Rubén Fernández-Costa Esteban Palazuelos

Dos lugareños de Villanueva de la Vera, el pueblo del famoso anuncio de Correos, María José Ramos (1960) y Ricardo 'Richard' Pérez (1958) crearon hace cuatro décadas una empresa familiar de carpintería y trabajo con la madera. Ellos velan por el bienestar de los edificios de uno de los conjuntos urbanos mejor conservados de la arquitectura popular verata, y comparten la pasión por la tradición.

María y Richard, los artesanos del anuncio de Correos que no cambiarían nada de su pueblo Esteban Palazuelo

“Los Stradivarius no suenan así sólo por la madera, sino por el barniz, ¿lo sabíais?”. Habla Pérez, un entusiasta de su trabajo y sofisticado en gustos. En el recorrido por su espacio de trabajo, su mujer y él muestran a ENCLAVE ODS unas piezas de iroco o, como explican Pérez y Ramos, “la madera de los barcos”.

También nos enseñan una reconstrucción de una casa tradicional local y charlan sobre el nogal español, que, aseguran, “es el mejor del mundo, pero es difícil de encontrar”. Las cosas han cambiado mucho desde su infancia en Villanueva en los años 60 del siglo pasado.

Recuerdos de toda una vida

“¿Recuerdos de niña? Poder salir a jugar a la plaza”, explica sonriente Ramos. Y añade: “Después de salir del colegio, ayudabas a tu madre a lo que hiciera falta. Tenías que coser. Te tomabas la merienda, hacías tus deberes y podía salir a la calle, a la plaza, a jugar a la rayuela o picajuelo, a la comba… era maravilloso”.

Pérez recuerda que podían jugar fuera, en la calle, “hasta que se daba la luz, que significaba que debías ir a casa". Recuerda juegos como la píldora, el romo, el palo y el mocho, la perindola o los sellos. No existían la televisión ni internet, y este carpintero cuenta cómo, durante años, "en el pueblo hubo sólo dos o tres televisiones". Sin embargo, los niños jugaban y ayudaban a sus padres a recoger en el campo. 

El casco antiguo

Lo que no ha cambiado mucho, gracias sobre todo a ellos, han sido las fachadas del centro y la plaza. “Porque esto es un interés turístico y se obliga a que sea así en el casco antiguo”, dicen. Otra cosa que recuerdan es que "aquí no teníamos alcantarillado, ni agua corriente". Su llegada supuso un cambio radical para el pueblo.

Pérez asegura que conoció "hacer el alcantarillado". Y nos traslada a esa época anterior a que el agua corriente saliese de un grifo: "Las madres tenían que ir a por agua a la fuente y luego nos lavaban los domingos en un barreñito. Y eso era la ducha".

María José Ramos y Richard Pérez posan en su taller de carpintería. Esteban Palazuelos

Navalmoral, Jarandilla, Plasencia o Cáceres son los sitios más grandes en población que a veces visitaban para conseguir materiales de construcción. “¿Y Talavera?”, pregunta ella. “Sí, pero bueno. Talavera es de otra provincia”, añade él. Ahora, lo normal es que los reciban directamente en su taller gracias a Correos.

Lo que no ha cambiado mucho, gracias a su trabajo, han sido las fachadas del centro y la plaza

Su trabajo requiere de un conocimiento específico de la legislación vigente, dado que las casas tienen que estar rehabilitadas o construidas de acuerdo a las leyes de patrimonio. "Nosotros cuando hemos hecho balcones, por ejemplo, tienen que quedar exactamente igual que los originales", explica él. Y añade: “Aquí hay casas de 1800, de 1900 y anteriores, de 1750 también las hay”.

Pregunta: ¿Tenéis muchos encargos?

Respuesta: Sí, sí. Bueno, de momento la cosa va bien, pero nunca se sabe hasta cuándo.

P.: Pero lleváis trabajando en esto toda la vida.

R.: Sí, pero la historia no está muy clara. Están resultando unos años difíciles. Los materiales han subido, sobre todo el aluminio. Y el hierro ha subido al doble, el 100%.

A Ramos le gusta instalar suelos de tarima. A Pérez, lo que le apasiona es hacer escaleras. Su trabajo de carpintería consiste sobre todo en crear “ventanas, puertas, armarios y también algún mueble, no muchos”.

