Dejó de tener hueco para sus alumnas y amplió el negocio. Isabel Ruiz (35 años), diseñadora y modista toledana, es la mente detrás de Espacio Menta, un taller de costura que se ha convertido en un fenómeno en Toledo. Lo que empezó como clases para adultas en el barrio de Antequeruela, pronto se llenó de niñas con ganas de aprender. El éxito ha sido tal que ha dado un paso al frente con la apertura de una segunda sede en Buenavista: Espacio Menta Kids.
“Empezamos con talleres los sábados para niñas, solo por probar. Siempre tuve la idea, pero me daba miedo el jaleo”, cuenta Isabel. “Y de repente, se apuntaron un montón. Tantas, que ya no teníamos hueco para todas”.
El éxito de sus talleres en el estudio de la calle Azacanes ha llevado a Isabel a apostar por un segundo espacio, que abrirá a mediados de septiembre en el centro comercial de Buenavista. Las inscripciones continúan abiertas y ya tiene unas 30 alumnas confirmadas.
La creadora destaca que desde la pandemia buscamos nuevas actividades y experiencias, desde la costura a la cerámica o los bordados.
Con la vuelta al cole
“Hemos estado pintando y montando todo el mobiliario. Es inminente, pero hemos preferido dejar unos días de margen porque muchas madres nos decían que necesitan tiempo para organizarse con la vuelta al cole”, explica.
El nuevo espacio contará con dos grupos: los “peques”, de entre 8 y 12 años, y los “mayores”, de hasta 15. Aunque el enfoque principal es infantil, Isabel deja la puerta abierta a otros formatos. “Si hay huecos libres por las mañanas o algún día entre semana, quizás podamos organizar algo también para adultas en Buenavista".
Materiales utilizados en el taller.
En sus clases aprenden a coser a mano, usar patrones sencillos, decorar accesorios y manejar la máquina de coser. Las más pequeñas suelen comenzar con manualidades textiles como coleteros, peluches o bolsitas decoradas. Las mayores ya se animan con sus primeras prendas.
“Les encanta la máquina. Siempre pienso que empezaremos más tarde con ella, pero en cuanto la ven, la quieren probar”, comenta entre risas. “Cuando hacen algo con sus propias manos, se sienten capaces, orgullosas. Aunque sea un coletero, se lo llevan felices porque lo han hecho ellas”.
Va de emociones
Para Isabel, el auge de las actividades manuales no es casual. Tras la pandemia, muchas personas han buscado formas de desconectar y reconectar. “Tengo amigas que hacen cerámica o punto, y todas lo hemos notado. La gente quiere hacer cosas con las manos. Es una forma de desconectar, de concentrarse, y también de aprender a valorar más lo que usamos”, afirma.
Entre sus alumnas observa que ganan confianza y se desarrollan. "En el colegio tienen plástica, pero es muy dirigida. Aquí pueden crear algo útil, algo que usan o regalan. Algunas llegan pensando que no van a poder y luego descubren que sí”.
La máquina de coser es el elemento más deseado.
También diseña vestidos de novia y para invitadas.
Futuras diseñadoras
El impacto de este aprendizaje va más allá del entretenimiento. Las menores se interesan por el diseño de moda de forma seria y como posible profesión, como le sucedió a ella. “A mí me pasó igual. En casa siempre había máquinas de coser, pero como en el cole no lo veíamos, nunca pensé que podría dedicarme a esto. En cambio, muchas de mis alumnas ya me dicen: ‘De mayor quiero ser modista’. Y eso me emociona”.
"Es un proceso emocional"
Además de su labor como profesora, Isabel sigue al frente de su taller de confección a medida especializado en vestidos de novia. “Empecé con encargos para invitadas, y un día una chica me preguntó si le haría su vestido de novia. Me daba miedo decir que sí, pero pensé: ‘Es un vestido, como otro, solo que blanco’. Y así empezó todo”.
Uno de los diseños de Isabel Ruiz.
El proceso es completamente personalizado. “Lo bonito de los vestidos de novia es que los haces con la novia, no para ella. Es un proceso compartido, muy emocional”.
En solo un año, ha pasado de confeccionar dos a más de diez y en su agenda ya hay reservas para el año siguiente. “Esto no es algo que salga de la noche a la mañana. Pero cuando ves que funciona, que crece, te das cuenta de que merece la pena”.
