El frío se ha hecho esperar este otoño en Castilla-La Mancha. La llegada de una masa de aire polar este fin de semana ha provocado un descenso de las temperaturas que se ha traducido este lunes en mínimas de hasta 2ºC en algunos puntos de Cuenca.
En la provincia de Guadalajara hay un municipio que está habituado a tener un día a día gélido. Se trata de Molina de Aragón, una localidad de 3.200 habitantes que ostenta el título del pueblo más frío de España y que llegó a registrar temperaturas de hasta -25,2 ºC en enero de 2021.
Molina es uno de los habituales en los 'top ten' de las temperaturas registradas más bajas del país durante el invierno. Tanto es así, que durante más de 300 días al año sufren heladas.
Molina de Aragón.
La vida de sus vecinos está marcada por esas duras condiciones climáticas. "Somos la Siberia española en todos los sentidos, no solo por el frío, también por la despoblación", resalta su alcalde, Francisco Javier Montes en conversación con EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha.
La preparación de los sistemas de calefacción y estufas comienza meses antes. "En abril o mayo ya preparamos la leña para cuando empieza a refrescar", explica Montes. De igual forma, el ayuntamiento se adelanta comprando sal para repartir en carreteras y calles ante posibles nevadas.
Más allá de la organización y la previsión, las relaciones personales juegan un papel fundamental. "Aquí somos todos una gran familia. Nos cuidamos unos a otros, estamos pendientes de lo que necesita cada uno e intentamos ayudar", detalla.
Vista del pueblo de Molina de Aragón, en Guadalajara.
Montes desvela uno de los trucos que aplican cada año, especialmente durante las olas de frío, para evitar que se congelen las tuberías de suministro de agua. "Cuando llegan las heladas, dejamos un hilo de agua caer en los fregaderos", afirma.
Otra particularidad del pueblo más frío de España son sus grandes oscilaciones térmicas que pueden ser de hasta 20 grados entre el día y la noche. Esto da lugar a situaciones poco comunes. "En verano durante el día tenemos un calor similar a Toledo y por la noche dormimos con manta", comenta Francisco.
Con apenas 1,8 habitantes por kilómetro cuadrado, la comarca de Molina-Alto Tajo, que tiene una extensión casi idéntica a la provincia vasca de Guipúzcoa, es un reflejo de las consecuencias de la España vaciada.
"En octubre mucha gente se va en esta época. Los Santos marcan un antes y un después. De noviembre a febrero muchas casas se cierran y se quedan vacías", lamenta el regidor.
Otro desafío es la falta de profesionales. "Necesitamos gente que quiera dedicarse a los oficios más tradicionales. En los últimos años algunos jóvenes han decidido formarse en estos trabajos y se han quedado en el pueblo porque están muy solicitados", cuenta.
Así luce el castillo de Molina de Aragón con su nueva iluminación artística: "La mejor de España"
Desde la apertura del Parador Nacional en mayo, Molina ha visto crecer los visitantes un 25 por ciento, impulsando la economía local. Además, el castillo medieval del pueblo que es uno de los mejores iluminados de todo el panorama nacional ha impulsado el municipio como un referente turístico.
"El Parador ha sido clave. Gracias al turismo en verano llegamos a triplicar población siendo más de 9.000 habitantes", destaca el alcalde.
Del frío extremo, Molina de Aragón ha creado una forma de vida que se ha convertido en su identidad. "Aquí el frío no congela el ánimo ni el espíritu", concluye Montes con la certeza de que 'La Siberia española' seguirá resistiendo gracias a su potencial turístico.
