La percepción que la juventud española tiene sobre su propia salud muestra signos de recuperación tras varios años de deterioro. O, por lo menos, así lo muestra el Barómetro Juventud, Salud y Bienestar 2025, presentado por Fundación Mutua Madrileña y Fad Juventud, este jueves 20 de noviembre.
El informe revela que el 65% de los jóvenes considera que su salud es buena o muy buena, el mejor dato desde el estallido de la pandemia. Y, aunque las cifras aún no alcanzan los niveles previos a 2020, la tendencia apunta a una consolidación del bienestar físico.
El estudio, elaborado a partir de una encuesta online a 1.511 jóvenes de entre 15 y 29 años y con carácter bienal desde 2017, permite observar la evolución de la salud juvenil en casi una década.
Motivo por el que ahora, los resultados de 2025 reflejan una mejora en la valoración física y una ligera recuperación del estado mental, aunque persisten factores de vulnerabilidad como la soledad no deseada y las desigualdades por género y edad.
Hábitos saludables
El cambio de tendencia en la salud percibida se acompaña de un aumento significativo de los hábitos de vida saludables. En 2025, el 72,3% de los jóvenes asegura preocuparse mucho o bastante por su salud, y el 68,1% afirma llevar un estilo de vida sano, un incremento de más de siete puntos respecto al estudio anterior.
La práctica deportiva muestra uno de los avances más notables: el 42,6% realiza ejercicio todos o casi todos los días, duplicando el dato registrado en 2021 y superando en 20 puntos el porcentaje de 2019.
Presentación Barómetro Juventud, Salud y Bienestar 2025.
La alimentación también gana protagonismo como elemento de autocuidado. Más de la mitad de los jóvenes (56,2%) dice vigilarla mucho o bastante, un crecimiento de 18 puntos desde la edición anterior del barómetro.
Sin embargo, este mayor interés convive con un aumento de la preocupación por la imagen física, que pasa del 20,5% en 2023 al 35,9% en 2025. En concreto, las mujeres y las personas más jóvenes son quienes declaran sentirse más presionadas por su apariencia.
Salud mental
Por su parte, la salud mental sigue siendo uno de los principales retos para la juventud. El 54,7% afirma haber tenido algún problema psicológico o psiquiátrico en el último año. Aunque esta cifra es inferior a la registrada en 2021 y 2023, continúa siendo casi el doble que la de 2017.
Los síntomas más comunes incluyen cansancio (52,3%), falta de concentración (47,6%), tristeza (45%) e insomnio, todos ellos por encima del 40%.
Los diagnósticos profesionales descienden ligeramente: del 50% en 2023 al 44,8% en 2025. La ansiedad sigue siendo el trastorno más habitual, único que aumenta respecto al estudio previo (del 15,9% al 17,9%). Le siguen la depresión, que muestra un leve descenso, y el TDAH, que crece hasta el 9,2%.
A pesar de la mayor conciencia social sobre la salud mental, solo uno de cada cuatro jóvenes ha buscado ayuda profesional. Las principales barreras señaladas son el coste económico (31%) y la idea de poder gestionar el malestar por cuenta propia (22%).
En cuanto a la ideación suicida, los datos muestran una reducción. El 43% de los jóvenes afirma haber tenido pensamientos suicidas alguna vez, casi seis puntos menos que en 2023. Y un 7,6% los ha experimentado con frecuencia.
Además, por primera vez, el barómetro distingue entre estas ideas y las prácticas autolesivas: un 34,7% reconoce haberse autolesionado alguna vez y un 6,8% lo hace con frecuencia. Las mujeres son más propensas a las autolesiones en general, aunque entre quienes las realizan de forma habitual el porcentaje es ligeramente mayor entre los hombres.
Las conductas autolesivas y la ideación suicida se intensifican entre jóvenes con menor nivel educativo y quienes viven situaciones de carencia material severa.
Un adolescente a oscuras usando el teléfono móvil.
Uno de los indicadores que más empeora es la soledad no deseada. En 2025 afecta al 87,5% de los jóvenes, casi seis puntos más que en 2023. De hecho, una cuarta parte la experimenta de manera frecuente, especialmente las mujeres y las personas de 20 a 24 años.
Y es que aunque la mayoría (79,7%) asegura contar con redes de apoyo suficientes, solo dos de cada tres recurren a ellas ante un problema. Entre las mujeres, esta búsqueda de apoyo es más común, si bien también declaran sentirse más juzgadas.
Riesgos y desigualdades
El informe señala además que las preocupaciones de los jóvenes se centran en la violencia y las prácticas de riesgo. Pues un tercio teme sufrir violencia física o sexual, mientras que un 32,8% teme contraer una ITS y un 31,5% un embarazo no deseado.
En materia de movilidad, uno de cada tres jóvenes admite haberse subido a un vehículo conducido por alguien bajo los efectos del alcohol o las drogas, y un 27,7% reconoce haber conducido de manera temeraria.
Y, una vez más, las brechas de género y edad persisten. Las mujeres presentan peores indicadores emocionales y mayor presión por la imagen, mientras que los hombres muestran mayor incidencia en conductas de riesgo. Por edad, el grupo de 20 a 24 años es el que concentra mayores niveles de estrés y sentimientos de incertidumbre.
Así, tras casi diez años de análisis longitudinal, el barómetro evidencia que, aunque la salud física y parte de la salud mental de la juventud muestran señales de mejora, la soledad, la ansiedad y las desigualdades continúan siendo factores determinantes.
De cualquier modo, el informe subraya que la salud juvenil no depende únicamente de los hábitos individuales, sino del contexto social, económico y relacional en el que se desarrolla la vida de los jóvenes.
