Natalya, refugiada ucraniana, fotografiada con sus dos perros Key (izquierda) y Lala (derecha) en el paso fronterizo de Medyka, Polonia.

Natalya, refugiada ucraniana, fotografiada con sus dos perros Key (izquierda) y Lala (derecha) en el paso fronterizo de Medyka, Polonia. Julia Curnes © IFAW

Historias

La historia de los animales rescatados en Ucrania: "Crucé la frontera polaca con mi madre y tres gatos"

Varias oenegés, lideradas por el IFAW, se alían para salvar a los animales, las víctimas sin voz de la guerra de Ucrania. 

24 enero, 2023 02:25

"Crucé la frontera polaca con mi madre y tres gatos rescatados", cuenta Alina Beskrovna, refugiada ucraniana. Para esta joven, la salida del país en guerra entrañaba una tarea muy complicada: poner a salvo a animales estresados que "no tenían ni idea de por qué les hacían pasar por esto". Y es que este es uno de los aspectos de las guerras que se suelen pasar por alto: ¿qué pasa con los animales en los conflictos armados?

Este invierno, el Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW, por sus siglas en inglés), que lleva desde marzo del año pasado protegiendo a los animales del conflicto en Ucrania, ha liderado una campaña, en colaboración con la Cruz Roja de Mykolaiv y Nova Ukraine, para proporcionar colchones, mantas y casas aislantes para perros y gatos. También han provisto a los animales de asistencia veterinaria. 

Varios voluntarios han prestado su ayuda a las personas que se han quedado sin hogar por la guerra y a sus mascotas, dándoles un lugar donde refugiarse. En un comunicado, desde IFAW expresan que se trata de un orgullo poder ayudar a los animales: "Sabemos que ayudando a los animales ayudamos también a las personas que los quieren". Desde marzo de 2022, han ayudado a 102.440 mascotas y animales salvajes procedentes de Ucrania. 

Porque, como explican, en los conflictos armados también se produce un perjuicio tanto a las especies como a sus hábitats. Según un estudio de 2018, publicado en la revista Nature, al analizar la correlación entre las guerras y la disminución de animales en áreas protegidas de África, se pudo constatar que la proliferación de guerras fue lo que más afectó a la fauna salvaje.

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Los animales, además de estar expuestos a la violencia intrínseca de las contiendas, pueden incluso ser forzados a participar en ellas. Algunos ejemplos históricos son los célebres elefantes de guerra, las palomas o los perros. También sirven como moneda de cambio en el mercado negro, como los rinocerontes, cuyos cuernos tienen un alto valor, especialmente en Asia

Salvar a tu madre (y a los gatos)

Beskrovna es una de las personas que han podido salir a salvo de Ucrania gracias a la labor de varias organizaciones que se han puesto manos a la obra para poner a salvo a animales salvajes y mascotas. "Me ha sorprendido encontrar este nivel de ayuda, esta respuesta rápida y esta actitud tan humana", cuenta muy agradecida.

Una de las voluntarias de IFAW, Shannon, las ha acompañado a una clínica veterinaria para tratar a los felinos. "Han vacunado a los tres. Nos regalaron transportines y comida para gatos y todo lo que pudiéramos necesitar", explica Beskrovna.

La joven, como muchos de sus compatriotas, todavía no ha terminado de asimilar lo que está ocurriendo en el país europeo. Cuando se encontraba allí, su pensamiento estaba enfocado en una cosa: sacar a su madre de allí. Pero, cuenta, los gatos también merecían ser salvados. "En Ucrania, tuve que soportar que la gente me dijera que tenía que abandonar a los gatos y correr por mi vida sin pensar en nadie más", explica. 

Para Beskrovna, todos los seres vivos vulnerables son dignos de ser salvados, esa es su filosofía de vida. "La gente que piensa que la vida de un animal vale menos que la de un ser humano es un tipo de gente muy diferente a mi visión del mundo", sentencia. 

¿Y los animales salvajes?

También los animales silvestres, y sobre todo aquellos que se encuentran en reservas y zoos, pueden verse afectados por la violencia armada. Es por esta razón por la que IFAW se ha aliado con el zoo de Poznan (Polonia) para trasportar y alojar a los animales rescatados del conflicto

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Seis leones, seis tigres, dos caracales y un licaón (conocido popularmente como perro salvaje africano) fueron evacuados de un santuario de animales en Kiev. Su viaje de dos días se tornó más complicado de lo que se esperaba. El convoy que transportaba a los animales fue detenido por rodeado por tanques, pero finalmente pudieron llegar a salvo gracias a los Defensores de Kiev, un grupo de voluntarios humanitarios en la zona. 

Ahora, estos animales están a salvo en distintas instalaciones en Europa, recuperándose del trauma de la guerra. En algunas investigaciones se ha podido identificar una correlación entre los efectos de la guerra y la pérdida de biodiversidad.

Más de 200 especies

En tierra, los animales salvajes pueden morir a causa de las minas y la actividad armada puede intensificar la caza furtiva. Pueden ser cazados para servir como alimento de los soldados o para financiar las acciones bélicas.

En el mar, los animales de las profundidades pueden sufrir por los ejercicios navales. Las ballenas, por ejemplo, sufren traumas acústicos debido a los sistemas sonar activo, utilizados para detectar submarinos y vigilar las cuencas oceánicas.

Según un informe de 2021 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las guerras tienen también un impacto indirecto en los animales: cambian la dinámica institucional, debido a la pugna por el poder; se producen desplazamientos masivos de población, huyendo de la guerra; y, se reducen los medios de subsistencia, interrumpiéndose el comercio y la producción local. 

En la Lista Roja de la misma entidad, que clasifica a las especies de animales según su estado de conservación, más de 200 especies están en peligro debido a "la guerra, los disturbios civiles y los ejercicios militares". En este número, se incluye el icónico gorila oriental, cuyas escasas poblaciones habitan en el centro del continente africano.

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Durante guerra de 1994 en Ruanda, por ejemplo, el 90% de los grandes mamíferos del Parque Nacional de Akagera se mataron para comer o comerciar con ellos. El genocidio hizo que miles de personas atravesaran zonas protegidas, ya fuera para ponerse a salvo o para unirse al conflicto, a menudo matando animales en su travesía.

Sin voz (ni derechos)

No existe un consenso, ni tampoco un acuerdo claro, para la protección in situ de los animales ante un conflicto. Pese a su evidente situación de vulnerabilidad, no están protegidos por el Derecho Internacional Humanitario (DIH), que es el que ampara a las personas que no participan en la guerra. 

Este silencio, de acuerdo con los juristas Anne Peters y Jérôme de Hemptinne, se podría explicar "por el hecho de que las convenciones del DIH se adoptaron en una época en la que los derechos legales de los animales no atraían demasiada atención".

Según estos académicos, para proteger efectivamente a los animales, caben dos estrategias: extender el Derecho Internacional Humanitario (DIH) a los animales; la otra opción es adoptar un nuevo instrumento internacional dirigido a proteger los derechos de los animales. 

En relación con la primera, la más realista, se podría crear una categoría para estos seres vivos, al mismo nivel que los prisioneros de guerra o los heridos, protegidos por los Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales. O bien, considerarlos en la categoría de bienes (objects), que también se contemplan en las normas de DIH (medio ambiente, objetos culturales, zonas protegidas, etc.).

Peters y de Hemptinne recomiendan tratar a los animales como seres sintientes, proteger las especies endémicas en peligro de extinción o establecer zonas protegidas. Prohibir la instrumentalización de los animales, según estos expertos, es el primer paso para "reconocer formalmente el derecho a la vida de los animales durante el conflicto"