La contaminación no es exclusiva del exterior, de la naturaleza o de los entornos urbanos. El ser humano lleva siglos cambiando el medio, interviniendo y modificando la atmósfera, la tierra e incluso el agua. No es de extrañar, por tanto, que nuestros hogares estén también plagados de productos que contaminan y que, por ende, afectan tanto a nuestra salud como a la del planeta.
Son numerosos los estudios científicos que aseguran que en nuestras casas se pueden encontrar entre 70 y 120 sustancias tóxicas responsables de patologías como las alergias. Se trata de toda una realidad invisible que nos rodea y en la que desarrollamos nuestras actividades diarias.
Uno de estos contaminantes es tan común que, en demasiadas ocasiones, ni siquiera reparamos en él. Y es que los productos de limpieza químicos, con sus olores característicos camuflados con esencias florales o cítricas, no son tan inocuos como podríamos pensar.
Limpiadores multiusos, lejías, amoníacos y otros productos similares están completamente integrados en nuestros hogares y, sin embargo, no solo nos ayudan a mantenerlos limpios, sino que también, paradójicamente, suponen una fuente de contaminación. Todos ellos suelen contener compuestos químicos agresivos que liberan sustancias tóxicas; de ahí que a algunas personas su uso les produzca picores en los ojos o irritaciones cutáneas.
Precisamente por ello la Fundación Vivo Sano considera que este tipo de producto es una de las principales vías de entrada de tóxicos al hogar. Y es que normalmente contienen disolventes e hidrocarburos que comprometen la calidad del aire.
Para la OCU, además, son "especialmente problemáticos" los productos destinados a la limpieza del inodoro. Contienen ácidos más agresivos que los limpiabaños comunes que, además, acaban directamente en las aguas residuales de los núcleos urbanos. La Organización de Consumidores y Usuarios también señala los limpiahornos, pues se tratan de agentes corrosivos.
Asimismo, los expertos recuerdan que la mezcla de según qué productos químicos de limpieza pueden provocar efectos potencialmente perniciosos. ¿Recuerdas eso que siempre te decía tu madre de que no mezcles la lejía y el amoniaco o de que no limpies sin abrir las ventanas de par en par? Razón no le faltaba.
Los disolventes y los compuestos orgánicos volátiles pueden permanecer en el aire durante días, así que más allá de esa tos inicial tan molesta o de la molestia ocular, pueden provocar irritación de las vías respiratorias, tos persistente o agravar el asma. Además, los fosfatos, tensioactivos o cloruros contaminan el agua y son complicados de eliminar en las depuradoras.
Fácil solución
Por suerte, la solución es sencilla y no necesariamente más cara. Cada vez son más los productos naturales que se pueden encontrar en el mercado para sustituir a los limpiadores químicos. La marca Natulim ofrece alternativas para el friegasuelos o, incluso, el detergente. En la web ceroresiduo.com también se encuentran diferentes productos eco asequibles que ofrecen el mismo rendimiento que los tradicionales.