La reina maga de Uganda tiene nombre propio: María Galán (Madrid, 1997). Ella logró que los Magos de Oriente llegaran con su magia hasta un pequeño orfanato de un pueblo ugandés, Babies Home, y repartieran regalos e ilusión entre los 32 niños que ella cuida y mima desde hace ya tres años como si fueran propios.

Aún no ha cumplido los 27, pero su vocación solidaria, transmitida directamente por su madre, Montse, la han hecho renunciar al confort del primer mundo para mudarse, sin fecha de vuelta, a Uganda, su nuevo hogar.

María Galan, en la puerta de su casa. María Galán

Desde allí dirige Babies Uganda, una oenegé que gestiona dos orfanatos (Babies Home y Kikaya School), dos colegios (uno de ellos para niños ciegos, Cevic School), una clínica (Centro Médico Chloe), un gimnasio al aire libre (SoulGym)y este febrero tienen previsto inaugurar un colegio de secundaria, Kikaya Senior School. Además, mantienen una campaña de alimentación de 200 niños en la isla de Zinga. 

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Es alegre, empática, cariñosa, y para sus huérfanos es su madre soñada. Ella es la nueva reina de África, y ésta es su historia. Una historia que se hizo viral en Navidad y que ella misma cuenta a ENCLAVE ODS. 

Todo comienza con el rescate de un orfanato a punto de cerrar. Con su madre, Montserrat Martínez, al frente de la cruzada. Era 2012. María, ¿cómo sigue la historia?

Mi madre viaja a Uganda con el fin de ver con sus propios ojos lo que pasa en estos países algo antes de 2012. En su viaje, conoce la Babies Home, un orfanato con más de 30 niños que iba a cerrar por falta de fondos. Y ya el primer mes, solo con amigos y familiares más cercanos consiguen recaudar lo suficiente para que no cierre.

Aquí entra Maribel, nuestra compañera, que también llevaba unos cuantos años siendo voluntaria desde España. Y hablando entre las dos, deciden montar Babies Uganda y ya la registran en el año 2012. Los primeros años (hasta 2017), sus esfuerzos estuvieron concentrados en este lugar, aunque cada vez empezaban a llegar más casos particulares a los que fueron ayudando.

En 2017 ya fueron capaces de abrir su propio hogar, que es donde yo vivo a día de hoy. Toni, la persona local de confianza, es trabajador social y su sueño siempre había sido tener su propio proyecto. Así que, si desde Babies Uganda conseguíamos los fondos para construir una casa, él donaría una tierra que tenía.

Y así pasó. Luego llegó el cole de infantil y primaria, donde ya son más de 650 niños, el cole de niños con discapacidad visual, la clínica Chloe donde proporcionamos tratamiento y asistencia gratuita a toda la población de la zona, un campo de deportes, un centro social y ahora el cole de secundaria.

Se podría decir entonces que ha mamado la solidaridad desde pequeña, en su propia casa.

Claro, yo todo lo he vivido muy cerca en casa desde que soy pequeña. Cuando cumplí 18 ya empecé a venir en mis vacaciones de la universidad (yo estudié Economía y Negocios Internacionales en la Universidad de Alcalá).

Mi madre dice que, desde esa primera vez, ya sospechaba que me quedaría aquí. Yo no lo tenía tan claro; de hecho, yo creo que ni me lo planteaba, pero es verdad que cada vez me fui enganchando más. Ya no esperaba a verano y me venía en las vacaciones de Navidad… y cuando me tocó elegir las prácticas de la universidad, me dejaron hacerlas aquí. Apareció el Covid y, en vez de tres meses, me tuve que quedar seis aquí con mi pareja porque cerraron el aeropuerto.

¿Y es entonces cuando decide que su lugar en el mundo está en Uganda y no en Boadilla del Monte, con su calefacción y su ducha de agua caliente?

[Se ríe] Ahí ya fue el punto de inflexión, no quería seguir con mi vida y todas mis comodidades mientras hubiese gente viviendo en estas condiciones. Quería hacer todo lo que estuviese en mi mano para ayudar a Babies Uganda a seguir creciendo desde el terreno directamente para formar parte activa de este cambio, y llegar cada vez a más a personas. Pero, sobre todo, ya no quería ni podía separarme de los peques.

