Manuel Marchena, presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo español, ha enviado a sus amigos y conocidos una original felicitación: se trata de un vídeo, realizado con fotografías en movimiento, que muestran distintos lugares del edifico que alberga el alto tribunal, algunos no tan conocidos por el gran público.

Las imágenes enseñan curiosos detalles del interior y exterior del llamado Palacio de Justicia, uno de los edificios más espectaculares de Madrid, por su gran tamaño, su impresionante arquitectura y los tesoros que alberga, y que es la sede del Tribunal Supremo desde 1875.

Con su historia se podría hacer una película. Fue construido gracias al apoyo y financiación de Bárbara de Braganza, esposa del rey Fernando VI. Nacida en Portugal, hablaba seis idiomas y era una mujer culta e inteligente.

Ni ella ni su marido mantenían buenas relaciones con Isabel de Farnersio, segunda esposa de Felipe V (y ‘madrastra’ de Fernando V), que pretendía el trono para su propio hijo, quien después se convertiría en Carlos III.

Doña Bárbara planeó construir un palacio para vivir alejada de la corte y de su suegra pero, con gran visión, incluyó también en el proyecto un internado para la educación de las doncellas pertenencientes a las familias nobles, algo frecuente en aquella época. Y compró unos terrenos para edificarlo, en lo que entonces eran las afueras de Madrid.

Para atenuar la influencia que los religiosos italianos tenían en la Corte, bajo la preotección de la reina madre, Bárbara de Braganza encomendó la tutela del colegio y el convento a La Orden de la Visitación de Santa María, fundada en 1610 por San Francisco de Sales y Santa Juana Frémyot de Chantal, en Annecy (Francia).

Estas monjas francesas eran conocidas entonces por los madrileños como “las salesas” (por ser rama femenina de los salesianos) y con este apodo se sigue conociendo, hoy, siglos después, el edificio. Allí permanecerían hasta que en 1870, un decreto lo destinó a sede de la administración de la Justicia.

Dicen que Eugenia de Montijo, más tarde esposa de Napoleón III y emperatriz de Francia, fue una de aquellas niñas que completaron allí su educacion, que incluía además de la educación básica, costura, francés y latín. 

El edificio fue concebido y proyectado por el arquitecto francés Francisco Carlier y acabado por Francisco Moradillo. En 1758 concluyó la obra pero la reina portuguesa no pudo habitarlo, pues falleció solo unos meses después. Su marido, dicen que roto por el dolor de la pérdida de su amada esposa, falleció un año después.

La pareja está enterrada en la Iglesia de Santa Bárbara que, milagrosamente, se salvó del incendio que, en 1915, destruyó lo que hoy es el palacio y en el que falleció asfixiado precisamente el secretario de la Sala Segunda, José Armada cuando intentaba salvar algunos documentos.

Y dice la leyenda que hoy es el fantasma que recorre el edificio, pues no hay no hay palacio que se precie cuya historia no incluya uno, como sucede en el Palacio de Linares, hoy sede de la Casa de América.

De la reconstrucción se encargó el arquitecto Joaquín Rojí quien conservó muchos elementos del proyecto original e incluyó otros nuevos. Alfonso XIII inauguró el nuevo edificio, en 1925.

En la felicitación de Manuel Marchena se pueden ver la fachada principal, que da a los jardines de la Plaza de la Villa de París, con las tres esculturas que representan la Ley, la Equidad y el Derecho. Por ella se accede al gran vestíbulo con las figuras de Justiniano y Alfonso X, realizadas por Lorenzo Coullaut Valera.

También la monumental Escalera de Honor que lleva al impresionante Salón de Plenos de la segunda planta, decorado con mármoles, tapices y frescos de Marceliano Santa María. Acompañadas por la música de Noche de Paz, en las imágenes pueden verse también distintos rincones del interior del edificio, de estilo barroco afrancesado.

Suelos de mármol en distintos tonos y composiciones, vidrieras modernistas, frescos de Álvaro Alcalá Galiano que representan las virtudes de la Justicia... La espectacular cúpula pintada por José Garnelo en el antedespacho del Presidente, conocido como La Rotonda, por su planta circular y las columnas jónicas de la Galería de Pasos Perdidos.

El Palacio de Justicia incluye un museo donde se pueden ver desde el garrote vil hasta la vara de mando o el llamado collar de la justicia que, como manda la tradición, el rey de España luce durante el acto solemne de apertura del año judicial.

El edificio, que llama la atención de los madrileños y los turistas que pasan por sus alrededores, abre sus puertas al público durante una semana, una vez al año, y ofrece visitas guiadas. Para quienes quieran conocerlo, puede verse en la felicitación del presidente de la Sala Segunda.

Licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto y Doctor en Derecho por la Universidad de La Laguna, en 2007 Manuel Marchena fue nombrado Magistrado del Tribunal Supremo, Sala de lo Penal, por el Consejo General del Poder Judicial. 

Se convirtió entonces en el magistrado más joven del Alto Tribunal. En 2014 fue nombrado presidente de la Sala Segunda del Tribunal Supremo imponiéndose al exfiscal general del Estado Cándido Conde Pumpido y a Miguel Colmenero.

En 2022, un año sin duda agitado para la judicatura, Manuel Marchena ha escogido una felicitación que muestra uno de los 'templos' donde se imparte la justicia en nuestro país.