La recta final de la 28ª Conferencia de las Partes (COP28) de Naciones Unidas sobre el cambio climático ya ha empezado. Con Sultal Al-Jaber, el presidente del encuentro emiratí, asegurando que los delegados contarán con un primer borrador del acuerdo a primera hora del lunes 11 de diciembre e insistiendo en que la cumbre acabará a las 11 de la mañana del día 12, en hora local, los cronómetros han empezado su cuenta atrás. 

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Tras 11 días de promesas, compromisos y anuncios de buenas intenciones, este fin de semana la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) demostró, como explican las oenegés, que "las industrias contaminantes temen que se refuercen los llamamientos en favor de una transición energética limpia".

Eso, como explican desde WWF en un comunicado, junto a los más 2.400 lobistas de los combustibles fósiles mandan un mensaje claro. Porque, parafraseando a António Guterres, el secretario general de la ONU, esta cumbre del clima podría ser el verdadero "ahora o nunca" de la lucha climática.

Y es que, aseguran desde la oenegé ecologistas, "existe la posibilidad real de que la COP28 envíe la señal de que la era de los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) llega a su fin". Por eso, consideran desde WWF, "los países deben responder con un acuerdo final que suponga la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles".

Porque, afirma Mar Asunción, responsable del programa de Clima y Energía de la oenegé en España, es vital recordar que "los combustibles fósiles no son compatibles con un planeta habitable". Y eso, dice, debe reflejarse en el resultado de la COP28.

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Para que este sea creíble, matiza, "el Balance Global (Global Stocktake, en inglés) debe dar a los países la orientación y las herramientas necesarias; los países deben mantener y reforzar el lenguaje del borrador del Balance Global con un llamamiento a la eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles para mediados de siglo, y que los países desarrollados lo logren mucho antes".

Por el momento, las promesas de triplicar las energías renovables, mejorar la eficiencia energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del metano, entre otras, han proliferado. Algo que, como suele ocurrir en este tipo de encuentros, pone en jaque a aquellos interesados en que el mundo no transiciones hacia las energías verdes.

Pero, ¿cómo serían nuestras sociedades, nuestras vidas, si las promesas llegasen —por una vez— a buen puerto? La Agencia Internacional de la Energía (AIE) se ha puesto manos a la obra y ha hecho sus estimaciones. 

El análisis de la AIE

Este fin de semana, la AIE analizó el impacto que tendría en las emisiones de gases de efecto invernadero globales, relacionadas con la energía, que todos los países signatarios de las promesas llevadas a cabo hasta ahora en la COP28 se tomasen su trabajo en serio. En general, explican desde la agencia en un comunicado, "son un paso en la dirección correcta".

Sin embargo, argumentan, "no son ni por asomo lo suficientemente ambiciosas para alcanzar los objetivos climáticos a nivel global". En particular, matizan, "para limitar el calentamiento global a los 1,5 °C", por encima de los niveles preindustriales. 

Las estimaciones de la AIE cogen como referencia el viernes 8 de diciembre. En aquel momento, cerca de 130 países habían respaldado ya el compromiso de triplicar la capacidad renovable para 2030 y duplicar las tasas anuales de mejoras en eficiencia energética para el mismo año. 

Todos los países que se comprometieron a ello, explican desde la agencia, suman el 40% de las emisiones globales de CO₂ derivadas de la quema de combustibles fósiles. Además, los 130 países suman tan solo el 37% de la demanda mundial de energía y el 56% del Producto Interior Bruto (PIB) global. 

A este análisis, la AIE también ha sumado las 50 empresas petroleras y gasísticas que, el pasado viernes, habían firmado el compromiso del metano. Es decir, aquellas que han prometido eliminar las emisiones de metano y la quema rutinaria de este gas. En total, las compañías que se han sumado a este compromiso equivalen al 40% de los productores de petróleo y al 35% de gas y petróleo combinado. 

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4 gigatones de CO₂ menos

Tras un estudio exhaustivo, la Agencia Internacional de la Energía concluye que si todos estos compromisos se cumpliesen de manera íntegra por todos los signatarios, las emisiones de gases de efecto invernadero se reducirían. En concreto, en 2030 se emitirían a la atmósfera cerca de 4 gigatones equivalentes de CO₂ menos que si no se llevasen a cabo estas medidas. La AEI coge como referencia para sus aproximaciones los escenarios que marcan las políticas estatales actuales. 

Esta reducción para 2030, explican desde la agencia, representa "solo" el 30% de las emisiones que se necesitan recortar para "poner al mundo en un sendero que sea compatible con limitar el calentamiento global a los 1,5 °C".