Vive en Kikaya, un pueblo próximo a Kampala, y dirige un orfanato con 32 niños a tu cargo. ¿Cómo se puede ser 'madre' de 32 criaturas con solo 26 años sin morir en el intento?

Lo primero, con ayuda. En casa tenemos a seis aunties (cuidadoras) contratadas y nos ayudan con todas las tareas del hogar y también con el cuidado de los niños y mucho con Mickel y Vincent, dos peques con parálisis cerebral que necesitan de más atención, ir a fisio todos los días… También mi pareja viene la mitad del año y me ayuda mucho.

María Galán, junto a su pareja, Rados, cuidan a los niños ugandeses. María Galán

Escucho mi nombre unas 1.500 veces al día, me siento culpable por no llegar a todo muchas veces y es un no parar. Cuando les meto en la cama sobre las 21/21:30 ya no me apetece ni hablar más hasta la mañana siguiente.

Pero son mi razón de ser, mi felicidad y mi mayor regalo en la vida, así que todos los esfuerzos merecen la pena por saber que ellos se sienten en un hogar, que somos una familia y que siempre estaré aquí para ellos.

¿Se sabe el nombre de todos, sus cumpleaños, sus gustos…?

Los nombres claro. Vivo con ellos casi 365 días al año desde hace ya más de 3 años. Aquí los cumpleaños no tienen la importancia que tienen en España y no se suelen celebrar, pero en casa hacemos grupos y cada tres meses organizamos celebraciones a lo grande.

¿Y ellos como le llaman?

Me llaman mamá o amagalan, que es la abreviatura de auntie, María y Galán.

¿De qué edades son los niños y hasta cuándo se pueden quedar en el orfanato?

El más pequeño ahora tiene año y medio y los más mayores (son mellizos) 16. Pero algunos llegaron recién nacidos. Este es su hogar, así que, como en cualquier hogar de España, cuando cumplan 18 irán a la universidad, o aprenderán un oficio, lo que ellos quieran, pero siempre estaremos ahí para ellos.

¿En qué idioma os comunicáis con los niños?

En inglés y luganda. Aquí el idioma oficial es el inglés, lo aprenden en el cole; en las casas se habla luganda.

Babies Uganda es una ONG capitaneada por mujeres. ¿Son como los tres mosqueteros, “todos para uno y uno para todos”?

Sí, tenemos muchísima suerte de formar un equipo tan sólido, donde las tres remamos en la misma dirección y nos entendemos a la perfección. Mi madre Montse y Maribel trabajando desde España sin descanso, y yo en terreno.

María Galán, junto a su Madre, Monste, fundadora de la ONG. María Galán

Yo he sido la última incorporación. Al final, los principios siempre son los más complicados porque como os podéis imaginar, conseguir que la gente vaya confiando en tu proyecto cuando no tienes prácticamente una trayectoria para demostrar que lo que haces es verdad y los proyectos funcionan. Es muy complicado y eso, lo han conseguido entre las dos.

Sin prisas, disfrutando cada paso, cada nuevo padrino, cada nuevo proyecto. Y así seguimos haciéndolo, cada nuevo objetivo conseguido es un regalo.

Uganda es un país bastante machista. ¿Cómo les han recibido y cómo llevan el hecho de que aquí, en Babies Uganda, las que mandan son las mujeres?

Todo ha ido muy poco a poco, nosotras siempre respetamos su manera de hacer las cosas y nunca imponemos ningún tipo de pensamiento. Hemos tenido que ganarnos la confianza y el respeto de la gente, pero eso es normal. Hemos tenido que demostrar nuestro compromiso firme con su sociedad y con el paso del tiempo lo hemos conseguido.

Estudió economía, ¿le ayuda en algo ese bagaje para gestionar su día a día? ¿Habría sido mejor estudiar Educacion Infantil, enfermería…?

Si es verdad que para muchas cosas me es muy útil, pero si tuviese que elegir a día de hoy, elegiría educación especial. El curso de enfermería ya me lo estoy sacando aquí, voy al hospital día sí y día también con los peques; así que estoy aprendiendo mucho.

Cuéntenos, además del orfanato, los otros proyectos que tienen funcionando en la ONG.

En la Babies Home seguimos ayudando mensualmente para que puedan seguir su actividad.