Para ellos, “la madera es muy agradecida, tú vas a una casa de obra, y cuando dan el yeso ya parece un poquito casa, y cuando se pone la carpintería crece mucho, esto ya sí que es una casa. Hay otros trabajos igual de dignos como la electricidad y la fontanería, pero la carpintería y la pintura dan el toque de una casa”, explican.

Disfrutar de lo cotidiano

Pregunta: ¿Cuál es su rincón favorito del pueblo?

María José Ramos: Para mí, cualquier camino, es que tú aquí sales y todo es precioso.

Richard Pérez: Uno de los sitios más bonitos del pueblo es el Chorro de la Ventera. Es precioso cómo sale el chorro, la garganta que cae a unos 50 o 60 metros… Está ya en la sierra, hay buitres, cabras montesas…

"La carpintería y la pintura dan el toque de una casa"

P.: ¿Qué resaltarían de la gastronomía local?

M.J.R.: La sopa de patata o la de tomate, un buen cocido, unas buenas migas…

R.P.: La sopa de patata lleva un caldo, patata y pan. Y pimentón de La Vera, claro. Son comidas de, digamos, subsistencia, muy antiguas, como las migas, que las hacían con lo que tenían en ese momento.

P.: ¿Cómo varía su vida según las estaciones del año?

R.P.: En verano vivimos en una finquita que tenemos y en invierno en casita, así estamos en casa y en el pueblo.

P.: Siempre en contacto con la naturaleza.

M.J.R.: Por cualquier trochita que vayas ya hay finca, hay arbustos, hay de todo. Vivimos en el campo. Lo que pasa es que no lo apreciamos porque estamos acostumbrados.

P.: Ahora eso es algo más apreciado que nunca.

R.P.: Claro, cuántas veces lo hemos pensado estando aquí.

M.J.R.: Y a raíz de eso, muchísima gente se ha comprado fincas y quiere venir a los pueblos.

El ocio en Villanueva

Su ocio consiste en salir a tomar una caña a la plaza del pueblo, caminar por los senderos andando o usar sus motos –que comparten con su hijo–. Para ellos, vivir aquí es como una fiesta. Y esta crece especialmente con la llegada del gran evento anual, el Peropalo. Una fiesta, explica Ramos, que consiste en "escenificar una historia" en la que los protagonistas son "la gente del pueblo, los quintos son calabaceros, hay escopeteros…".

Esta pareja lleva toda la vida en Villanueva y no cambiaría nada de su pueblo. Esteban Palazuelos

Todo el pueblo se involucra en este evento y en otros similares como Guitarvera, para los amantes del folclore y la tradición oral. “En este pueblo somos muy independientes, pero cuando hay algún acontecimiento nos unimos sin que haga falta decirlo”, añade la carpintera.

Es realmente inusual escuchar a alguien que ama el lugar en el que vive, alguien que no cambiaría nada de él.

Pregunta: Sean sinceros, ¿se adapta bien a la vida en Villanueva la gente de la ciudad?

Richard Pérez: Hombre, hay de todo.

María José Ramos: Por regla general, la gente se adapta. De hecho, todas las casas que se van vendiendo las va comprando gente joven.

P.: ¿Qué cambiarían del pueblo, si tuvieran que sacarle un pero?

R.P.: ¿Qué podría ser? A ver…

M.J.R.: La verdad es que no lo sé. Lo dejaría tal cual.

R.P.: Y hoy día, con las comunicaciones es que estamos cerca de todos los sitios.

P.: ¿Se llevan bien con la cartera local?

M.J.R.: Claro, es amiga nuestra.

R.P.: Hasta alguna vez puede que cuando está llegando nos diga “ojo que esta carta es negra, ¡cuidado con esta cartita!”, y nos reímos.

Esta pareja y otras personas de Villanueva de la Vera son ahora conocidas en nuestro país debido a la nueva campaña de Correos #ViveDondeQuieras, que pone en valor la vida en el medio rural. 

Tras la digitalización emprendida por la empresa, los carteros y carteras rurales de Correos ahora pueden ofrecer a domicilio servicios que hasta ahora sólo se prestaban en las oficinas. Gracias a un despliegue de dispositivos electrónicos portátiles (PDA) y sus nuevas funcionalidades para 6.011 profesionales de reparto rurales con los que cuenta Correos en toda España.

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