El corazón palpita más rápido de lo normal; el sudor se convierte en un torrente pegajoso que resbala sin parar por las axilas, la espalda, el cuello o la frente; la cabeza empieza a doler y los músculos fallan. Estos son los principales síntomas del síndrome de agotamiento por calor, una de las dolencias más habituales en verano y que puede llegar a comprometer seriamente la salud si no se actúa rápido.

Este síndrome constituye una de las afecciones relacionadas con el calor más habituales, junto al fallo ocasional de las extremidades o la insolación, mucho más grave y peligrosa. Además de una actividad física muy exigente y prolongada, y las altas temperaturas, el síndrome de agotamiento por calor aparece cuando el organismo está falto de agua y sales minerales. Y puede manifestarse horas, o incluso días, después de que una persona haya estado expuesta a un calor exagerado.

Calor y deshidratación: combo fatal

En verano, el cuerpo se deshidrata mucho más rápido que en invierno debido, entre otras cosas, a la expulsión de sudor. Este es un mecanismo natural de enfriamiento. Cuando el organismo se encuentra sometido a una temperatura muy alta, genera esta segregación para enfriarse.

Sin embargo, al mismo tiempo, el cuerpo pierde líquido y sales minerales, y si no se recuperan mediante una adecuada hidratación, las consecuencias pueden llegar a ser graves. Estas incluyen cefaleas, mareos y, en los casos más graves, el fallo de algunos órganos vitales.

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En la base del agotamiento por calor está esa falta de líquido, y quien lo padece experimenta náuseas, malestar, calambres musculares, mareos y, en casos más graves, pérdida de la consciencia. Aunque el agotamiento por calor no es tan grave como un golpe de calor, no es algo que deba tomarse a la ligera. Sin la intervención adecuada, puede convertirse en algo mucho más serio que puede dañar el cerebro y otros órganos vitales, e incluso causar la muerte en casos extremos.

Una hidratación deficiente hace que el organismo empiece a dar señales de que le faltan esa agua y esas sales minerales esenciales. Por lo general, cuando alguien está deshidratado suele mostrar signos de confusión, la orina se vuelve de un tono marrón oscuro, aparece la fatiga, la sensación de desmayo o la palidez de la piel.

Los bebés y niños hasta 4 años y los adultos de más de 65 constituyen el grueso de población más vulnerable a este síndrome, ya que se adaptan al calor más lentamente que otras personas. No obstante, hay otros factores que influyen, como ciertas patologías previas como enfermedades cardíacas, pulmonares o renales, la obesidad o la hipertensión.

¿Cómo se puede combatir?

Para evitarlo, se recomienda que a la mínima aparición de cualquiera de estos síntomas se busque inmediatamente un sitio donde dé la sombra, y se evite hacer cualquier actividad física. Además, hay que intentar beber una abundante cantidad de líquido, principalmente agua o bebidas energéticas para deportistas, ya que estas contienen una enorme cantidad de sales minerales beneficiosas para el organismo.

También se recomienda evitar bebidas como el café o el alcohol, ya que deshidratan muy rápidamente, y darse una ducha con agua fría o frotarse el cuerpo con hielo envuelto en una toalla. Es conveniente reposar en un lugar con aire acondicionado o un ventilador para intentar que la temperatura corporal descienda lo más rápidamente posible.

Si estas medidas no surten efecto pasados 15 minutos, lo mejor es acudir en búsqueda de ayuda médica de urgencias. Y es que el agotamiento por calor puede convertirse en un golpe de calor y las consecuencias pueden ser mucho más graves.

Sanidad ha activado la alerta

A mediados del pasado mes de mayo, ante la ola de calor que azotó España, el Ministerio de Sanidad activó el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del exceso de Temperaturas sobre la salud. En aquellas fechas ya se alcanzó el nivel naranja de riesgo por las temperaturas anormalmente altas que se registraron en la mayor parte de la península.

La alerta de Sanidad implica que, cuando sube el termómetro, las distintas instituciones y administraciones se coordinan para poner en marcha acciones que luego cada comunidad autónoma implementa en base a sus propias competencias. Paralelamente, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) proporciona datos de las temperaturas máximas y mínimas esperadas para ese día y las predicciones climáticas para los cinco días siguientes.