Las necesidades de gas en Europa y la escalada de precios está cambiando las reglas del juego. Sobre todo en lo referido al papel que ostentan ciertos países africanos en materia de recursos energéticos

Por este motivo, numerosos expertos, personalidades y organizaciones han enviado una carta denunciando la situación al presidente del Gobierno de España Pedro Sánchez, a ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, y a además de a los jefes de Estado de Alemania, Italia, Francia, España y a Úrsula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

En vísperas de la cumbre climática, la COP27 en Egipto, y tras el octubre más caluroso desde que hay registros, más de cien celebridades internacionales, expertos climáticos y organizaciones de la sociedad civil europea y africana advierten a los políticos europeos  que detengan la "carrera por el gas" en África.

En este sentido, piden medidas rápidas de reducción de la demanda en Europa, y acelerar el desarrollo de soluciones de energía limpia. Medidas que, como prometen los firmantes, son esenciales para vencer la actual crisis de precios de la energía ligada a los combustibles fósiles, además de adelantar una respuesta a la emergencia climática y medioambiental.

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Entre los firmantes se encuentran la afamada actriz española de la serie la Casa de Papel y nieta de Lola Flores, Alba Flores, o el reconocido científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Fernando Valladares. También organizaciones como Ecologistas en Acción, Fridays for Future Madrid o el CSIC, entre otras.

Como aseguran, nuestro país está en una posición única para beneficiarse de un incremento en las exportaciones. Sin embargo, es importante que el gas provenga de yacimientos en curso de producción activa -que deben ir reduciendo progresivamente su actividad para cumplir con los objetivos climáticos- y no de nuevas exploraciones.

Estos expertos son conscientes de la crisis energética por la que pasa Europa –agravada con la guerra de Ucrania–. No obstante, es necesario tener en cuenta que para el continente africano cualquier nuevo desarrollo de gas exacerbaría los impactos climáticos en una de las regiones menos responsables de la crisis. Como también agravaría los impactos devastadores que la extracción de gas tiene sobre los medios de vida, la salud pública, los derechos humanos y la biodiversidad.

Por este motivo, a través de la campaña Don’t Gas Africa, los firmantes expresan su preocupación sobre cómo que la carrera de Europa por el gas en el continente puede socavar el desarrollo de África. En este sentido, se puede condenar al continente a conflictos financiados por la avaricia instigada por los combustibles fósiles, además de suponer una insuperable deuda de cara a cubrir la producción de gas orientada a la exportación y los costes de estos activos varados.

Valladares recuerda que “avanzar es parar la búsqueda de gas. Avanzar en derechos humanos requiere un decrecimiento económico y del consumo. Europa, efectivamente, necesita a África, pero no su gas. Necesitamos una transición energética inmediata y justa. Esa es la verdadera soberanía energética”.

“Un ‘apartheid’ energético”

De esta manera, la carta viene a denunciar los esfuerzos de los europeos por conseguir más gas en el mercado mundial, así como de invertir proactivamente en nuevas infraestructuras de gas. Como comentan, en septiembre, el responsable de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, animó al gobierno de Mozambique a “acelerar un programa de gas que ha provocado el desplazamiento de miles de personas y alimentado la insurgencia violenta y el conflicto".

En este sentido, Marie Toussaint, diputada francesa del Parlamento Europeo, comentó que "la avalancha de inversiones europeas en los recursos fósiles africanos es muy preocupante”. Aseguró que la multinacional francesa Total está a la cabeza de la explotación de los recursos africanos, ya sea a través del proyecto de oleoducto en África Oriental, en Uganda, o de la apertura de operaciones en alta mar en Sudáfrica. 

“Los fondos que financian estos proyectos son fondos que no se destinan a apoyar la transición energética de los países africanos”, mantuvo Toussaint. Urge a que “la Unión Europea no sólo debe comprometerse decididamente con la creación de un mecanismo financiero internacional para pérdidas y daños, sino también crear asociaciones verdes para apoyar la transición africana hacia fuentes de energía sostenibles”.

Son palabras que recuerdan a lo publicado recientemente por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), cuando en su último informe aseguró que "nadie debería imaginar que la invasión de Rusia [de Ucrania] pueda justificar una oleada de nuevas infraestructuras de petróleo y gas en un mundo que quiere alcanzar las emisiones netas cero para 2050".

Asimismo, la sociedad civil africana está especialmente activa en la oposición a los esfuerzos de las naciones europeas. Piden el fin del "apartheid energético" inducido por los combustibles fósiles y el apoyo internacional al desarrollo de energías renovables rentables, limpias y de propiedad popular para acabar con la exclusión energética.