El agradecimiento es una actitud que a menudo subestimamos, relegándola a una expresión puntual de cortesía. Sin embargo, en el ámbito de las Organizaciones No Lucrativas (ONG), este valor adquiere una dimensión transformadora que impacta no solo a quienes reciben ayuda, sino también a quienes la prestan y a toda la sociedad. En el tercer sector, el agradecimiento no es solo una palabra: es un motor de cambio social.

Desde mi experiencia al frente de Fundación Lealtad, he visto cómo el reconocimiento puede marcar la diferencia en cada uno de los actores que participan en el trabajo de una ONG. Los beneficiarios, por ejemplo, no solo encuentran apoyo material, sino también emocional.

Saber que no están solos y que alguien ha pensado en ellos genera esperanza, un sentimiento tan necesario como los recursos que se les proporcionan. Este agradecimiento, además, tiene un efecto multiplicador, ya que muchas veces inspira a los propios beneficiarios a convertirse en voluntarios o a apoyar a otros en situaciones similares.

En el caso de los voluntarios, el agradecimiento es una fuente de energía y motivación. A menudo, las personas que dedican su tiempo a una causa solidaria lo hacen desinteresadamente, movidas por su deseo de contribuir al bienestar de los demás.

Pero saber que su labor es valorada y reconocida refuerza su compromiso y les anima a seguir adelante. Y es que, un simple "gracias" puede ser el impulso que necesitan para continuar regalando su tiempo y habilidades a los demás.

También los trabajadores de las ONG se ven impactados por el agradecimiento. Su labor, aunque profundamente satisfactoria, no está exenta de retos. Gestionar recursos limitados, afrontar crisis humanitarias o trabajar en entornos complicados puede ser agotador. Sin embargo, cuando reciben el reconocimiento de la sociedad y de los beneficiarios, encuentran fuerzas renovadas para seguir adelante.

El agradecimiento también beneficia a quienes apoyan económicamente a las ONG. Saber que sus donaciones están marcando una diferencia real genera una conexión emocional con la causa que han decidido respaldar.

En Fundación Lealtad acreditamos la transparencia y las buenas prácticas de las ONG para que los donantes tengan la tranquilidad de que su apoyo llega donde realmente se necesita. Este compromiso con la confianza y la transparencia también es una forma de agradecer su colaboración.

El poder del agradecimiento se extiende más allá de lo individual. Tiene el potencial de fortalecer el tejido social y fomentar una cultura de solidaridad. Cuando reconocemos el trabajo de las ONG, no solo estamos valorando su labor; también estamos promoviendo valores como la empatía, la generosidad y la justicia social. En una época en la que las crisis globales ponen a prueba nuestra capacidad de respuesta, es fundamental que recordemos el impacto positivo que tienen estas organizaciones en la sociedad.

Durante la pandemia, por ejemplo, vimos cómo las ONG estuvieron en primera línea, ayudando a quienes más lo necesitaban. El agradecimiento hacia su labor no solo fue un acto de reconocimiento, sino también una manera de darles visibilidad y animar a más personas a colaborar con ellas.

Lo mismo ha ocurrido en crisis recientes, como el conflicto en Ucrania o los desastres naturales, donde las organizaciones han demostrado ser un pilar esencial para la respuesta humanitaria.

El agradecimiento, sin embargo, no debería limitarse a momentos de emergencia. Practicarlo en nuestro día a día, en gestos tan simples como reconocer el esfuerzo de un voluntario o valorar el impacto de una donación, puede generar un efecto positivo duradero.

Como ciudadanos, todos tenemos la capacidad de contribuir a crear una sociedad más solidaria. Y el primer paso para lograrlo es reconocer y agradecer el trabajo de quienes están dedicando su tiempo, esfuerzo y recursos a mejorar la vida de los demás.

En Fundación Lealtad creemos que el agradecimiento es mucho más que una expresión de cortesía: es una herramienta poderosa para impulsar el cambio social. Al reconocer y apoyar a las ONG, estamos fortaleciendo su capacidad para seguir transformando vidas y construyendo un futuro más justo y solidario.

En un mundo que a menudo se enfrenta a noticias desalentadoras, detenernos a agradecer puede ser un recordatorio de que todos, en mayor o menor medida, podemos ser parte de la solución. ¿Por qué no empezamos hoy mismo?

***Ana Benavides es directora general de Fundación Lealtad.