Toledo ha vivido este sábado un nuevo fin de semana de congestión turística, tal y como ocurriese durante el reciente puente de la Constitución y la Inmaculada. Las calles más céntricas del Casco Histórico han vuelto a ser tomadas por paseantes atraídos por la iluminación, la decoración y los mercadillos de Navidad.

En las fotografías captadas por Venancio Martín puede verse la calle Comercio absolutamente repleta de personas al caer la noche, así como atascos en la avenida de Castilla-La Mancha y en el puente de Azarquiel. Sin embargo, el dispositivo de seguridad y movilidad diseñado por el Ayuntamiento ha funcionado y no se han registrado incidencias reseñables.

Las imágenes muestran además las escaleras mecánicas del Miradero rindiendo casi al 100 % de su capacidad y a centenares de visitantes abarrotando el mercadillo navideño de la plaza del Ayuntamiento, un espacio que vuelve a reunir a un gran número de familias gracias a las atracciones infantiles, como el ya tradicional carrusel.

Este escenario ha coincidido con una nueva protesta vecinal contra la masificación turística. Un grupo de vecinos y comerciantes del Casco Histórico se ha concentrado a las 19:00 horas en la plaza de Zocodover para denunciar el deterioro de la vida residencial en el barrio.

En esta ocasión, la concentración ha cambiado de ubicación respecto a convocatorias anteriores tras la sugerencia de la Delegación del Gobierno por motivos de seguridad. El punto inicial previsto eran las Cuatro Calles, en la antesala de la calle Hombre de Palo, una de las zonas con mayor saturación de personas durante la campaña navideña.

Se trata de la cuarta semana consecutiva de concentraciones pacíficas, con las que los convocantes buscan visibilizar el malestar ciudadano ante un modelo de Casco Histórico que, sostienen, ha expulsado al residente en favor del visitante.