En la ciudad de Toledo, solo los más viejos del lugar recuerdan cuando todavía era posible darse un baño en el Tajo. El próximo mes de junio se cumplirán 53 años desde que el entonces gobernador civil decretase la prohibición de sumergirse en las contaminadas aguas del río, una situación que lamentablemente no ha cambiado cinco décadas después. 

Sin embargo, estos días decenas de toledanos han vuelto a disfrutar del río como nunca hubiesen imaginado poder hacerlo. Tras finalizar el episodio de crecida vivido a finales del mes de marzo, cuando el nivel del río subió hasta anegar distintos tramos de la senda ecológica, ha emergido una coqueta playa de fina y blanca arena en la zona de Tenerías.

Un sorprendente lugar de esparcimiento natural a los pies del Casco Histórico toledano que está congregando a muchos vecinos y visitantes que aprovechan esta playa fluvial generada por los sedimentos arrastrados por la crecida para tomar el sol, leer, relajarse o practicar deporte. Y, casi siempre, para inmortalizar el lugar con sus cámaras fotográficas o teléfonos móviles.

La pregunta que todos se hacen es cuánto tiempo durará el arenal. La respuesta generalizada, a modo de deseo, es que ojalá mucho tiempo. Y como por pedir que no quede, si el agua del Tajo bajase limpia, ya sería un pequeño paraíso.