El acceso a una vivienda digna es un derecho universal con el que todos deberíamos poder contar, si bien no está plenamente reconocido. Actualmente, en España hay más de 33.000 personas en situación de sinhogarismo.

Aparentemente, un problema de esta magnitud debería ser capaz de solucionarse en un país con una población de más de 47 millones de habitantes.

La realidad, sin embargo, es muy diferente. En situaciones de incertidumbre como la actual, la vulnerabilidad residencial, lejos de erradicarse, se acentúa. Y lo hace en un entorno donde las diferentes medidas públicas adoptadas a lo largo de los años no han terminado de generar una solución estructural.

En un contexto así, el entendimiento del tercer sector y del sector inmobiliario es mucho más que necesario, y más evidente del que a simple vista puede parecer, pues a ambos nos une lo más importante: nuestro sentido de la responsabilidad.

Y, también, el compromiso social para generar soluciones sostenibles a todos los niveles, includios el plano social y en el económico.

Javier Basagoiti, presidente de ASOCIMI, y Marian Juste, presidenta del patronato de Fundación Hogar Si, en la firma de constitución de Primero H

De ahí surge, precisamente, Primero H socimi: la primera socimi social en España, que nace de la alianza entre Hogar Sí, entidad de iniciativa social que trabaja para combatir el sinhogarismo en España, y ASOCIMI, asociación española creada para promover el papel de las Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario (socimis) en España.

Entre sus objetivos se encuentra el compromiso social de generar mayores posibilidades de acceso a la vivienda en alquiler asequible para personas en riesgo de vulnerabilidad residencial y, especialmente, a aquellos en situación de sinhogarismo.

Se trata de una iniciativa innovadora y pionera en España, de índole privada, con precedentes exitosos en otros países como Australia o Reino Unido.

Porque el ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles), en su meta 1 plantea: “Asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales”. La Agenda 2030 confirma así algo que nuestra alianza defiende desde su creación: que el sinhogarismo es un problema fundamentalmente de vivienda y que el fenómeno debe ser solucionado para dar por cumplida esta meta.

El entendimiento del tercer sector y del sector inmobiliario es necesario, nos une nuestro sentido de la responsabilidad

Mediante este proyecto, inversores de diferente índole pueden realizar sus aportaciones –dinerarias o no– a Primero H socimi a cambio de acciones. Con esas aportaciones, Primero H socimi adquiere viviendas que cumplan con los parámetros necesarios en términos de ubicación, superficie, accesibilidad y comunicaciones, entre otros, las reforma, si fuese necesario, y las alquila a entidades como Hogar Sí.

Estas entidades otorgan seguridad arrendaticia, al tiempo que destinan los pisos alquilados a colectivos vulnerables en el ámbito residencial (sinhogarismo, discapacidad, salud mental, infancia o tercera edad, entre otros), con los que trabajan estrechamente para conseguir su reinserción social y laboral.

De esta manera, Primero H socimi se constituye como una inversión de impacto social, que pretende obtener un retorno sostenible en una doble vertiente: la social, a través de la erradicación del sinhogarismo, y la económica, a través de la obtención de una rentabilidad para sus inversores que, al menos, sea igual al capital invertido.

La Agenda 2030 confirma algo que nuestra alianza defiende: el sinhogarismo es un problema fundamentalmente de vivienda

Lo anterior no sería posible sin valores como compromiso, integridad o transparencia, que deben reflejarse inevitablemente en nuestro quehacer diario.

Por esta razón, entre otras, hemos querido crear Primero H bajo el régimen socimi, asumiendo así, como compañía cotizada, la responsabilidad de otorgar una transparencia, que estará reforzada, además, por la constitución de un comité ético independiente, responsable de velar en todo momento por el complimiento de nuestro objeto social.

Y todo ello, sin olvidar nuestra vocación inclusiva, dando cabida a cualquier tipo de inversor con compromiso social y a cualquier entidad que necesite un alquiler asequible para otorgar una solución residencial a personas y colectivos vulnerables en este ámbito.

También a cualquier asesor que quiera contribuir pro bono a la consecución de nuestra causa. Y, por qué no, a cualquier otro proyecto de carácter social, público o privado, que se pueda derivar de una iniciativa como la nuestra y permita construir una sociedad mejor de forma sostenible.

***Javier Basagoiti es presidente de ASOCIMI.