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En 2025, el índice de natalidad global continúa su tendencia a la baja. Un fenómeno que estimula la incertidumbre, a nivel mundial, y alerta a los países sobre su futuro demográfico.

Ahora bien, mientras unas administraciones se centran en la calidad y en los recursos a mejorar, otros tantos optan por preocuparse de la cantidadEste es el caso de la Federación de Rusia.

Pese a los continuos esfuerzos del gigante del Este, durante años, por promover la maternidad mediante estímulos económicos y una fuerte campaña propagandística, lo cierto es que aún no ha logrado revertir su crisis poblacional iniciada a finales de los 90

Las recurrentes crisis económicas y la falta de estabilidad política en el país hicieron que muchas familias retrasaran sus planes de tener hijos. Más tarde, ya con el inicio del nuevo milenio, se observó un pequeño ascenso. 

La implementación de incentivos por un segundo hijo, en 2007, -y que a posteriori, se ampliaron incluso al primer infante-, dejó tras de sí un resurgir destacable. La cifra más alta se alcanzó en 2014, con 1,94 millones de nacimientos. 

No obstante, desde 2016, la baja natalidad en Rusia volvió a alcanzar niveles alarmantes. BBC News estima que la tasa de fertilidad actual es de solo 1.5 hijos por mujer, muy por debajo del nivel necesario de 2.1 para mantener una población estable.

Esta crisis demográfica se ha visto influenciada por factores como la migración y las pérdidas humanas derivadas de la Guerra Rusia-Ucrania.

De hecho, en 2024, se registraron solo 1.2 millones de nacimientos; la cifra más baja en 25 años. Es más, de acuerdo con la ONU, “la población rusa podría caer hasta un 50% para 2100”.  

Así, en un nuevo intento desesperado por frenar su declive poblacional, el coloso ruso ha implementado, desde comienzos de este año, una nueva política con dos objetivos concisos: revitalizar velozmente la tasa de natalidad y desalentar el aborto entre las jóvenes.

De acuerdo con la Agencia Federal de Estadísticas de Rusia (Rosstat), en 2023 nacieron aproximadamente 9.000 bebés de madres adolescentes de entre 12 y 17 años, y se calcula que alrededor del 40% de los embarazos terminaron en aborto.

Y, según datos del Ministerio de Educación ruso, en julio de 2024 cerca de 18.000 estudiantes universitarias cuidaban a hijos menores de 3 años.

La premisa, entonces, es simple: cuanto antes seas madre, más tiempo posees para tener más hijos. Así, se otorgarán incentivos económicos —suministrados por las autoridades locales— a jóvenes universitarias y colegialas; un rango que incluye a las menores de edad.

Al menos 27 regiones rusas ya han comenzado a otorgar estos bonos, que varían desde los 20,000 hasta los 150,000 rublos —aproximadamente entre 230 y 1.760 dólares—. No importa su edad exacta, únicamente que tengan más de 12 semanas de gestación.

La región de Oriol, situada a 360 kilómetros de Moscú, ha sido la primera en introducir el pago de estos subsidios. Kemerovo, una localidad al sur de Rusia, fue una de las últimas zonas en adoptar esta tendencia. 

En suma, el Kremlin ha implementado políticas adicionales, como la creación de un programa de televisión titulado Mamá a los 16 que busca resaltar lo que se considera la “belleza de la maternidad joven”. Una adaptación rusa del reality show estadounidense Embarazada a los 16.

La situación es aún más preocupante si se tienen en cuenta las restricciones y multas impuestas a quienes promuevan la idea de no tener hijos, conocidas como la propaganda childfree. Así como la creación de un posible Ministerio del Sexo. 

Sin embargo, pese a las nuevas medidas, los números siguen siendo bajos. Secundando una investigación del servicio ruso de la BBC, solo 310 mujeres menores de 25 años solicitaron los bonos en los primeros meses de 2025. Y, de todos ellas, fueron 66 estudiantes las que lo recibieron.

Entre varios motivos, porque las altas tasas de mortalidad infantil y los peligros para las jóvenes embarazadas obstruyen el futuro soñado de Putin. 

Según la Organización Mundial de la Salud, las niñas tienen cuatro veces más probabilidades de morir durante el embarazo, o el parto, en comparación con mujeres mayores de 20 años.

Estas jóvenes también tienen mayor probabilidad de enfrentar complicaciones, como eclampsia —convulsiones provocadas por la hipertensión—, infecciones graves y problemas posparto, así como depresión, angustia y ansiedad; donde seis de cada diez deben abandonar sus estudios.

En cuanto a los neonatos de madres menores de 20 años, estos también enfrentan el doble de riesgo de mortalidad prenatal, bajo peso al nacer y fallecer en las primeras semanas de vida

En un contexto más amplio, otros países también están implementando políticas similares. Por ejemplo, en Estados Unidos se ha propuesto el baby bonus, que otorga 5.000 dólares a las mujeres por cada niño nacido.

Empero, los expertos advierten que estas medidas son únicamente temporales, ya que como indicaron demógrafos británicos y rusos a BBC News, "estas vendrán seguidas de un aumento de la fecundidad, pero luego habrá un descenso".