrid con la familia real iba más allá: es padrino de uno de los hijos de la infanta Cristina y su suegro, José Miguel Villar Mir, es íntimo de Juan Carlos I, que lo hizo marqués. 

La amistad con doña Letizia se estrechó después de la dolencia estomacal que sufrió el empresario, lo que le llevó a adoptar un estilo de vida más parecido al de la reina consorte: comidas frugales, yoga y medicina alternativa. Según fuentes solventes, el empresario, un hombre descrito como histriónico y nervioso, no “exhibía su relación con la Corona, pero te hacía ser consciente de ella”.

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