En Kikaya School damos educación a más de 650 niños de la zona donde más de 200 se quedan a dormir. Aquí es muy típica la institución de boarding school (internado). Les aseguramos su alimentación, su bienestar y su seguridad.

En la Clínica Chloe, atendemos a más de 1.000 pacientes al mes. Tratamiento y asistencia gratuito. Es una clínica de atención primaria con sala de maternidad, laboratorio, fisioterapia, oftalología y odontología.

Cevic School, nuestro cole para niños con discapacidad visual, ya tiene 52 niños y todos duermen en el cole. Hemos conseguido que se sientan a gusto, comprendidos y queridos en un país donde la discapacidad sigue siendo un tema tabú.

Kikaya Senior School, la inauguramos ahora en febrero, que es cuando comienza aquí el curso. Es el cole de secundaria que tendrá una capacidad para más de 300 niños, con campo de deportes, donde los niños podrán realizar extraescolares y hacer ejercicio, centro social, donde también se realizan extraescolares para que quien quiera pueda aprender pintura, baile, canto…

María ¿como consiguieron la financiación para este cole de secundaria?

Para el colegio de secundaria lanzamos el proyecto de Ladrillos solidarios, costaban 250 euros que iban íntegros a la construcción del cole, cada uno elegía el nombre que poner en el ladrillo y eso quedará grabado en el muro del colegio para siempre. Además, Hoff, quiso ayudarnos a terminarlo y entre esto, los ladrillos y los donativos puntuales el cole ya es una realidad.

Para nosotras abrir este cole suponía asegurar la continuidad de los estudios para todos los peques de primaria de nuestro cole. Y es que no todos tienen la posibilidad de hacer secundaria, porque una vez sabes escribir y leer, si los padres no tienen recursos, prefieren que ayudes en el trabajo para ayudar a mantener a la familia.

Otro de sus centros es para niños ciegos y en una revisión general que se hizo a los 52 niños en septiembre de 2023 se descubrió que dos de ellos, de 3 y 5 años podían recuperar la vista.

Aquí hay muy pocos colegios para niños con discapacidad visual (ninguno en más de 300 km a la redonda) por lo que los que hay y saben que existimos, están en nuestro cole.

Hay una patología, las cataratas congénitas, que con tratamiento tiene solución si se pilla de niños. Las de estos dos peques todavía no se habían desarrollado mucho así que estaban a tiempo de poder operarse. No os podéis imaginar la primera vez que vieron, como observaban todo…y lo mejor, cuando se vieron en un espejo.

María Galán, con Dudu. María Galán

Supimos que podían ser operados porque organizamos un eye camp con unos de los mejores especialistas del país en oftalmología, y tanto los niños del cole como la gente del pueblo pudieron venir y hacerse un chequeo.

Salieron más de 15 personas que podían recibir una operación. Y aunque todavía tienen miedo y no están convencidos, esperemos que nos llamen pronto para avisarnos de que ya están preparados para recibirla antes de que sea demasiado tarde.

Su próximo sueño es levantar un colegio para niños con discapacidad. ¿Cree que lo podrá poner en marcha pronto?

Ese fue el reto que lanzamos cuando llegamos al millón de seguidores en Instgram en diciembre del año pasado. Que todo el que quisiese, donase un euro y todo iría destinado a abrir un cole para niños con discapacidad intelectual.

Fue increíble la acogida que tuvimos y hemos conseguido casi 100.000 euros. Así que, en cuanto abra el cole de secundaria y podamos concentrarnos en lo siguiente, empezamos con las obras. Una vez lo construyamos, estamos seguros de que los gastos que van a surgir van a ser superelevados, pero eso, de momento, no podemos predecirlo.

Hablando de niños con discapacidad, su niña del alma es Dudu. Háblenos de ella y del vínculo que las une.

Dudu tiene síndrome de down, y la conozco desde que era un bebé. Hemos pasado por muchas cosas, entre ellas, una operación de corazón aquí en Uganda en octubre del año pasado. Tenemos una conexión muy especial. Y aunque hemos sufrido mucho juntas, nos hemos reído mucho más.

María, se hizo viral llevando la magia de la Navidad a Uganda y sus 32 niños escribieron sus cartas a los Reyes Magos y recibieron sus regalos. ¿Cómo se le ocurrió, cómo lo vivieron ellos?

