El parque de ecoturismo y aventura Toroverde prevé alcanzar un millón de visitantes anuales en torno a 2031, una estimación para la que se apoyarán en la condición de Cuenca de punto intermedio entre Madrid y Valencia, en el tren de alta velocidad que une a esta ciudad de Castilla-La Mancha con ambas urbes o en el medio millón de viajeros procedentes de Estados Unidos que cada año visitan la capital de España.
La meta del millón de entradas vendidas se apunta como un objetivo de medio plazo a conseguir en el momento en que estén "finalizados todos los componentes" del proyecto. El cronograma planteado por la empresa promotora estima que el complejo estará a pleno funcionamiento cinco años después del inicio de las obras: en el inminente 2026 comenzarán las primeras actuaciones; en la primavera de 2027 abrirá al público.
La documentación entregada a la Junta de Comunidades por Toroverde esboza un volumen de usuarios que dispararía los flujos turísticos de la provincia. La receta con la que Cuenca se ofrece al excursionista aúna el patrimonio monumental de la capital con una oferta más o menos estructurada de turismo rural en otros puntos del territorio.
Si la millonaria previsión se materializa, el crecimiento sostenido del turismo en esta plaza se vería desbordado: la llegada de visitantes a la ciudad histórica amurallada adquiriría una nueva dimensión.
La tramitación como Proyecto de Singular Interés (PSI) se fundamenta a partir de una idea original y sin igual en el segmento del turismo verde en España: el parque de Cuenca, imitación de otro que funciona con éxito en Orocovis (Puerto Rico), combina una serie de elementos que propuestas ya asentadas como Puy du Fou, Port Aventura o Parque Warner —con los que se comparan en su estudio de mercado— no tienen.
Con una inversión de unos 120 millones de euros, el espacio por erigir augura un consumo creciente de "productos de lujo enfocados al ecoturismo" por parte de su público potencial, una de las razones sobre las que fundamentan su apuesta.
El complejo por levantar dispondrá de restaurantes, comercios y espacios para eventos. Además, el alojamiento incluye tanto un hotel como cabañas integradas en la naturaleza, una suerte de campamentos de lujo construidos con materiales y procesos de bajo impacto.
Asimismo, Toroverde ofrecerá a sus visitantes rutas de senderismo, recorridos en bicicletas eléctricas, tiro con arco, lanzamiento de hacha, jardines y estanques. También añadirá una plataforma de observación de estrellas y senderos ecológicos e interactivos con paradas dedicadas a bienestar, divulgación ambiental o arte.
Impacto en el territorio
El parque se ubicará en unas 1.200 hectáreas de montaña de la Sierra de Bascuñana repartidas entre los términos municipales de la propia Cuenca, Mariana y Sotorribas.
Toroverde cifra en medio millar el número de empleos directos que se crearán gracias al parque una vez el complejo se levante en su totalidad.
En la misma línea, los promotores aseguran que el desembarco de esta iniciativa también beneficiará al tejido empresarial conquense, un vaticinio para el que toman el ejemplo de Puerto Rico. En 2009, la localidad de Orocovis apenas contaba con cuatro restaurantes, por los 37 actuales. Aquel parque reúne a unos 245.000 visitantes al año, un dato que su igual de Cuenca espera rebasar con creces.
La memoria presentada por la empresa al Gobierno regional también contempla un fuerte efecto arrastre para las empresas ya existentes gracias a la contratación de proveedores de construcción, mantenimiento, restauración y actividades complementarias, unas sinergias que se iniciarán durante la fase de obras y se mantendrán con la apertura del recinto.
En paralelo, muestra su compromiso con la "implantación de programas e iniciativas sociales enfocadas a la concienciación ecológica, la divulgación de la naturaleza y al fomento de hábitos de vida saludables".
