Alrededor de 850 millones de personas en el mundo dependen de los arrecifes de coral para su alimentación y su forma de vida. Es, dicen desde la organización de WWF, el sustento de unos 30 millones de pescadores a pequeña escala. Y se trata de una industria de 36.000 millones de libras esterlinas (unos 435.943 millones de euros), fruto del turismo submarino.
En lo que respecta a vida de los océanos, albergan a una cuarta parte de todas las especies de la Tierra. Algo especialmente sorprendente si tenemos en cuenta que los arrecifes de coral cubren menos del 0,1% del fondo marino. Sin embargo, este ecosistema se encuentra en peligro y el principal culpable es la crisis climática.
En Australia, la Gran Barrera de Coral está sufriendo una epidemia mortal de blanqueamiento debido a la "inusualmente elevada temperatura del mar". O, por lo menos, así lo explican desde Oceana, la oenegé cuyo objetivo es la conservación marina.
El excesivo calentamiento del agua provoca que los corales expulsen las algas de color que les proporcionan alimento. Si estas temperaturas se mantienen durante un periodo extendido, los corales mueren y los arrecifes se desintegran. De ahí que se trate de uno de los ecosistemas más amenazados.
Siendo este el escenario, los científicos se han puesto manos a la obra para encontrar una solución y parece que el último hallazgo publicado en la revista PeerJ Life and Environment tiene la clave para evitar el desastre de los océanos. El quid, aseguran, está en la fecundación in vitro (FIV) de cuatro especies de coral fundamentales en el Caribe.
Fecundación 'in vitro'
La cría de corales está haciendo sus pinitos en lo que a recuperación se refiere. Y es que, al optimizar las técnicas de fertilización, los profesionales de la restauración pueden intensificar los esfuerzos para repoblar los arrecifes degradados en corales sanos y genéticamente diversos.
Y así lo explica la doctora Valèrie F. Chamberland, autora principal del estudio e investigadora de SECORE Internacional: "Al perfeccionar estos métodos, podemos aumentar la eficiencia y el impacto de los proyectos de restauración de corales, brindando a estos ecosistemas vitales una mejor oportunidad de recuperación". El secreto, dice, está en "adaptar los protocolos de FIV a especies específicas".
En el caso de la última investigación conocida, realizada por expertos de SECORE International, la Fundación CARMABI y la Universidad de Ámsterdam, se puso el foco en cuatro tipos muy concretos de corales: Diploria labyrinthiformis, Colpophyllia natans, Pseudodiploria strigosa y Orbicella faveolata.
Especialmente comunes en la región caribeña, estas especies habían sido afectadas por el cambio climático, las enfermedades y otros factores antropogénicos. Ahora, el potencial de la FIV promete superar las barreras reproductivas en aquellas poblaciones geográficamente aisladas o genéticamente desconectadas, ampliando las posibilidades de iniciativas de restauración a gran escala.
Guía de buenas prácticas
A partir de la investigación liderada por Chamberland, los expertos descubrieron que los gametos de coral permanecen viables durante al menos cuatro horas después de su recolección. Esto, explican desde el reporte, permite que los científicos mezclen células reproductoras de múltiples lugares con el objetivo de mejorar la diversidad genética.
(A) Diploria labyrinthiformis , (B) Colpophyllia natans , (C) Pseudodiploria strigosa y (D) Orbicella faveolata.
Cuando hablamos de los corales cerebro (conocidos así por su similar forma a los sesos) el proceso de fertilización debe realizarse rápidamente. Es decir, en tan solo 15 minutos después de la coincubación del espermatozoide y el óvulo para reducir los riesgos de manipulación.
Sin embargo, pese a que la fertilización es rápida, la coincubación no lo es tanto. Especies como la Diploria labyrinthiformis, la Colpophyllia natans o la Pseudodiploria strigosa requieren de tiempos más extensos en esta fase. Entre 60 y 120 minutos, más concretamente, para que el procedimiento sea exitoso.
Siguiendo estas pautas de buenas prácticas, los profesionales de la FIV en corales podrán desarrollar una mayor concentración de larvas. Esto, dicen los investigadores, minimiza el tiempo de desperdicio de gametos y el daño a los embriones.
En definitiva, se trata de un avance que podría traducirse en la restauración de las poblaciones de corales aisladas, mientras que, al mismo tiempo, se contrarrestan las limitaciones naturales de esperma en la naturaleza. Porque, insisten, estos son hallazgos clave para preservar la biodiversidad marina y los medios de vida que dependen de la salud de los océanos.
