Extinción de un incendio en Cantabria.

Extinción de un incendio en Cantabria. Twitter Gobierno de Cantabria

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Cantabria, un 'polvorín' con 150 fuegos en menos de un mes: “No está claro si es incendio o quema prescrita”

Desde el Colegio de Ingenieros y Técnicos Forestales apuntan que “es poco adecuado” mantener quemas si hay focos activos y riesgo alto de incendios.

24 marzo, 2023 01:45

La cultura del fuego anida con fuerza en la cornisa cantábrica. Cada año, el número de incendios crece en meses en los que el calor no es el protagonista y zonas como Cantabria se convierten en polvorines. Según datos del gobierno regional, solo en marzo y sin haber finalizado el mes, ya se han producido más de 150 incendios en sus bosques.

“Son incendios en su totalidad intencionados”, cuenta Francisco Javier Manrique, decano territorial en Cantabria del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales (COITF). Con más de 30 años de experiencia en la zona, el experto comenta que “el origen, en su gran mayoría, o casi al 100%, es ganadero”, por “problemas o rencillas entre ellos, con la caza o con el lobo” o, simplemente, porque necesitan regenerar el pasto.

Como explica Manrique, del 15 de enero al 15 de mayo es cuando se produce el grueso de los incendios en la cornisa cantábrica, y marzo “es el mes en el que más incendios tenemos estadísticamente”. En total, según datos oficiales, se producen de media unos 800 en toda la temporada y suelen verse afectadas hasta 9.000 hectáreas. Hace un año, sin ir más lejos, Cantabria llegó a registrar en el invierno y primavera un total de 693 incendios forestales que quemaron unas 6.641 hectáreas. 

“En invierno está parado el pasto. Si ahora quemas, el brote de primavera es de hierba y no de matorral, y al ganado le gusta mucho el que se produce después del incendio”, apunta el experto. Por este motivo, comenta Manrique, en todas las zonas pastables del mundo, los incendios se suelen producir cuando acaba el invierno y empieza la primavera. Los ganaderos buscan regenerar pastos y esta es la mejor época.

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“La pasada noche se quemó un pinar”, comenta el decano del COITF, pero puntualiza que no es lo habitual si las condiciones meteorológicas son buenas. Además, como añade Raúl de la Calle, secretario general del mismo colegio, estos incendios no son de un tamaño muy grande. Entre otras cosas, porque estas quemas –prescritas o no– buscan un beneficio, que es regenerar el pasto. Además, se llevan a cabo cada vez que se producen “condiciones de oportunidad”, como son vientos de componente sur, temperaturas un poco altas y humedad relativa más baja.

Manrique apunta que “el riesgo [de que se descontrole] siempre existe” y depende sobre todo del viento y de la humedad relativa. “Como son incendios en su totalidad intencionados, se queman en momentos que ven condiciones de oportunidad de quemar. Si lloviese, tendríamos un par de días más tranquilos. Depende mucho de la meteorología”, asegura el experto.

Esto es algo de lo que ya habló el pasado mes de octubre en rueda de prensa Guillermo Blanco, consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente de Cantabria, los incendios forestales representan "una problemática compleja, no exclusiva de Cantabria, y en la que intervienen factores de diferente índole y a distinta escala, y que también está muy condicionada por componentes que escapan al control de un Operativo". Entre otras cosas, a las condiciones meteorológicas en un momento determinado, o el cambio climático como factor global, además de "la intencionalidad de una persona que decide prender fuego al monte".

Extinción de un incendio forestal en Cantabria.

Extinción de un incendio forestal en Cantabria. 112 Cantabria Europa Press

No obstante, Manrique apunta que este año se ha dado una situación que se debería controlar. “Hay quemas prescritas al mismo tiempo qué incendios”, comenta, y “es poco adecuado”. Según el experto, estas acciones previstas se deberían haber suspendido mientras hay fuegos activos porque, además, se genera confusión en el dispositivo de extinción. “A veces no está claro lo que es incendio y lo que es quema”, señala.

Estas autorizaciones de quemar determinadas superficies están reguladas por ley. En el caso de Cantabria, en la Orden MED/3/2021, de 9 marzo, y se realizan con el acompañamiento de profesionales. Este año, en el marco del Plan Estratégico de Prevención y Lucha con Incendios, se han autorizado todas las solicitudes para la realización de quemas rurales, en concreto, 6.125, y se han concedido 185 autorizaciones para realizar rodales de quema en monte, que suman una superficie de 1.734 hectáreas en distintas comarcas forestales.

Como apunta De la Calle, este tipo de quemas se aconsejan “en momentos adecuados y en puntos estratégicos, porque significa reducir biomasa en lugares idóneos, para que si llega un fuego, este reduzca su intensidad y favorezca las labores de extinción”. Comenta que cada vez es una herramienta que se utiliza más porque se está demostrando su eficacia.

“Había una visión de que pudiera hacer daño a la biodiversidad que existe en ese tramo, pero el beneficio supera al perjuicio”, explica el experto. Añade que “luego, en esas pajas, aparecen nuevas especies vegetales, que aprovechan ese momento de que tienen más luz y que hay menos competencia con otras plantas para salir”.

Extinción de un incendio forestal en Cantabria.

Extinción de un incendio forestal en Cantabria. Gobierno de Cantabria Europa Press

El ‘fantasma’ de la PAC

“La superficie que se quema en Cantabria es rasa. La tendencia en los últimos años es a más incendios y más superficie quemada”, apunta Manrique. Para el experto, hay un problema al que se le debería prestar más atención, y es que “la Política Agraria Común (PAC) de la UE influye en los incendios para regeneración de pastos”.

Como explica, esta normativa comunitaria obliga a que la superficie de pastos con derechos de subvención de los ganaderos no tenga matorral o, en caso de que sí, esté por debajo de los 40 centímetros. “Esto hace que cuando llegue a esa altura, el matorral tenga que quemarse”, señala Manrique, e insiste en que “de alguna manera, habría que trabajar para que no se produzca esa llamada a la necesidad de quemar”.

Hay que recordar que una de las cuestiones que sembró polémica el pasado año –uno de los más negros en materia de incendios– fue la prohibición de utilizar fuego para deshacerse de los desechos agrícolas y ganaderos. Una norma que se incluyó fue la Ley 7/2022 de Residuos y Suelos Contaminados y que con la entrada en vigor de la nueva PAC este año se ha podido modificar.

Como indica la propia normativa en su artículo 27, solo podrá permitirse la quema de residuos vegetales generados en el entorno agrario o silvícola cuando cuenten con la correspondiente autorización del órgano competente de las Comunidades Autónomas. Específicamente, en dos supuestos: por razones de carácter fitosanitario o con el objeto de prevenir los incendios.