La izquierda en Toledo ha iniciado una carrera contrarreloj para reorganizar sus fuerzas y poner fin a la falta de unidad de los últimos comicios con el fin de volver a tocar gobierno o, al menos, ser decisiva para su formación. La capital de Castilla-La Mancha se ha convertido en una plaza estratégica donde se decidirá si el Partido Popular del alcalde Carlos Velázquez, apoyado por los cuatro concejales de Vox, sigue al frente del Ayuntamiento.
El gran dilema es meramente matemático: mantener el único concejal obtenido por la coalición Izquierda Unida (IU)-Podemos en 2023 es insuficiente. La mayoría absoluta en Toledo se fija en trece ediles, por lo que el objetivo irrenunciable sería duplicar a dos concejales o, incluso, intentar arañar el tercero, algo que las formaciones implicadas ven muy difícil atendiendo a la oleada nacional decreciente.
Esta obligación de alianza es esencial, aunque históricamente difícil o al menos con necesidad de extensas negociaciones. La historia electoral muestra la necesidad imperiosa de que "los suyos" acudan a las urnas en mayo de 2027. En las últimas elecciones, el edil Txema Fernández, de IU-Podemos, consiguió 2.749 votos, con el 6,3 % de los votos.
Gráfico de regidores de Toledo por años y partidos.
Este dato contrasta con la época dorada de la confluencia. En 2015, en pleno ascenso de la nueva izquierda y los llamados gobiernos del cambio, la marca Ganemos Toledo consiguió cuatro ediles con 7.490 votos, lo que supuso el 16,7 % del total del electorado. Uno de cada seis toledanos depositó su papeleta en la urna.
La izquierda ha contado con representación ininterrumpida en Toledo desde que el Partido Comunista de España (PCE) obtuviera cinco concejales en 1979. Posteriormente, en 1983, sus tres representantes fueron esenciales para que el socialista Joaquín Sánchez Garrido se alzase con el bastón de mando. Más adelante, en 2007, consiguieron dos ediles para aupar a la Alcaldía al también socialista y actual presidente regional Emiliano García-Page.
Los exconcejales del Grupo Municipal Ganemos Toledo, en una fotografía de 2019.
La etapa de Ganemos
Durante la etapa de Gobierno en bipartito, hasta 2011, la coalición logró diversos hitos en la ciudad. Entre ellos destacaron la eliminación de calles con nombres franquistas, la puesta en marcha de un plan de empleo municipal, la ruptura del convenio con la plaza de toros y la recuperación del Paseo del Carmen en el Casco Histórico, transformando un aparcamiento indiscriminado en un parque público.
El papel clave llegó en 2015, cuando Ganemos, liderado por Javier Mateo, duplicó sus resultados, obteniendo cuatro concejalías en el Gobierno de coalición encabezado por Milagros Tolón (PSOE). Mateo asumió el área de Servicios Sociales, y la primera acción del ejecutivo fue una declaración de intenciones: ampliar la sede de la Asociación de Familiares de Alzheimer.
No obstante, a medida que avanzaba la legislatura, el grupo mayoritario y la alcaldesa fueron capitalizando las medidas de gobierno. La sensación general fue que Ganemos se desinfló, sin lograr materializar sus principales objetivos programáticos, como ampliar la participación ciudadana y la remunicipalización de servicios, que eran el eje central de su programa.
El conflicto surgió de cara a los comicios de 2019 durante la negociación de las listas entre IU y Podemos. Javier Mateo, previsible cabeza de cartel, decidió apartarse al considerar que Ganemos Toledo debía tener un papel más relevante, llegando a darse de baja de Izquierda Unida tras dos décadas de militancia. De este proceso nació la candidatura liderada por Txema Fernández, y la coalición Unidas Podemos cayó a solo dos concejales.
En el pulso político actual, el concejal en solitario Fernández ha optado por ejercer una oposición propositiva, rompiendo con el tacticismo clásico e incluso reconociendo los aciertos del adversario, aunque sin dejar de lado su ideario clásico. Un ejemplo reciente es su postura ante la nueva ordenanza turística del Partido Popular, donde optó por la abstención.
José Luis Resuela y otros integrantes de Sumar en Castilla-La Mancha.
Sumar aumenta su presencia pública
Frente a la estructura tradicional de IU, el movimiento Sumar está ganando impulso y visibilidad en la capital, liderado por la figura de José Luis Resuela, joven científico y monologuista, que ya se enfrentó en 2022 a José Luis García Gascón por el liderazgo regional de Podemos.
En Toledo, Sumar ha logrado aglutinar una mezcla de savia nueva con exmilitantes y exconcejales de IU y Podemos. Este grupo ha intensificado su actividad pública y mediática, especialmente en redes sociales, donde ha centrado su discurso en la crisis de vivienda y en las críticas al proceso de turistificación que afecta al Casco Histórico.
La tensión política se centra ahora en las mesas de negociación para conformar una coalición electoral de cara a las próximas elecciones. Aunque Sumar afirma que no obstaculizará las conversaciones, la distancia es palpable. IU buscará reivindicar el trabajo de su actual concejal y asegurar el protagonismo de sus siglas en la lista, mientras que Sumar podría erigirse como el 'nuevo' progresismo.
Será 'a dos'
Dada la baja visibilidad y la debilidad de Podemos en la capital, la confluencia se ha transformado en una negociación principalmente bilateral, entre IU y Sumar. Los principales escollos se perfilan claramente como el liderazgo de la lista y el reparto de los puestos de salida, además del entendimiento entre quienes se distanciaron hace tiempo y la diferencia de modelos.
Si bien la dirección final de las listas depende de que las cúpulas nacionales definan sus líneas estratégicas, el resultado a nivel local será determinante para el futuro del Ayuntamiento de Toledo. La izquierda toledana es consciente de que su supervivencia pasa por la suma de fuerzas, pero alcanzar esa unidad es un proceso complejo que va mucho más allá de una declaración de intenciones.
