Unas 42.000 parejas se han divorciado en Castilla-La Mancha desde 2013. Cada año, unas 3.500 familias han finiquitado su vínculo matrimonial ante un juzgado.
La cifra de separaciones ha sido menor, con algo menos de 2.000 casos en los últimos 12 años, alrededor de 170 anuales.
Mientras que el divorcio supone el final del vínculo matrimonial y permite a los antiguos cónyuges la celebración de nuevas nupcias con otras personas; la separación mantiene casados a los contrayentes.
El divorcio, por tanto, se adivina como una solución definitiva; la separación se concibe como la antesala de la ruptura definitiva o un impasse previo a la reconciliación.
En ambos casos, la evolución temporal de los dos indicadores, especialmente del relativo al divorcio, confirma un cierto descenso de las rupturas en las fechas más recientes.
La cifra de disoluciones matrimoniales más elevada de la serie histórica en Castilla-La Mancha se produjo en 2015, cuando 3.938 uniones desaparecieron. También ese año se alcanzó el dato más alto de separaciones, con 232 casos.
Por el contrario, los años más benévolos para la pervivencia de las parejas han sido los más recientes. En 2023, se produjeron 3.025 divorcios, el registro más halagüeño del periodo analizado: casi un millar menos que ocho años antes.
Por su parte, 2020 resultó favorable para las separaciones, con apenas 88 hechos. Los 107 expedientes de 2022 confirmaron una cifra positiva más allá del impacto que la pandemia pudiera desempeñar en estos indicadores.
Se acabó el amor ¿y otras causas?
La distribución temporal de las rupturas sugiere una relación directa entre el momento macroeconómico y la salud del nexo conyugal. Así, durante los años más duros de la crisis económica iniciada en 2008 (entre 2013 y 2015 según la serie analizada), se produjeron más divorcios y separaciones que en otros ejercicios en los que las apreturas por el dinero se intuyeron menores.
La sombra de la legislación también planea como factor decisivo, aunque la entrada en vigor del conocido como divorcio exprés se produjo en 2005, una distancia temporal que reduce sus posibles efectos de cara a 2013 y los años posteriores.
Por otra parte, se apunta como causa de la contención en el número de divorcios el estancamiento en la celebración de nuevos matrimonios.
Quiénes se divorcian
Las parejas emparejadas desde hace más de 20 años son el colectivo que protagoniza más divorcios en Castilla-La Mancha, con un promedio de 1.148 rupturas. En todo caso, esta cohorte abarca un número indefinido de aniversarios y muy superior al de los otros grupos con que se segmentan los datos.
Al respecto, cabe reseñar el elevado número de fracasos que se produce entre aquellas uniones que acumulaban entre cinco y nueve años de casamiento: el promedio de finales alcanza los 726 anuales en este colectivo.
Desde 2013 a 2024, en torno al 39 % de las rupturas que se han producido en la comunidad autónoma no contaban con hijos a su cargo. Aunque la descendencia se antoja como un refuerzo de la relación, especialmente cuando las criaturas aún son menores, casi la mitad de los divorcios se concretó pese a la existencia de niños.