Los seguidores ya empezaron a subir en diciembre de 2022 y ha sido en todo 2023 cuando he pasado de 3.000 seguidores a 1.1 M (@auntie_mariagalan), pero no especialmente me hice viral en Navidad.

Ya llevamos dos años haciendo Reyes en casa y es un momento muy chulo la verdad. Al ser tantos, es una locura. Y reponemos todos los juguetes en casa, que hace falta de vez en cuando.

Como muchos no saben escribir, hicieron dibujos de lo que querían y las cartas no pudieron quedar más chulas.

Pero volviendo a los seguidores, es cierto que desde que empecé a contar nuestro día a día en Instagram se ha notado mucho el incremento de padrinos y donativos puntuales. Cada vez más personas confían y quieren ser parte de esto.

Tiene solo 26 años, edad de salir con amigos, ir a la disco, pasar más tiempo con sus hermanos, padres, abuelos… y lo ha cambiado voluntariamente. ¿Echa algo de menos? ¿Se ha arrepentido alguna vez de esa decisión?

Nunca me he arrepentido de mi decisión, sé que este es mi lugar y aquí respondo a todos los porqués y paraqués de mi vida. Pero está claro que no es una vida fácil. Vivo en una cultura muy diferente, soy la única blanca de la zona, he tenido que aprender a vivir otra vida, con cero cosas en común con la de antes. Echo de menos muchas cosas, a mi familia y amigos sobre todo, pero éste es mi nuevo hogar.

¿Y ha aprendido algo nuevo de esta nueva vida?

Viviendo aquí te das cuenta de las pocas cosas que necesitamos realmente para vivir bien y le das mucho más valor a lo esencial de la vida, a disfrutar de lo básico. A aprovechar el tiempo, a cuidar, a compartir… Y mi mayor necesidad es asegurarme de que todos y cada uno de los peques estén bien. El resto está en otro plano.

¿Ha padecido ya alguna enfermedad tropical típica de los países africanos?

Sí, viviendo aquí es inevitable. Dos malarias y unas cuantas fiebres tifoideas. De hecho, estoy respondiendo estas preguntas con una vía puesta, porque no hay manera de que se me vaya la fiebre tifoidea y han decidido ponerme el tratamiento directamente por vía.

Ya hay 32 niños en su orfanato, ¿Como llegan hasta aquí?

Siempre todo empieza con la llamada de la policía para comunicarnos que un nuevo peque necesita un hogar, y allá vamos. Desde ese momento ya pasa a formar parte de nuestra familia en Kikaya House.

Los niños del orfanato Babies Home. María Galán

“Todo suma, todo vale y todo cuenta”. Esos son los valores de Babies Uganda, su ONG. ¿Hasta qué punto somos solidarios los españoles?

En nuestra opinión, los españoles son muy solidarios y siempre concentran esfuerzos cuando ven que hay una necesidad o una catástrofe. Como hemos dicho antes, es verdad que hay mucha desconfianza con las organizaciones, pero una vez que ayudan a una porque se ha ganado su confianza, es muy raro que dejen de hacerlo. Hay muchos que quieren ayudar y no saben cómo (Podéis entrar en nuestra web www. babiesuganda.org).

Entre las acciones que habéis puesto en marcha están el libro de recetas de tu abuela. ¿Qué incluye y donde puede comprarse?

Es un libro de las recetas de mi abuela paterna, no sabéis como cocina. De verdad, no exagero, cada plato que hace podría ser merecedor de una estrella Michelín. Ella, durante el Covid, nos estuvo escribiendo a todos los nietos con su puño y letra todas sus recetas para hacernos un libro a cada uno.

Cuando lo terminó, nos lo dio y nos dijo que, si queríamos, podíamos imprimirlo y venderlo para recaudar fondos para Babies. Y eso hicimos. 

Y uno de cuentos escrito por usted, La vida de Sami que lo presentó estas últimas Navidades en Madrid y que parece que está gustando mucho. ¿Cuál es el objetivo del cuento además de recaudar dinero?

