Morir en un accidente de tráfico es diez veces más probable en Soria que en Madrid, en Cuenca que en Barcelona. Y el resto de la España vacía padece el mismo problema, según una información que publica este domingo El País con datos de la Dirección General de Tráfico.

Dichos datos son contundentes. Las provincias menos pobladas registran más fallecidos por cada millón de habitantes, en unranking encabezadoen 2018 por la propia Soria, Huesca, Zamora, Ávila y Cuenca, todas ellas con menos de 300.000 residentes. Por otro lado, las provincias más habitadas y con grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, registran las tasas más bajas, de acuerdo con las cifras de la Dirección General de Tráfico (DGT). Un problema más de las zonas despobladas de España.

El riesgo de morir en la carretera es, por ejemplo, tres veces más alto en Ávila y Cuenca que en Barcelona. O 10 veces más en Huesca que en Gipuzkoa. O que hay disparidad dentro de una misma comunidad autónoma: la tasa de Jaén (49 muertes por cada millón de habitantes), duplica la de Málaga (24).

El déficit de infraestructuras que lastra el desarrollo de las zonas despobladas perjudica la seguridad vial de los conductores. Las provincias que, como Soria, encabezan la lista de mortalidad tienen algo en común: casi todas las vías que las atraviesan son carreteras secundarias, donde ocurren tres de cada cuatro siniestros.

Desde hace años, la Asociación Española de la Carretera (AEC) denuncia el mal estado de las vías convencionales: “Hay un problema de inversión estatal que viene de la crisis”, señala Elena de la Peña, subdirectora general técnica de la AEC.

En su estudioSeguridad en carreteras convencionales: un reto prioritario de cara a 2020, la asociación lo deja negro sobre blanco. La falta de conservación, el tráfico denso (en especial de vehículos pesados) y el cruce de animales son tres de las principales causas de los accidentes de tráfico en las vías interurbanas. Soria encarna todos los factores de riesgo. Y Cuenca no anda muy lejos.