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El pistacho está de moda. El característico verde de este fruto seco ha invadido las pastelerías y el mundo del dulce, convirtiéndose en todo un fenómeno en las redes sociales que cada vez tiene mayor demanda.

Este auge ya fue previsto hace unos años por muchos agricultores de Castilla-La Mancha que decidieron arrancar sus viñas para plantar pistacheros. La apuesta fue tal que la región se ha erigido este 2025 como la cuarta comunidad mundial en superficie dedicada a esta semilla comestible, concentrando más del 80 por ciento de la producción nacional.

Maná Pistachos, la empresa familiar afincada en Villarrobledo (Albacete) fue una de las pioneras en el sector. "En 2013 plantamos los primeros árboles pensando a largo plazo, ya que es un fruto que tarda mucho en producir", explica Nacho Navarro, actual director de la explotación que atiende por teléfono a EL ESPAÑOL de Castilla-La Mancha.

Nacho y su familia en los comienzos de Maná Pistachos.

Con raíces agrícolas de varias generaciones dedicadas al cultivo del cereal, la viña y olivos, Nacho (@nachopistachooo en redes sociales) y sus padres apostaron por una gama de pistacho ecológico, a pesar de ser más sacrificada. Tres años más tarde, en 2016, montaron su propia empresa, Maná Pistachos, con la ilusión de poder elegir el precio, a quién y cómo vender su producto.

"Querríamos supervisar cada paso del proceso, desde la recogida hasta la venta al consumidor. Por eso decidimos crear una gama de pistacho ecológico y elaborarlo de forma artesanal", explica Navarro.

Productos de Maná Pistachos.

Gracias a los paraguas vibradores consiguen recolectar el fruto minimizando los daños para el árbol. Después, en un bombo de agujas, separan los abiertos de los cerrados y posteriormente se seleccionan uno a uno para asegurar un producto de máxima calidad.

Su filosofía de cuidar cada detalle, su experiencia y la dedicación familiar ha convertido a Maná Pistachos en un referente de agricultura ecológica y producto local en Castilla-La Mancha.

La inversión inicial y los extensos plazos para sacar rentabilidad suponen una barrera a la hora de apostar por este cultivo. Nacho detalla que el capital destinado puede variar mucho en función de las condiciones del terreno y si se planta en secano o regadío.

"Los primeros rendimientos son bajos, la rentabilidad de verdad llega más tarde. Puedes tardar 12 años en recuperar la inversión, dependiendo de los ciclos agrícolas", subraya.

No muy lejos, en Villanueva de la Jara (Cuenca), la empresa Agróptimum de Ángel Minaya ha revolucionado la forma de cultivar este fruto seco: han logrado reducir cinco años las cosechas a través de la modificación genética.

La fiebre del pistacho de los últimos años ha disparado la demanda, los precios y el número de explotaciones. Este 2025 hay 64.400 hectáreas plantadas solo en Castilla-La Mancha y se ha registrado más de 8.400 toneladas de cosecha, cuadriplicando los datos anteriores a 2016.

Pistachos en su finca de Villarrobledo.

Este auge no es del todo positivo para Navarro porque a su criterio "hay más competencia y eso me da casi más respeto que alegría".

Además, pone sobre la mesa la llegada de fondos de inversión que se centran en la producción masiva para cubrir esa demanda. "Hay empresas que invierten millones, pero en Maná seguimos apostando por el proceso artesano", explica.

Su apuesta por la línea ecológica no es casualidad, ya que la comunidad castellanomanchega también lidera en este ámbito. El 36 por ciento de esas casi 65.000 hectáreas producen esta variedad. "Aquí en Albacete y en zonas como Ciudad Real y Toledo se dan unas condiciones muy buenas para tener pistacho ecológico. En cambio, en zonas húmedas y el norte es más complejo por el tema de las plagas", afirma.

Maná Pistachos.

El precio del pistacho ecológico y artesano ronda los ocho euros el kilo en seco, mientras que para entrar en grandes superficies los productores locales deben competir contra los turcos, iraníes o californianos, lo que supone un precio de venta de menos de la mitad.

"Es injusto porque ni la mano de obra es la misma, ni las producciones son las mismas. Aquí todo es muy caro, el trabajador o la maquinaria no vale igual. Estamos hablando de que para que un precio final de 13 euros el kilo con el que trabajan los supermercados, el agricultor lo tiene que vender a 4 euros", lamenta.

Para Navarro la manera más rentable para es la venta directa y el comercio online para defender precios con los que cubrir costes. "La única forma de sobrevivir es controlando la comercialización, así lo hacemos nosotros", resalta.

Estand de Maná Pistachos en la feria BioCultura Madrid 2025 en Ifema.

En base a su experiencia, el pistacho manchego secado a baja temperatura y elaborado de forma artesanal conserva mejor las propiedades nutricionales. En cuanto a la ingesta diaria, "un reciente estudio de la Universidad norteamericana de Cornell recomienda consumir 49 pistachos al día por su alto contenido en antioxidantes", manifiesta.

El vínculo de Nacho y su familia con este fruto seco es tal que Navarro patentó recientemente un abridor de pistachos pensado para facilitar la labor de retirar la cáscara y evitar daños en las uñas.

"Tras estar nueve años tratando con muchos clientes se me encendió la bombilla y dije hay abridores de todo, pero no de pistacho", destaca visiblemente orgulloso.

"Aunque el pistacho es muy fácil de abrir, hay personas que tiene las uñas muy débiles o incluso personas mayores que no tienen fuerza. Es un mecanismo que parece que no tiene uso, pero te pones a abrir es una maravilla", añade.

Por tres euros puedes adquirir en Amazon la herramienta inventada por este albaceteño. Entre las reseñas de los usuarios destaca el testimonio de un comprador que asegura que le ha cambiado la vida. "Me encanta comer pistachos, pero siempre terminaba con las uñas hechas polvo intentando abrir los que tienen la cáscara casi cerrada", resalta.

Los datos y las historias como las de Maná Pistachos ponen en evidencia que el futuro del pistacho en España pasa por Castilla-La Mancha gracias a su modelo familiar que combina la rentabilidad y la sostenibilidad.

A lo largo de este recorrido hacia la consolidación como una superpotencia mundial de este fruto seco, el albaceteño tiene claro que "la defensa de la calidad y del producto propio, sin depender de grandes industrias y terceros países, es el verdadero camino", concluye Nacho Navarro.