Lo escribí con la intención de acercar a los más pequeños a esta realidad, de una manera sencilla y nada dramática, pero con puntos muy visuales y fáciles de entender para los niños. Para que valoren lo que tienen y empiecen ya desde que son pequeños a desarrollar su solidaridad y sensibilidad ante los problemas ajenos.

¿Y las bodas solidarias?

Hacemos regalos de bodas solidarias para los invitados. Tenemos un grupo de voluntarias fijas que se encargan de todo, y no pueden hacerlo mejor. Lleva mucho trabajo y ellas lo hacen todo encantadas para ayudar a Babies a seguir recaudando fondos. Eternamente agradecidas a todas.

¿Cuéntenos también por qué Babies Uganda no admite voluntariado?

Todo nuestro personal es local, y cada vez que necesitamos cubrir una nueva necesidad, se contrata a alguien. De esta manera, consigues generar una estabilidad y continuidad en el proyecto que con voluntarios no es viable.

Y generar todos esos puestos de trabajo (más de 100 contratados de manera fija, más el resto de personal de obra que trabaja por proyectos) supone un gran cambio también para la sociedad ya que les estás dando la oportunidad de coger las riendas de su futuro. Y también, por supuesto, por la estabilidad de los peques.

¿Cómo es la vida normal en Uganda?

La realidad es complicada, la mayoría de su población trabaja en el campo y literalmente, cada día luchan para conseguir el dinero para comer al día siguiente. La media de edad en el país son 15 años, creo que es un dato que da una imagen muy clara de lo dura que es la vida en un país como este.

A los niños les aportas estabilidad, cariño, educación y un plato de comida caliente. ¿Y ellos a usted?

A los niños les aportamos todo lo que necesiten en su vida. Ellos a mí la posibilidad de querer a alguien por encima de todo y la motivación necesaria para seguir haciendo todo lo que hacemos.

¿Qué hace para desconectar?

Nada, es algo a lo que no consigo dedicarle tiempo. Sé que tengo que encontrar momentos para mí y descansar, pero de momento lo llevo mal. La teoría me la sé; la práctica no la he empezado.

Además de sus niños, está Rados, su compañero de vida: ¿comparte cien por cien su propósito de vida?

Él es mi mayor apoyo y quiere a los niños y a este proyecto casi tanto como yo. Esperemos que en unos 3 años ya pueda venir permanentemente aquí, pero de momento él sigue trabajando en un negocio familiar y la temporada de verano la tiene que pasar en España.

¿Cómo es su casita en Kikaya? ¿Algún detalle que indique que allí vive una española?

Creo que no. Pero si nos ves los domingos, probablemente nos veas comiendo tortilla española. A los niños les encanta y cada vez que hacemos, nos salen unas 13 o 14 tortillas grandes.

En un mundo en el que se duda a veces de las labores de las ONG, ¿por qué cree que de vosotras no?

Nosotras somos muy cercanas. Y lo que ves, es lo que hay. No hay más, ni menos. En Instagram intentamos mostrar nuestro día a día, como van sucediendo las cosas, compartir con todo el mundo los logros que se consiguen entre todos…

Y la mejor forma de demostrar que todo el dinero llega aquí es viendo cómo están todos nuestros proyectos y como seguimos abriendo nuevos según van aumentando los fondos. Instagram nos ha abierto una ventana enorme donde poder enseñar al mundo el trabajo que hacemos y cómo trabajando juntos se pueden conseguir tantas cosas.

Un argumento para elegir Babies Uganda y también una cuenta corriente o bizum para los que nos decidamos…

Para nosotras lo importante es que la gente ayude. Si tenemos la suerte de que sea a nuestro proyecto, puedes estar tranquilo que lo utilizaremos de la mejor manera posible, ayudando a que el proyecto cada vez tenga un mayor alcance y más personas se vean beneficiadas.

El caso es ayudar, sea a quien sea. Porque no hay mayor error que pensar “5 euros no van a hacer nada”, porque para ayudar, es necesario pensar en grupo. 5+5+5+5+5… hacen mucho. Y si no mira con el reto del millón. Un euro no hacía nada… pero si muchos se animaban, se iba a conseguir. Y se consiguió. Así que si quieres ayudar, te invito a entrar en nuestra web

Si no estuvieras aquí, dónde crees que estarías ahora.

No soy capaz de imaginar mi vida en otro lugar, la verdad.