Visitar un castillo supone retroceder varios siglos en la historia, trasladarse a otra época y entender cómo vivían nuestros antepasados. En Castilla-La Mancha son muchas las fortalezas que merecen una excursión para ser conocidas y disfrutadas, pero hay algunas que destacan por encima de otras. 

Es el caso del castillo abandonado de Anguix, en la provincia de Guadalajara, una imponente construcción del siglo XII que se alza sobre una peña en el embalse de Bolarque y que ofrece a los visitantes una de las mejores vistas de toda España. 

El rey Alfonso VI donó las tierras donde se encuentra este emblemático monumento a Martínez Ordoñez, que lo erigió en el año 1136 para defender el límite del Tajo. Más tarde, su viuda lo donó a la Orden de Calatrava y ya en el siglo XIV pasó a la villa de Huete, donde fue usado por su duque para apoyar a Juana la Beltranjea, resultando derrotado y la fortaleza muy dañada.

Los reyes católicos permitieron conservar el señorío a su hijo, Alfonso Carrillo, y años después pasó al conde Tendilla, que lo restauró por los daños que había sufrido a lo largo de la historia. Sin embargo, ya no fue utilizado más con fines militares, por lo que fue arruinandose con el paso de los siglos hasta llegar al estado en el que se encuentra hoy. 

JCCM

Un paisaje único

Este elegante castillo, caracterizado por sus torreones macizos semicilíndricos, tiene todas las características de las construcciones militares del siglo XIV con interesantes elementos de las reformas acometidas durante el siglo XV, aunque una vez en él es difícil decidir si merece la pena contemplar la fortaleza o el paisaje.

El elemento principal de esta construcción es su torre, que carece de almenas y está levantada en piedra caliza de sillería. Su puerta de acceso está en alto y había que acceder a ella con una escalera que se retiraba en caso de ataque.

El muro pentagonal que la rodea, conservado en parte, es obra del siglo XV -el original era rectangular-. Los cubos en las esquinas de la torre son macizos, salvo el de su extremo norte, que alberga una escalera de caracol para acceder a la plataforma. El aljibe se encuentra en los sótanos, cubierto por el mortero rojo usado en las construcciones musulmanes, resistente a la acción del agua.