Cuando cae la noche, La Cañada Real se funde a negro. Los colores desaparecen. Las luces se funden. Pero la vida sigue. Nasser y Toni se graban con el móvil mientras la oscuridad se come el horizonte. Ríen y bromean. “Mira qué bonito el barrio y cómo se ve Madrid”, dice uno de los dos adolescentes haciendo una panorámica.

A apenas 15 minutos —unos 13 kilómetros— del centro de la capital, un barrio languidece entre tinieblas, aunque su población resiste. Y precisamente de eso habla Aunque es de noche, el cortometraje del ganador de un Goya Guillermo García López, protagonizado por Nasser y Toni. Sin necesidad de verbalizarlo, el filme lanza un grito de resistencia, pero también de resiliencia.

Porque en octubre de 2020 muchas familias de varios sectores del barrio madrileño se quedaron sin suministro eléctrico de un día para otro. Algo por lo que el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, ha instado a las administraciones tanto locales, como autonómicas y estatales a solucionar la falta de electricidad.

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Y es que considera, como también lo hace Naciones Unidas y la Unión Europea, que las más de 4.500 personas, entre las que se encuentran mayores, menores y enfermos crónicos, que viven en los sectores 5 y 6 “se encuentran en una situación de emergencia humanitaria”.

Según el propio Defensor del Pueblo, en noviembre de 2022 se propuso que, “hasta que no se adopten las soluciones definitivas en la Cañada Real, se estudie aplicar una solución transitoria”. Esta, para esta institución, “pasaría por conceder licencias urbanísticas especiales que permitan solicitar la contratación provisional del suministro eléctrico”. Para ello existe la figura (limitada) de la licencia urbanística especial.

Houda Akrikez, es portavoz de la Asociación Mujeres Tabadol y una de las principales activistas de la Cañada por la luz. Su casa, dice, es “la radio y la tele, lo es todo para Cañada Real”. Por eso quiso ayudar, desde el principio, a García López, para mostrar lo que ocurre en los sectores 5 y 6 desde el propio terreno y con la voz del propio pueblo de la Cañada.

El camino de Aunque es de noche, con sus 18 minutos de duración, tiene un recorrido largo y complicado, pues empezó allá en 2015, cuando su director trabajó en el sector 6. Porque antes de rodar quería ver la Cañada desde los ojos de los que allí viven y, especialmente, "desde la mirada pura de los niños", explica el director.

Así, comenzó a hacer talleres de vídeo y cine con los más pequeños del vecindario. Entre ellos los que luego protagonizarían su cortometraje de ficción. 

“Allí vi muchas otras cosas que van más allá de lo que sale en los medios; un espíritu de lucha y una vitalidad…”, indica García López. Por eso, pensó que una película “podría hacer lo que la sociedad no está haciendo”, cuenta. ¿Qué es eso? Responde: “Abrazar a la Cañada”.

Datos que “claman al cielo”

Porque lo que ocurre allí, dice Akrikez, que lo vive en sus propias carnes, “clama al cielo”. Y las investigaciones avalan sus palabras: el Grupo de Ingeniería para el Desarrollo Humano de la Universidad Carlos III realizó un diagnóstico sobre los usos y necesidades energéticas de la población de La Cañada Real Galiana entre 2020 y 2022.

Uno de los “aparatos” utilizados para recabar información, cuenta Akrikez, se encuentra en la propia casa de la activista. “En verano, en mi casa, por las noches se alcanzan los 37 grados, y por el día 42 grados”, confiesa. En invierno, además, las temperaturas caen en picado y lo hielan todo a su paso. Las temperaturas son extremas, dice la investigación, en Cañada Real.

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Por su parte, el Centro Sir[a] publicó el informe La Cañada Responde en el que, directamente, habla de que los sectores 4, 5 y 6 son “un entorno torturante. Y lo explica: “Desde hace más de dos décadas, el vecindario de Cañada Real ha tenido que hacer frente al aumento progresivo del acoso policial, los derribos y desalojos forzosos, la criminalización y estigmatización por parte de los medios de comunicación, o la limitación de acceso a servicios educativos y de salud, entre otros”.

Todos, asegura el informe, son “mecanismos que provocan un sufrimiento en la población y que tienen por objetivo mitigar su resistencia”. Pero, como dice Akrikez, los avances sociales, el apoyo y los resultados de diversas investigaciones que les dan la razón a los vecinos de Cañada, no hacen más que transmitirles “esperanza y fuerza para seguir luchando”.

Los realojos

Porque, asegura, las condiciones son “duras”, pero “el arraigo” es más fuerte. De ahí que muchos vecinos, cuenta, se nieguen a ser realojados, proceso por el cual el Ayuntamiento de Madrid ya ha reubicado a 228 personas. “Siempre hemos hablado de desalojo forzoso de nuestras viviendas porque así es como lo sentimos”, afirma Akrikez.

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Ella misma verbaliza las preocupaciones de sus vecinos: “¿Qué pasa si de repente te suben el alquiler social en unos años? ¿O si tengo que elegir entre pagar el alquiler o comer? ¿Qué pasa durante todo ese tiempo que tienes que esperar para que te den una vivienda social?”.

Porque, dice, “ahora mismo la situación es lamentable”, pero “los procesos de realojo son largos”. Y pregunta: “¿Vamos a estar diez años esperando sin luz ni agua caliente?”. Por eso, reclama: “Prefiero que me devuelvan el suministro eléctrico y estar en mi barrio, donde llevo toda mi vida y tengo arraigo”.

Y es que lo que reclaman desde La Cañada Real es que no se hable de realojos o desalojos hasta que “no haya solución para el servicio eléctrico”. Porque sin luz, no hay vida. Pero como rezan los versos de san Juan de la Cruz que dan nombre al cortometraje de Guillermo García López, la Cañada resiste, pues “su claridad nunca es escurecida, / y sé que toda luz della es venida, / aunque es de noche”.