Hace unos días, Manuela Carmena paseaba por Recoletos y vio cinco o seis bolsas de basura tiradas en mitad de la calle. "¿Qué pasa si viene un perro y las muerde?", se preguntó la alcaldesa de Madrid. "Pues que la basura se esparce", contestó veloz en su último encuentro con periodistas.

Tras contar su anécdota, la alcaldesa de Madrid aseguró: "Cada vez que voy por la calle, veo bolsas de basura que no están donde tienen que estar". El equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid quiere decir basta a la suciedad que mancha la capital y que constituye uno de sus mayores dolores de cabeza.

Una de sus últimas medidas, dirigida a aplacar la gran cantidad de bolsas de basura que se amontonan en las esquinas, ha sido incrementar el número de inspectores del consistorio que vela por la limpieza de las calles. En este momento, y mientras se pone en marcha la promoción interna que generará los nuevos puestos de trabajo, los cerca de 300 funcionarios supervisores han intensificado su cometido bajo la presión de Carmena. La alcaldesa de Madrid, en su encuentro con la prensa, lanzó un mensaje claro: los inspectores tienen que "estar ahí" e "impedir" que las bolsas de basura se depositen en lugares inapropiados.

La presión de los inspectores

Las declaraciones de la alcaldesa han sido recibidas por los inspectores con escepticismo y presión. Fuentes de la sección de "limpieza viaria" de "Somos sindicalistas" aseguran que, hasta ahora, el apercibimiento directo al ciudadano no era uno de los principales cometidos de estos supervisores, que suelen centrar su trabajo en la comprobación del cumplimiento de la ordenanza en conversación con las empresas de limpieza y no regañando al transeúnte.

"No es fácil recriminar su conducta a un ciudadano porque muchas veces se producen situaciones de tensión. Le cuento un ejemplo: una vez, un compañero de inspección pidió a un madrileño que recogiera los excrementos de su perro, éste reaccionó mal y terminó propinándole una paliza", cuenta una de estas fuentes sindicales.

Además, la forma que tiene el inspector de regañar o sancionar es compleja. Tal y como explica el Ayuntamiento, un supervisor no puede pedir a un madrileño que se identifique. Para ello, en situaciones de infracción grave o reiterada, tendría que llamar a un policía municipal para que acudiera y exigiera la documentación. Pero, ¿qué ocurre hasta que llega el policía? ¿Cómo retiene el supervisor al infractor? El Ayuntamiento reconoce que estos funcionarios no pueden ponerse "entre el señor y el contenedor" para evitar que una bolsa de basura termine donde no tiene que hacerlo.

El Ayuntamiento no cree que haya tensión

La versión de los sindicalistas contrasta con la aportada por el Consistorio, que asegura que no son frecuentes las situaciones tensas entre los inspectores de basuras y los infractores. "Es que no se trata de ir regañando. No somos las SS. Los supervisores informan y eso no molesta al ciudadano", dice un portavoz de Medio Ambiente.

Más allá de incrementar el número de inspectores, el equipo de Carmena ordenará a estos funcionarios que repartan flyers a los ciudadanos y a los comercios para que conozcan cuál es la ordenanza de limpieza; qué está bien y qué está mal. Estos pequeños folletos expondrán su contenido en cuatro idiomas.

Carmena, presa de los contratos del PP

La actual corporación del Ayuntamiento madrileño apenas tiene margen de maniobra ya que no puede incrementar el número de trabajadores en este ámbito: la ley de contratación pública los tiene atados de pies y manos.

Los contratos que rigen la limpieza de la ciudad fueron diseñados por el equipo de Ana Botella y tienen validez al menos hasta 2021. Con el objetivo de reducir la deuda, asegura el equipo de Carmena, el presupuesto destinado a labores de limpieza se ha reducido un 32,65% desde 2009.

En una entrevista con EL ESPAÑOL, la concejal de Medio Ambiente, Inés Sabanés, aseguró que "si en febrero no ha mejorado la situación", planteará la "rescisión de los contratos".

Prisioneros de los acuerdos firmados por Ana Botella y ante la imposibilidad de incrementar los medios destinados a la limpieza de Madrid, Manuela Carmena ha instado a los inspectores a que estén ahí e "impidan" las infracciones.

La cuenta atrás, iniciada por el propio equipo de Gobierno de Carmena, ha empezado. Si dentro de un mes la situación no ha mejorado, se estudiará la rescisión de los contratos con las empresas privadas. Esta decisión podría suponer el pago de una gran indemnización por parte del Ayuntamiento a estas corporaciones.

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