Se acaba noviembre y, con él, el mes del bigote. En las últimas semanas, las redes se han llenado de hombres que salían en pantalla disfrazando sus rostros con barbas artificiales, casi daliescas. No se trata de una nueva tendencia, sino de la propuesta con la que Movember busca alzar la voz por la mejora de la salud masculina en torno a tres ejes a menudo invisibilizados: el cáncer de próstata, los tumores testiculares y la salud mental.

En España, la esperanza de vida se ha incrementado de forma casi ininterrumpida para ambos sexos desde que se publicaron los primeros registros en 1975. En cualquier caso, la realidad es que ellos siguen viviendo menos. Frente a los 85 años de media para las mujeres, la media masculina se sitúa en torno a los 80 años, apuntan desde el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Además, más del 20% de los cánceres que se diagnostican en los varones son de próstata. De acuerdo con las previsiones de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se prevé que este será también el cuarto tumor más diagnosticado este 2023, con aproximadamente 29.000 casos.

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Con estas estadísticas sobre la mesa, el movimiento global de Movember nace en 2003 para romper tabúes y desmitificar situaciones todavía evitadas por muchos varones, como el momento de acudir a una revisión urológica. El doctor Miguel Sánchez Encinas, experto en urología oncológica y jefe de Servicio en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos de Madrid, explica que "los hombres tienden a inutilizar los servicios sanitarios, especialmente en la atención preventiva, lo que puede dar lugar a retrasos en el diagnóstico".

Prevenir el cáncer de próstata

El especialista destaca que "es esencial implicarles durante este mes y reducir los estigmas que rodean a la salud urológica, promoviendo un entorno en el que ellos se sientan cómodos hablando de su salud y buscando apoyo cuando lo necesiten". A la consulta se recomienda acudir a partir de los 50 años y, si existen antecedentes familiares, incluso 10 años antes. En ella, se recoge este historial y el paciente es sometido a un examen físico, a menudo acompañado de un análisis de sangre. 

Todo esto forma parte de una revisión integral en la que puede detectarse a tiempo el cáncer de próstata, que, "en sus primeras etapas no da ningún síntoma", recalca el especialista. Y matiza: "Es cierto que muchos diagnósticos se establecen porque el paciente consulta por síntomas urinarios relacionados con procesos benignos, como el aumento del tamaño de la próstata" o los cambios a la hora de orinar. En casos más avanzados, también puede provocar cansancio, pérdida de peso e incluso dolores en los huesos.

Sánchez Encinas esboza el perfil más expuesto al riesgo de recibir este diagnóstico. "Más de la mitad de estos cánceres se ven en hombres de 65 años o más. Los hombres afroamericanos tienen un mayor riesgo y suelen presentar tumores más agresivos". Explica que hay que poner el foco en "los antecedentes familiares de cáncer de próstata por debajo de los 60 años, pero también en otros tumores que sabemos que se relacionan con este por compartir mutaciones en los mismos genes, como son el de mama, ovario, páncreas y colon".

El tratamiento a seguir en el caso del cáncer de próstata depende de la agresividad del tumor, de la extensión y del propio paciente. "Hay que tener en cuenta sus preferencias ante el impacto que tendrá el tratamiento en su calidad de vida, valorando riesgos y beneficios", indica el especialista. La tasa de supervivencia a los cinco años en tumores localizados es superior casi en su totalidad, al 99%, mientras que en los avanzados está en torno al 32%. 

Por eso, el proceso cambia en cada caso. "En el caso del cáncer de próstata localizado, tenemos diferentes opciones según sea la indicación más adecuada", explica. Desde la vigilancia activa, que implica un seguimiento estrecho del cáncer, sin iniciar un tratamiento de inmediato; hasta los tratamientos con intención curativa, "como son el quirúrgico, conocido como prostatectomía radical laparoscopia y asistida por robot y la radioterapia".

Por otro lado, añade, "en tumores avanzados, los tratamientos van encaminados a controlar el cáncer de próstata, evitando que las células tumorales sigan creciendo". Aquí es fundamental la terapia hormonal, dado que el cáncer de próstata necesita testosterona para crecer, por lo que bloquear su acción "con diferentes antiandrógenos es esencial". Por último, "la quimioterapia en estos estadios avanzados también tiene un papel relevante", concluye Sánchez Encinas. 

La cinta azul simboliza la concienciación sobre el cáncer de próstata. iStock

Otro de los problemas de salud masculina al que se da visibilidad en noviembre es el cáncer de testículos. "Aunque solo supone el 1% del total de cánceres diagnosticados en varones, por razones desconocidas, el número de casos está aumentando en las últimas décadas", alerta el experto. Pero insiste: "Se puede detectar mediante la exploración", porque el principal síntoma que se presenta al principio es la aparición de un bulto.

Se trata de una lesión que en ocasiones puede no doler, pero eso "no descarta que se trate de un tumor y es importante consultar". Y añade: "También puede ayudar a estar más alerta a los pacientes saber si en la infancia tuvieron algún fallo en el descenso de los testículos a la bolsa escrotal durante el desarrollo fetal". 

El estigma en la salud sexual

En un mes que invita a la población masculina a alzar la voz por su bienestar emocional, desmitificar cuestiones como la de la disfunción eréctil se convierten en una tarea pendiente. "¿Está infradiagnosticada?", preguntamos al especialista. "Probablemente", responde. "En la década de los 90, el Massachusetts Male Aging Study evidenció que, a la edad de 40 años, el 40% de los hombres reconocía algún grado de deterioro de la función sexual", cita Sánchez Encinas.

Los datos no han cambiado tanto desde entonces. En España, uno de cada cinco hombres de entre 25 y 70 años la padece, de acuerdo con un estudio coordinado desde la Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva (ASESA). El especialista lamenta que, en muchas ocasiones, los hombres priorizan comprar fármacos en Internet antes que ir a la consulta médica.

Sin embargo, es fundamental estar atentos por todo lo que implica: "Es un indicador de salud cardiovascular", destaca. Al igual que la diabetes, la hipertensión y el tabaquismo, esta también puede desembocar en infartos y accidentes cerebrovasculares.

También va de la mano con los problemas de salud mental, que pueden ser tanto causas como consecuencias de esta limitación. "La disfunción puede tener un impacto significativo en la salud emocional de los hombres, provocando ansiedad, depresión y problemas de autoestima", explica el jefe de servicio en el Hospital Universitario Rey Juan Carlos.

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En un contexto en el que, recuerda Sánchez Encinas, "un hombre muere por suicidio cada minuto del día", el doctor celebra que iniciativas como Movember ayuden a concienciar a la sociedad y a descargar a la población masculina de ese lastre silencioso que en muchas ocasiones les hace descuidar su salud. En el caso de la urología, aún hay mitos por desterrar, destaca el especialista: ni las consultas están solamente ocupadas por personas mayores, ni la circuncisión afecta necesariamente, ni las revisiones deben verse como un momento a evitar. 

Un año más, noviembre termina recordándonos, al igual que lo hace el doctor Sánchez Encinas, lo importante que es el seguimiento periódico y la sensibilización, para que la sociedad apueste por la prevención y contribuya a recaudar fondos que impulsen la investigación y la innovación.