"Estuvimos cautivos 60 días. Me golpearon en la cabeza, me sacaron una muela y me metieron una pistola en la boca para tomar fotos y llamar a uno de mis hijos en Estados Unidos", cuenta un migrante venezolano, que intentó llegar a EEUU a través de México.
"Mi hijo y mi yerno pagaron el rescate y nos liberaron", continúa. Su plan no era otro que llegar al país que, ahora, dirige Donald Trump. Allí está el resto de su familia, pero dice: "Con este Gobierno estadounidense no sabemos qué hacer".
Su historia es una de las muchas que recoge el informe Rechazados. El devastador impacto humano de los cambios de política migratoria en Estados Unidos, México y América Central, publicado recientemente por Médicos Sin Fronteras (MSF).
En él, la oenegé médica destaca la manera en que las políticas y el discurso de la Administración Trump repercuten en América Latina. MSF apunta a la "criminalización de la migración" por parte del Gobierno estadounidense.
Según Franking Frías, subdirector de operaciones de MSF en México y Centroamérica, las políticas antimigración de EEUU y la "drástica reducción de la ayuda humanitaria a lo largo de la ruta migratoria" son las responsables de un "impacto devastador" para las personas que se mueven por el continente.
Este sufrimiento, asegura, "se invisibiliza deliberadamente, se oculta tras la narrativa errónea de que la migración se ha detenido".
El informe hace un repaso de la manera en que los recientes cambios políticos en el país de las bandas y estrellas han erosionado el derecho a solicitar asilo.
Una trabajadora de MSF charla con una niña en el asentamiento de Pumarejo, México.
Esto, insisten sus autores, ha dejado a muchos migrantes y solicitantes de asilo "varados", es decir, sin un lugar seguro adonde ir, lo que les "atrapa en un ciclo de violencia física, emocional e institucional".
Para llegar a esta conclusión, la oenegé ha analizado los datos médicos aportados por su propio equipo en el terreno. Además, ha realizado entrevistas exhaustivas con pacientes de diversas nacionalidades y con personal de MSF que trabaja a lo largo de la ruta migratoria en puntos críticos, como Panamá, Honduras, Guatemala y México.
'Bye bye' sueño americano
Las caravanas de migrantes hacia Estados Unidos no son nuevas. Como tampoco lo es la brutalidad a la que estas personas se enfrentan en su ruta hacia una vida mejor.
Sin embargo, este 2025 ha marcado un antes y un después. A finales de enero, el Gobierno de Trump decidió cerrar las principales vías para solicitar asilo y protección.
O, lo que es lo mismo, se suspendió la app CBP One, que permitía la solicitud de citas para solicitar asilo antes de llegar a la frontera. Y se eliminó el parole humanitario, un permiso temporal discrecional otorgado a extranjeros que necesitaban entrar al país por razones humanitarias urgente.
Asimismo, desde MSF denuncian que, en lo que llevamos de año, se ha reforzado la seguridad en la frontera con México y se ha deportado a personas en condiciones abusivas (encadenándolas, enviándolas a terceros países y separando familias).
Esto, asegura una mujer hondureña atrapada en el norte de México en una entrevista con MSF, hace que se sientan "abandonados y desprotegidos". Ella fue una de las damnificadas por la revocación del CBP One, pues había conseguido turno para tres días después de que el Gobierno cerrase la aplicación.
Un miembro del equipo de MSF pasa consulta a una mujer en Ciudad Juárez, México.
Con la desaparición de este mecanismo, las citas ya adjudicadas para pedir asilo de manera legal fueron canceladas. Así, esta hondureña se ha visto en la situación de quedarse varada, con sus hijos, en una frontera en la que ha sido "víctima de estafas, de los cárteles" y de engaños. "Estamos traumatizados", lamenta.
Las consecuencias de este cambio en las políticas humanitarias se traducen en el día a día de los sanitarios de Médicos Sin Fronteras. Frías asegura que cada día ven "las consecuencias en pacientes que viven con lesiones sin tratar, traumas por violencia sexual y graves afecciones de salud mental que les imposibilitan la vida diaria".
Medidas de disuasión
Sin embargo, las personas migrantes no se encuentran con problemas solo al llegar a la frontera con Estados Unidos.
Desde MSF denuncian que varios países del corredor migratorio latinoamericano, como Guatemala, Honduras, El Salvador o México, también han reforzado las medidas de disuasión.
"Agentes del orden público y autoridades migratorias de la región han devuelto a la fuerza a migrantes, restringido la circulación de personas y desmantelado campamentos urbanos", indica la oenegé en el informe.
Un hombre y su hijo rumbo a EEUU en una caravana de migrantes.
Asimismo, denuncian que "han cerrado estaciones migratorias de recepción, disuelto congregaciones en espacios públicos, realizado redadas, detenido arbitrariamente a personas, aumentado el patrullaje y complicado y reducido el acceso a trámites burocráticos, incluyendo los procesos de asilo".
Por ello, MSF insta a los Gobiernos en el continente a que "renuncien a las tácticas de disuasión y abandono ante la migración". Y pide que, en su lugar, implementen "políticas humanas que garanticen el acceso al asilo, la atención médica y la protección a lo largo del corredor migratorio latinoamericano".
Mella en la salud mental
Según el informe de MSF, los equipos de la entidad han empezado ya a notar un aumento en las "necesidades psicológicas de los pacientes" y un incremento de las personas con "problemas graves de salud mental"
La violencia recurrente sufrida en el corredor migratorio americano y la precarización de la situación de las personas migrantes lleva años derivando en una "necesidad evidente de apoyo en salud mental".
Ahora, denuncian desde la oenegé, "las personas enfrentan la incertidumbre provocada por los drásticos y numerosos cambios de política". Pues estos provocan "desesperación al darse cuenta de que todo lo que soportaron para llegar a Estados Unidos fue en vano".
El equipo médico de MSF asesora a los migrantes en Coatzacoalcos, México.
Según Lucía Samayoa, coordinadora del proyecto de MSF en Tapachula (México), "los síntomas son cada vez más intensos", pues las personas "viven bajo mucha presión y estrés".
Muchos pacientes, afirma, requerirían de un "tratamiento farmacológico, con un proceso terapéutico más estructurado y prolongado" del que no pueden disponer.
Y es que los migrantes varados y los solicitantes de asilo se han "dispersado", lo que les vuelve invisibles, especialmente en México, donde viven con miedo a la detención y a la deportación.
"Hoy en día, los migrantes son menos accesibles y el sistema humanitario no está preparado para abordar eficazmente sus vulnerabilidades y necesidades complejas", señala Frías.
Y zanja: "Detrás de cada política hay un impacto en personas reales: sobrevivientes de tortura, familias que escapan del peligro y menores que cruzan la frontera solos. Su salud, seguridad y dignidad son obligaciones legales y morales. Todos los Gobiernos de la región deben actuar ahora para proteger, y no castigar, a las personas que buscan seguridad".
