Siempre se ha dicho que las profesiones ligadas a la carretera han sido de hombres, es más, los datos avalan la masculinización del sector del transporte. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), solo un 13 por ciento del empleo total en el transporte nacional corresponde a mujeres.
En la misma línea, un informe elaborado por la Asociación Nacional de Empresarios de Transportes en Autocares (ANETRA) señala que en España hay 524.703 personas que cuentan con el permiso de conducción tipo D (carné que autoriza a conducir vehículos de más de 9 plazas destinados al transporte de pasajeros), de las cuales 30.537 son mujeres y 494.166 son hombres.
Hace 29 años, Esther Flores abrió camino convirtiéndose en la primera conductora femenina de autobuses urbanos de la ciudad de Toledo de Unauto, la empresa concesionaria del servicio de autobuses urbanos de la ciudad de Toledo. "Yo estaba estudiando y un compañero que era conductor me dijo que buscaban a una mujer", recuerda en una conversación con EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha.
Esther en uno de los autobuses que conduce a diario.
El destino quiso que la toledana se encontrase en la búsqueda de un trabajo estable. "No había ninguna chica con carné de autobús y me animé con la idea de tener trabajo fijo", confiesa.
Su pionera llegada al volante no pasó desapercibida. "Al principio había gente que cuando llegaba a la parada no quería subirse conmigo. Me contaban que algunos se paraban en el mirador a verme porque sentían curiosidad. Me sentía mirada y súper controlada", explica la primera mujer del transporte urbano de Toledo.
Había momentos de incomodidad, pero también muestras y gestos de apoyo tanto dentro de la empresa como fuera. "El trato con los compañeros fue muy bueno desde el primer momento. Muchos viajeros me dieron la enhorabuena y me aplaudían, la verdad es que fue muy emocionante", cuenta con orgullo.
Esther conduciendo.
Tras tres décadas pisando el acelerador, saludando por la ventanilla y llevando las líneas 71, 72 y 10, Esther tiene claro que "ahora hay muchas más chicas" y que los actuales autobuses de la ciudad "son muy buenos y se conducen muy bien".
Sin embargo, resalta que la movilidad en la capital regional ha cambiado. "Lo peor ahora es el tráfico porque es imprevisible. Tú sales de la base y no sabes lo que te vas a encontrar en la vuelta".
"Yo siempre digo que el recorrido es el mismo, pero la situación no depende de nosotros", afirma haciendo referencia a los atascos, semáforos y demás inclemencias de la propia circulación. Desde su prisma, considera que "desde que han puesto el Hospital Universitario en el Polígono ha empeorado todo".
Otro de los aspectos que ha desmejorado de su día a día como conductora de autobuses es el trato humano. "La gente antes era más amable. Ahora es muy exigente y solo piensan en sus derechos y se olvidan del resto", lamenta.
Esther hablando con un compañero de Unauto.
A sus 61 años, esta toledana se levanta bien temprano porque su horario de trabajo no es el de un funcionario medio a pesar de prestar un servicio público. "Yo he sido una de las que empieza a las seis de la mañana y para eso tienes que levantarte a las cuatro y media de la madrugada", subraya.
A pesar de lo sedentario que parezca, esta profesión es físicamente exigente y a la larga puede pasar factura. "Me duele el hombro derecho, entonces solo utilizo el brazo izquierdo para cobrar los billetes", confiesa. Además, Esther señala que "todos los conductores estamos mal de la espalda".
La conciliación familiar también se ve en entredicho por la implicación y sacrificio que requiere. "Hay compañeras que tienen que dejar a los niños con los abuelos o ajustar horarios con la pareja". Por suerte, la empresa es flexible en ese sentido: "se tiene en cuenta pedir turno fijo para estar con los hijos".
Esther atendiendo a un viajero.
Después de todo, está contenta porque "en cuanto a salario, cobramos bien" y no cambiaría por nada su profesión. "Me encanta y disfruto mucho. Voy todos los días a trabajar súper bien", reseña.
Los autobuses urbanos son imprescindibles en el presente de Toledo, ya que según cuenta Esther "hay barrios que necesitan sí o sí el transporte público como puede ser Montesión, Azucaica o la Legua". En el primer semestre de este 2025, Unauto alcanzó un nuevo récord registrando 3,8 millones de viajeros hasta junio, casi un 4 % más que el pasado año.
"Creo que Toledo tiene un buen sistema de autobús. El abono está fenomenal, hay mucha gente encantada. Yo creo que el precio no está mal, dime tú que un viaje te cueste 34 céntimos es casi un regalo...", añade.
La historia de Esther Flores no es solo objeto de su orgullo personal sino que es y será el ejemplo para quienes vengan detrás al volante. Su valentía y la de muchas otras en diferentes ciudades se traduce en un crecimiento del 90% de nuevas conductoras en los últimos cinco años, según Mobility Friendly.
